FRÁNCFORT.- El Banco Central Europeo se ha sumado a la preocupación por los efectos negativos que puede tener en la recuperación global una guerra de divisas. El presidente del organismo monetario, Jean-Claude Trichet, ha advertido de que la excesiva volatilidad en los mercados tiene implicaciones adversas para la recuperación económica y financiera, y ha precisado que a "Estados Unidos le conviene un dólar fuerte". Trichet hizo hincapié en que "los tipos de cambio deben reflejar fundamentos económicos tras la reunión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo, donde el organismo ha mantenido los tipos de interés en el 1%.
Con poco margen para ayudar a sus economías tras el desgaste de años de crisis y políticas monetarias expansivas como la de Estados Unidos, "algunos países están interviniendo para reducir el valor de sus divisas y respaldar sus exportaciones", explica el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick. Así, ante la falta de consumo interno, el comercio internacional es la tabla a la que se aferran para mantener la producción.
Zoellick también se ha posicionado en la misma línea que Trichet. Por ello, el máximo responsable del Banco Mundial ha pedido coordinación internacional. "En un mundo cada vez más interconectado necesitamos ser conscientes de los efectos negativos de las políticas sobre los demás y actuar por tanto de forma coordinada".
La visión de Trichet también coincide con la del director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, quien aseguró en una entrevista a ELMUNDO.es que no cree que este tipo de 'guerras de divisas' "produzca ningún tipo de buenos resultados". "Especialmente cuando un país trata de ir 'por libre' y hacerla por su cuenta: los daños a nivel global van más lejos que ese país y afectan a todo el sistema o a parte de él", añadió.
"Si se convierte en una guerra mundial de divisas, la última vez que tuvimos una [en la Gran Depresión de los años treinta] los resultados fueron muy malos", advirtió Strauss Kahn.
EEUU, China y Japón debilitan sus monedas
El FMI considera que el equilibrio de la economía global pasa por que muchas monedas de países emergentes, como el yuan chino, se aprecien y que las de países desarrollados como el dólar se deprecien.
El euro llegó a cambiarse esta jornada a 1,40 dólares en los mercados. Es el mismo nivel que había en enero de este año, aunque el tipo de cambio llegó desplomarse por debajo de los 1,20 dólares en junio a raíz de la 'crisis griega'.
No obstante, las diferencias entre Europa, partidaria de retirar los estímulos y la austeridad para reducir su deuda, y EEUU, de dar más liquidez al mercado para recuperar la actividad, han provocado que el euro se fortalezca estos meses frente a un devaluado dólar.
En Estados Unidos los tipos de interés están entre 0% y 0,25%, y el dólar se encuentra ahora próximo a los niveles más bajos de los últimos 15 años frente al yen (1 dólar, 82,3 yen; cuando hace un año llegó a superar los 100). Esta tendencia hizo que Japón interviniese en septiembre en el mercado para debilitar su moneda y que otros mercados emergentes lo siguiesen o amenazasen con hacerlo lo que ha desatado el temor a una guerra de divisas.
Mientras, China ha cedido en parte a la presión de EEUU para flexibilizar la cotización del yuan, inalterable desde el verano de 2008 para que su devaluación impulse las exportaciones asiáticas (un dólar, 6.69 yuanes).
No obstante, pese a anunciar en junio que permitiría que su moneda fluctuara de acuerdo con las fuerzas del mercado, el valor del yuan se ha mantenido sin grandes cambios.
El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, dijo a raíz de la intervención de Tokio que cree que el mundo está inmerso en una guerra comercial y de tipos de cambio y añadió que los países buscan obtener ventajas comerciales mediante la devaluación de sus monedas.
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