Según el último informe de la Oficina de Desarrollo Humano del PNUD, la tasa de desocupación de los jóvenes entre 15 y 24 años en el período 2000-2007 ha sido, en promedio, más del doble que entre los mayores de 25 años; y el desempleo de las mujeres es tres veces mayor que el de los hombres.
En promedio, entre 2000 y 2007, el 58% del total de personas desempleadas está por debajo de 29 años de edad. Cada año se incorporaron a la población económicamente activa unas 13,817 personas jóvenes de entre 15 a 24 años, de los cuales solamente 2,586 encontraron empleos.
Esto significa que de los 72 mil empleos promedio que se crearon anualmente sólo el 4% fue ocupado por jóvenes. De los jóvenes que están empleados la mitad trabajan en el sector informal y el 47% de las personas que trabaja sin remuneración son jóvenes.
Los empleos de las mujeres son también en el sector informal. Dos de cada tres está empleada en ese sector y mientras más elevada es la tasa de pobreza de una provincia hay menos empleos para las mujeres. En general, son empleos inestables, vulnerables y poco valorados.
Además, el 45,9% de los empleos nuevos creados en el país entre 2000 y 2007 corresponde a trabajos domésticos, peluquerías, colmados y choferes, renglones de muy baja productividad.
En términos absolutos de los 72 mil nuevos empleos creados en ese periodo aproximadamente el 46% fue creado en esas cuatro categorías. Ese dato evidencia la mala calidad de los nuevos empleos, el escaso impacto en el desarrollo humano y lo poco que contribuyen a lograr una inserción exitosa en la economía mundial.
Por esta razón, este informe propone políticas específicas para impulsar el empleo de calidad en jóvenes y mujeres así como en otros colectivos con problemas específicos como personas con discapacidad.
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