VIRGINIA.- Apenas 24 horas separan a Teresa Lewis de convertirse en la primera mujer ejecutada en el estado de Virginia desde 1912, después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazara su petición de clemencia. Si no hay un recurso de última hora -y todo apunta a que no- Lewis, de 41 años y condenada a la pena capital por doble asesinato, recibirá la inyección letal este jueves a las 9 de la noche (hora local) en el correccional de Greensville, donde está presa desde el año 2003.
En lo que va de año, se ha ejecutado a 38 personas en Estados Unidos, dos de ellas en el estado de Virginia, y, de cumplirse todos los pronósticos, Lewis será la duodécima ejecución en el país desde que se restauró la pena de muerte en el año 1976.
La revocación del Tribunal Supremo, con sólo dos votos a favor de los nueve que conforman el panel, llega envuelta de una fuerte polémica ya que los abogados de Lewis alegan que su cliente padece retraso mental.
Tanto es así, que en los últimos meses se han puesto sobre la mesa del gobernador de Virginia, Robert McDonnell, unas 4.000 peticiones de clemencia.
Bajo coeficiente intelectual
Los defensores de la condenada, una de las 53 mujeres en el corredor de la muerte en el país, sostienen que el coeficiente intelectual de Lewis, de 72, roza el límite legal según el cual una ejecución es inconstitucional, un límite situado en 70 o menos.
A pesar de la presión recibida, McDonnell negó el pasado viernes la indulgencia a la rea subrayando que "ningún médico ha concluido que padezca retraso mental". "La pregunta para mí era: ¿Hay algo que pueda suponer un error judicial al permitir que la ejecución siga adelante?".
El caso ha traspasado las fronteras estadounidenses y hasta el presidente de Irán se ha pronunciado al respecto.
En su comparecencia en la cumbre de los Objetivos del Milenio, Mahmoud Ahmadinejad acusó a Estados Unidos de lanzar una "fuerte propaganda" para evitar que se lapide a una mujer iraní acusada de adulterio, pero, según sus palabras, ha fallado en reaccionar ante la inminente ejecución de Lewis.
Teresa Lewis se declaró culpable de ordenar a dos hombres, uno de ellos su amante, que matarán a su marido y a su hijo político en 2002.
La Fiscalía defendió en todo el proceso que ella planeó el crimen a sangre fría con el único objetivo de quedarse con el dinero del seguro de vida de su cónyuge, lo que le da una mayor responsabilidad que a los autores materiales del asesinato, condenados a cadena perpetua.
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