Son muchas las películas, son muchas y excelentes la mayor parte de ellas, como le hubiera gustado a su creador, nuestro gran y desaparecido amigo Arturo Rodríguez.
En su nombre, vamos a darles algunos títulos de aquellas que ya hemos visto y que de antemano podemos recomendarles por su gran calidad.
“Gabrielle”
La película de apertura de la Muestra, siendo en esta oportunidad dedicada a Cánada, es de la directora Louise Archambault, “Gabrielle”.
Este film nos cuenta una hermosa y sentimental historia de amor. Y, dirán a lo mejor, que se han hecho docenas y docenas de cintas hermosas y sentimentales, algunas incluso de tremendo valor estético.Pero lo que diferencia este relato de las demás es que sus intérpretes no son actores y actrices profesionales, sino jóvenes que sufren de discapacidad intelectual, llámese como se les quiera llamar.
En realidad, Gabrielle Marion-Rivard y Alexandre Laneky padecen esa discapacidad, ellos se representan a sí mismos, ellos están enamorados y ellos buscarán la manera de vencer las dificultades propias de su condición y las que pone el entorno que les rodea y condiciona para alcanzar la culminación de su amor.
No es una gran película, pero es una historia penetrante capaz de llegarnos muy hondo. Y los chicos lo hacen muy bien.
“Incendies”
Si hubiéramos estado al frente de las decisiones, esta hubiera sido nuestra selección para abrir la Muestra por la puerta grande.
Porque este film de Denis Villeneuve es formidable desde cualquier punto de vista: cinematográfico, porque ofrece una puesta en escena envidiable para cualquier director famoso, y con una historia capaz de sacudir hasta a los más cerrados caparazones mentales.
La saga de estos dos hermanos que, cumpliendo el último deseo de su madre, emprenden un viaje por los inhóspitos territorios del Oriente Medio, la idea de cómo ellos enfrentan peligros de muerte a cada paso, y el final que espera para dejarnos como de piedra, estupefactos, sin aliento, todos esos detalles convierten a “Incendies” en, probablemente, una de las tres o cuatro mejores películas de toda la Muestra.
Claro que no está en competencia, porque podría resultar abusivo para muchos de los films que participan en la competencia oficial. Pero a Villeneuve deberían hacerle por lo menos un reconocimiento, porque hacer cine de esa categoría no es algo frecuente.
“Rebelde”
Esta es una de esas películas que toma a cualquier desprevenido, descolocado, y le asesta un formidable puntapié en la conciencia. Porque, por más que uno se sienta informado, por más que leamos informes, noticias, comentarios sobre lo que sucede a través de este nuestro mundo ancho y ajeno, casi nunca estamos a la espera de que nos lo presenten de manera clara, objetiva, en vívidas imágenes llevadas por la mano de alguien que sabe lo que está haciendo en materia cinematográfica.
Y eso es “Rebelde”, en francés “Rebelle”, en inglés “War Witch” (decimos todos estos títulos no para banalizar demostrando conocimiento sino para que la puedan localizar en internet, comprarla, conservarla, porque es un magnífico documento), un film de Kim Nguyen, quien debe ser coreano o de algún país asiático pero que maneja esta producción canadiense con mano segura e inspirada para contarnos sobre una una pequeña niña de alguna tribu del África Subsahariana que, viviendo en su hogar precario junto a su familia, compartiendo el hambre nuestra de cada día, un mal día es raptada por los guerrilleros “rebeldes”. Y, ¿para qué? Primero, para que sea objeto de placer sexual de alguno o algunos de los “patriotas”; segundo, para convertirla en otro guerrillero con la única misión de matar a quien se le ponga por delante o morir.
Formidable, formidables esos niños actores, formidable la idea, el conocimiento de que en Cánada se está haciendo un cine que peca de poco abundante, pero abunda en gran calidad.
“La gran belleza”
Paolo Sorrentino, un nombre que no conocíamos en el cine italiano (es tan escasa esa cinematografía por estos lados), nos choca con su impecable visión de la alta burguesía, la intelectualidad, la alta moda, la política en su país.
Sorrentino es punzante, duro con esa su gente, se burla de todo y de todos, incluyendo a altos personajes de la iglesia católica, a una “santa” (¿la madre Teresa tal vez?) que se escurre por los suelos esparciendo su santidad huera, unos intelectuales que son puro y perfecto bla bla, unos políticos que lo único que buscan en su propio beneficio (¿a quiénes se nos parecerán?).
Para nosotros, “La Grande belleza” es un homenaje al gran Federico, a ese Fellini que tantas satisfacciones nos brindara durante años, incluso el personaje central, interpretado impecablemente por Toni Servillo, es una estampa del Guido de Marcelo Mastroianni en “La dolce vita”, en “8 y O”.
Y esa parodia cruel y risible a la vez es a Italia, a la Roma eterna; no en balde las vacuas orgías del personaje central en una terraza de un piso alto tiene como fondo el archi famoso Coliseo, aquello del “pan y circo” que desde tan lejanos tiempos nos llega. Gran película, “La grande belleza”.
“La vida de Adele”
“La vie d’Adele”, de Abdellatif Kekiche, un nombre nuevo para nosotros, es otra de las grandes películas de la Muestra, es otra gran película donde quiera se exhiba.
Pero, por si acaso, una advertencia: no es cine para puritanos, no es cine para aquellos que se espantan con un viento del sur pero no observan lo que sucede tras él. Porque Adele es una jovencita que descubre que es lesbiana, y encuentra su compañera, y se encuentra a sí misma durante un proceso que, para esos otros que quieren despachar un gran film en hora y media, se prolonga por más de dos horas.
Y si la puesta en escena de esta cinta es formidable, ¿qué decir entonces de esas dos chicas que Kekiche nos enfrenta de manera tan decidida? Adele Exarchopoulos es una pequeña maravilla, ofrece una caracterización de esas que, desconcertado, cualquiera se detiene a comparar con interpretaciones de actrices veteranas, consagradas. Su compañera, Lea Seydoux, es también excelente, pero no a esa altura mareante.