Un hombre de 79 años con un agresivo cáncer en la boca se convirtió hoy en el primer enfermo terminal al que se aplica la eutanasia en Colombia, donde desde abril está reglamentada la muerte asistida por mandato de la Corte Constitucional.
Tal como había pedido, Ovidio González murió hoy en la ciudad de Pereira (centro) tras recibir una potente sedación en la Clínica Oncólogos de Occidente.
Hace una semana la clínica le había cancelado el procedimiento quince minutos antes de que se llevara a cabo por discrepancias entre los médicos acerca de si su caso cumplía los requisitos que establece el protocolo vigente.
El hijo de Ovidio González, Julio César González, muy conocido en Colombia como caricaturista, inició una campaña en medios y redes sociales para dar a conocer lo ocurrido tras reponerse del impacto psicológico que le causó la situación.
Según su versión, la cancelación hace una semana del procedimiento se debió a que un médico de la clínica alegó que "para cumplirle ese derecho (el enfermo) tenía que estar completamente postrado", mientras que, a su juicio, Ovidio González podía vivir como estaba "otro tiempo".
Por parte del centro se adujeron supuestos vacíos legales y el Ministerio de Salud, el cual a finales de abril estableció por mandato de la Corte Constitucional el protocolo para aplicar la eutanasia en casos terminales, tuvo que salir a aclarar las cosas.
Para Carmenza Ochoa, directora de la Fundación por el Derecho a Morir Dignamente, la situación de Ovidio González, que padecía fuertes dolores y tenía desfigurado el rostro por el cáncer, se ajusta al proceso aprobado en Colombia.
"El caso era indudablemente terminal porque era incurable con la tecnología que existe hoy en día, progresivo, incapacitante y deteriorante. Le causaba sufrimiento al paciente, era definitivamente terminal", aseguró hoy a Efe.
La experta destacó la relevancia de este caso, que es la "primera muerte legal" en América Latina y que convierte a Colombia en un país "pionero en el desarrollo de la muerte digna".
Según Ochoa, una de las características que permitió a Colombia adelantarse a otros países vecinos a la hora de desbrozar este complejo y polémico asunto fue la Constitución de 1991, porque "ya no esta basada en Dios sino en la dignidad de la persona".
Sin embargo, no se contó con un protocolo definido hasta finales del pasado abril, cuando el Ministerio de Salud especificó que la eutanasia solo se aplicaría a enfermos terminales que solicitaran el procedimiento con plena consciencia.
Se abre entonces un trámite administrativo en el que confluyen varios especialistas médicos que informan al paciente de todas las opciones alternativas que tiene, como "cuidados paliativos o sedación terminal", explicó en su momento el ministro colombiano de Salud, Alejandro Gaviria.
Posteriormente un comité interdisciplinario científico integrado por un médico especialista, un abogado y un psicólogo examina al caso y pide al paciente que ratifique su deseo de someterse a la eutanasia.
En caso de que este comité tome una decisión afirmativa, el procedimiento se aplica en 15 días a través de una "súper sedación terminal", apuntó el ministro.
Tras conocer la muerte de González, la Diócesis católica de Pereira, ciudad en la que fue realizado el procedimiento, dijo que poner fin a la vida de las personas "disminuidas, enfermas o moribundas, es moralmente inaceptable" y un "acto homicida".
En la edición de hoy de El Tiempo, el hijo de Ovidio González, que como caricaturista usa el nombre de "Matador", publicó una viñeta dedicada a su padre en la que aparece portando dos maletas y diciéndole a la muerte que "muere por viajar".
A través de su cuenta de Twitter y bajo el eslogan "por el derecho a morir dignamente", también retuiteó una imagen de su padre abrazado a la muerte, la cual le dice: "a descansar don Ovidio". EFE