Agarrado de la reforma fiscal que propuso y de la mejoría en la marcha de la economía, el presidente Donald Trump celebra el primer aniversario de su régimen, con la amenaza del cierre del gobierno y con un rosario de errores y promesas que no ha podido cumplir.
El Presidente puede vanagloriarse de que consiguió la reducción de los trámites regulatorios, y de que la economía, sus opositores dicen que solamente en parte, le sonríe con 4% de desempleo y rumbo al 3% del crecimiento.
Trump, quien desde su inicio tras el triunfo frente a la demócrata Hillary Clinton, dedicó sus primeras palabras a denunciar lo que llama “prensa deshonesta”, tiene en contra a los mayores medios de comunicación que ven que el caos se ha apoderado de la Casa Blanca.
A poco de asumir el mando, el presidente Trump consideró a los medios como los más deshonestos del mundo y anunció que daría premios a los más corruptos, como hizo la semana pasada poniendo en la cesta a algunos de los más famosos como The New York Times y CNN.Si bien la reforma fiscal le ha ayudado a materializar algunas ofertas como la disminución de los impuestos, que las empresas han aplaudido, tiene ante sí promesas muy puntuales como la construcción del muro en la frontera con México y el tema migratorio.
Trump logró reformar la Corte Suprema de Justicia y en lugar del fallecido juez Antonio Scalía, propuso al magistrado Neil Gorsuch, un prestigioso abogado de carrera en los tribunales y considerado competente tanto por demócratas como por republicanos.
Hablan las encuestas
Mientras la última encuesta de la Universidad Quinnipiag encontró que los electores ven bien, o muy bien, el desempeño económico de Trump, la medición de Gallup halló que el respaldo del Presidente ha llegado a su cota más baja, alrededor del 30% de favorables.
Según los resultados de la encuesta Quinnipiag, 50% quiere que los demócratas controlen la Cámara de Representantes contra 39% y una mayoría de 52% se alegraría de que el Partido Demócrata tenga el control del Senado en las elecciones de noviembre.
El estilo de política exterior ha sido pesado. Su insulto a México, un socio comercial fundamental, porque supuestamente sólo envía migrantes malhechores, violadores y drogadictos, fue tan insistente como su empeño en construir un muro en la frontera común.
Lo del muro parece ser un tema intransigente. Primero insistió en que México tendría que costearlo y luego habló de algunas alternativas. La propuesta de Trump se produce en momentos en que el país vecino se prepara para las elecciones generales este año.
Deja Acuerdo de París
Trump propuso abandonar el Acuerdo de París para la protección del medio ambiente, aceptado ya por cerca de 200 países, y reconoció a Jerusalén como la capital de Israel. El retiro de la Embajada hacia esa ciudad anticiparía la destrucción de los acuerdos de paz. Todas esas decisiones de política exterior las ha tomado Trump sin escuchar al Departamento de Estado, donde no ha nombrado todavía varios subsecretarios, entre ellos de asuntos latinoamericanos.
Al llegar al puesto botó a muchos embajadores y otros renunciaron. El Departamento fue sacudido la semana pasada por notas diplomáticas de Haití, El Salvador y algunos países africanos, luego de que se le atribuyera al Presidente haber llamado letrinas a esas naciones y rechazar la presencia de sus migrantes en suelo americano.
La obsesión de Trump con Haití no se entiende. Durante la campaña electoral achacó a la candidata Clinton haberle hecho daño a ese país y manejar negocios con su fundación. Pese a que pidió el apoyo de la diáspora haitiana, ahora se propone mandar de regreso hasta 60,000 acogidos en el programa de Protección Temporal y a miles de residentes ilegales.
Aunque discutida la diatriba en el mundo entero, cayó mal también en Noruega, país puesto como buen ejemplo, cuyos ciudadanos Estados Unidos acogería. Medios de comunicación escandinavos condenaron sin piedad que Trump tomara a su país en su boca.
La propuesta de Trump cayó mal entre la comunidad afroamericana que la vio como racista. En Estados Unidos viven 22,000 noruegos, la mayoría de ellos técnicos y asesores de compañías. Quizás por su desconocimiento de la geografía política, el presidente Trump no sabía que Noruega es un país igualitario, con seguridad social para todos, sin analfabetos. El pasado jueves, el presidente dijo que México es el país más peligroso del mundo, lo que no acarreó mayor queja del gobierno del presidente Peña Nieto, acostumbrado a esas denuncias. Los mexicanos parece que han ganado la apuesta de quién construirá el muro.
Trump ha estado envuelto en una guerra de insultos verbales con el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, quien ha autorizado el lanzamiento de misiles que amenazan las ciudades norteamericanas. Un toque errado al botón de alarma de misiles causó pánico en Hawaii.
Quizás por su desconocimiento de la política exterior, el gobernante norteamericano puso esperanzas en que Rusia y China, los principales socios comerciales de Corea del Norte, y el segundo con frontera común, le ayudarían a aplacar el tono belicoso de Pyonjang. Atemorizados por ser los primeros en el camino de cualquier agresión norcoreana, Corea del Sur, donde se celebran en febrero los Juegos Olímpicos de Invierno, acordó la participación del país comunista portando una bandera común.
Fuego y Furia
A principios del mes la Casa Blanca intentó detener la salida del libro Fuego y Furia, del periodista Michael Wolff, basado en conversaciones con el ex asesor presidencial y cómplice del presidente Trump, Steve Bannon, y sus propios juicios sobre interioridades del gobierno.
Abogados de la Casa Blanca amenazaron con enviar por acto de alguacil una intimación para detener la publicación, pero la editorial adelantó la tirada. El paquete que llegó a la librería Kramerbooks, de Washington, se agotó en pocas horas pese a la nevada de ese día. En el libro se relatan interioridades de la Casa Blanca y se habla del contacto del hijo mayor de Trump, Donald, con agentes rusos durante la campaña. Bannon califica la acción del joven Trump como “antipatriótica” y “traición”.
Trump tenía planes para pasar el fin de semana en Mar-A-Lago, su mansión en la Florida, pero ello estaba en veremos mientras se discutía en la Cámara de Representantes si se aprobaba o no el cierre del gobierno, lo que sería un golpe a su mandato.Guarionex Rosa | ANALISTA POLÍTICO..FUENTE LISTIN DIARIO