República Dominicana conmemora hoy lunes el 51 aniversario de la expedición armada de Constanza, Maimón y Estero Hondo que llegó al país el 14 de junio de 1959 para derrocar al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina. Los actos oficiales para recordar a la Raza Inmortal se iniciaron este domingo con la presencia del presidente Leonel Fernández en la inauguración en Constanza de un monumento de 4.4 metros de altura, que consta con una tarja conmemorativa de la fecha y una estatua que representa a los expedicionarios.
El monumento, ubicado próximo al aeropuerto, está rodeado de 54 árboles marcados con los nombres de cada uno de los hombres que llegaron vía áerea al aeropuerto militar de este municipio, uno de los tres frentes por donde ingresaron los combatientes.
Los expedicionarios estaban dirigidos por Enrique Jiménez Moya, un dominicano que ingresó con rango de teniente al ejército rebelde que llevó al poder a Fidel Castro en Cuba, tras derrocar al dictador Fulgencio Batista.
Obviamente la mayoría de los combatientes eran dominicanos, pero también habían varios cubanos, venezolanos, puertorriqueños, norteamericanos, españoles, un guatemalteco y un nicaragüense.
El éxito de la misión se vió desde un principio plagado de obstáculos, principalmente a causa de los errores cometidos por los propios participantes y el férreo sistema de espionaje conque contaba la tiranía, lo que dejó al descubierto desde un principio los planes de los héroes de junio.
Y precisamente esa situación hizo a Constanza entrar por la puerta grande a las páginas de la historia. Este frío y montoñoso municipio vegano no estuvo nunca en la agenda de los expedicionarios, sino la llanura de San Juan de la Maguana, donde ya Trujillo había ordenado cavar zanjas y derribar árboles para impedir el atrerrizaje del avión Curtis procendete de Cuba.
Tras el aterrizaje en Constanza a las 6:00 de la tarde del domingo 14 de junio, se produjo inmediatamente un enfrentamiento que obligó al piloto venezolano Julio César Rodríguez regresar a Cuba con los aparatos de comunicación que utilizarían en las montañas, y las minas antitanques fabricadas en la vecina isla.
A causa de ese imprevisto el grupo se dividó en dos, uno encabezado por Jiménez Moya y el otro por el cubano Delio Gómez Ochoa. Tras soportar intensos bomberdeos, los sobrevivientes se rindieron o fueron capturados, y la mayoría fusilados.
En el frente de Constanza sólo sobrevivieron los cubanos Gómez Ochoa y Pablo Mirabal, apresados el 11 de julio, Alfredo Almonte Pacheco, Poncio Pou Saleta, Mayobanex Vargas y Francisco Medardo Germán, quienes luego de soportar intensas torturas y ser llevados a juicio, fueron dejados en libertad.
Pero la suerte de los demás expedicionarios que ingresaron por Maimón y Estero Hondo no fue diferente. A la par de la intervención aérea, se organizó otra por mar compuesta por las lanchas Carmen Elsa, dirigida por José Horacio Rodríguez al mando de 121 hombres, y la Tínima, encabazada por José Antonio Campos Navarro, al frente de 48 combatientes.
Los combatientes de ambos bandos, que salieron de Cuba el sábado 13 de junio y llegaron a Maimón y Estero Hondo el día 20, también fueron facilmente derrotados, y los sobrevivientes salvajemente torturados y luego fusilados.
Pero la sangre derramada por los expedicionarios allanó el camino para que meses después se acrecentara el deseo de libertad en la conciencia de un puñado de jóvenes que en honor a los combatientes formaron el movimiento clandestino 14 de Junio, que trató de convertirse en el brazo político con el que no contó en el paí la gesta de Constanza, Maimon y Estero Hondo.
Dos años después, la semilla sembrada en las frías y escarpadas montañas ya había germinado las ansias de libertad del pueblo dominicano, que puso fin a la tiranía cuando el sátrapa cayó abatido la noche del 30 de mayo de 1961. La mayoría de los mártires no pudieron presenciar su obra, pero el sueño definitivamente se había cumplido.
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