La preferencia sexual ha sido foco de discusiones desde la antigüedad, y más ahora donde el número de homosexuales florece sin timidez. Ante lo que ya es una realidad, la pregunta que a través de los años no ha conseguido respuesta es si "ell@s" ¿nacen o se hacen?
Existen hasta el momento cuatro tendencias que tratan de ponerle fin al polémico tema: la religión los condena, el psicólogo culpa el ambiente, el psiquiatra los libra de pecados y "ell@s" prefieren denominarse “personas especiales”.
“El homosexual se hace. Eso se aprende. Lo primero es que este tipo de persona, en su mayoría, ha pasado por una experiencia de falta de modelos en los primeros años de su vida”, afirma el psicólogo José Dunker, quien además de religioso evangélico, ha realizado estudios especiales sobre “el tercer sexo”.
A su juicio, el homosexual masculino no tuvo un papá que estuviera cerca y le sirviera de modelo, por lo que su comportamiento quedará profundamente marcado por las acciones y actitudes de su madre y/o hermanas.
Esto implica, según Dunker, que los niños se desarrollen con un comportamiento amanerado o afeminado, lo que repercute en que sean más propensos a violaciones o abusos de adultos con problemas mentales.
Contrario al doctor Dunker, el director del Instituto de Sexualidad Humana de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Rafael García Álvarez, considera que gran parte de los homosexuales nace así, el resto figura por moda, ambiente o abuso sexual.
“La gran mayoría de individuos que tienen esta preferencia nacieron así. Su inclinación pudo despertarse desde muy pequeños y son personas que no les interesa ser cambiados”, asegura García Alvárez, quien destaca que a diario debe lidiar con este tipo de personas porque en el instituto que dirige se presentan decenas de parejas homosexuales que le confiesan este tipo de criterios.
Otra versión la agrega el doctor Parquino Santana, psicólogo católico de larga data que afirma "ninguna de las teorías que atañen este problema a cuestiones externas ha podido demostrar su credibilidad. Entiende que si se considera la homosexualidad como un problema hormonal o genético, debería de correr la misma suerte la pedofilia o necrofilia, La primera se refiere a inclinarse por tener relaciones sexuales con niños y la segunda con muertos".
De su lado, el siquiatra Héctor Guerrero Heredia afirma que la homosexualidad “no es un problema siquiátrico, es una preferencia sexual. Y como tal, hay muchos estudios que confirman que la gran mayoría nace con una predisposición para eso”.
Pese a las versiones de los médicos, son los propios homosexuales los que prefieren considerarse simplemente como “personas especiales”, los cuales, a su entender, son los que más sufren la discriminación social.
“Yo nací siendo homosexual. Es una condición, no una elección”, aclaró la comunicadora Mia Cepeda, quien figura como uno de los homosexuales más populares del país porque a simple vista parece una mujer como cualquier otra, pero según ella aún guarda su parte viril.
Narra que en su caso personal tuvo que enfrentarse a su familia y vecinos porque la discriminaban.
“Cuando en mi casa se enteraron que era homosexual tuve mucha represión por parte de mis padres, a eso se sumaron mis amistades y vecinos”, confesó Cepeda, además de decir que el problema se centra en que todos opinan, pero nadie le busca soluciones al problema.
El doctor García Alvarez destaca que la medicina descartó la homosexualidad como una enfermedad y la considera simplemente como una forma de preferencia sexual en la que el individuo prefiere inclinarse por una persona de su mismo sexo.
Todavía persiste la interrogante sobre si ser homosexual es una condición del ambiente o se nace con ella. Lo que sí es cierto es que en nuestro país sobrepasan los 300 mil, y como se perfilan las cosas “los meros machos van en picada”.
Antecedentes
Las conductas homosexuales son tan añejas como la propia historia de las civilaciones mundiales. Grandes filósofos y líderes como Alejandro Magno, Horacio, Julio César, Marco Antonio, William Shakespeare -entre otros tantos- encabezan la lista de amantes de su propio sexo.
Desde las ciudades-estado de la antigua Grecia o desde Roma y sus emperadores (Trajano y Adriano) hasta los chamanes siberianos o los sanadores de dos espíritus de los indios norteamericanos o los miembros de las tribus africanas, pasando por los emperadores o los eruditos chinos, gente de todo el mundo entendía y respetaba la existencia de la vulnerabilidad del hombre frente a la belleza de otros hombres.
Hoy la homosexualidad está perseguida y castigada en 80 países, con diferentes grados de penas. En Latinoamérica, la legislación de Nicaragua castiga esta orientación sexual y en Panamá se penaliza la práctica de la sodomía con cárcel. En otros países hay discriminación a la hora de ingresar en el ejército, formar parte de un partido político, etc. Abundan las teorías que tratan de explicarlo por factores genéticos, educacionales o psicológicos, sin que se haya llegado a ninguna conclusión.
Animales homosexuales
La homosexualidad es un hecho habitual dentro del reino animal, habiendo sido registrado en más de 1.500 especies, con perros, gatos, loros e incluso pulpos, entre ellos. Muchos de los animales son bisexuales aunque algunos son exclusivamente homosexuales.
El índice de homosexualidad en el reino animal varía desde un 2 a un 15%, según la especie, siendo el campeón una especie de loro: la cacatúa rosa, con un 44% de ejemplares que mantienen relaciones con su propio género, según el biólogo noruego Geir Einar Ellefsen Soeli.
Asimismo, la bisexualidad también es muy frecuente, especialmente en primates superiores, lo que les permite aliviar tensiones, mantener al grupo unido, o como en el caso de los delfines, crear vínculos que favorecen la búsqueda y la protección de las hembras.
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