SANTIAGO DE COMPOSTELA, España.- El Papa cruzó hoy la Puerta Santa vestido como un peregrino más, rezó ante la tumba del Apóstol, abrazó su imagen y dijo en el templo que la Iglesia "está al servicio de la verdad y de la libertad".
"Al abrazar la imagen, he pedido por todos los hijos de la Iglesia", ha dicho el Papa ante un millar de personas reunidas en la catedral compostelana, a los que también manifestó que se encontraba allí "para confirmar en la fe" a los cristianos.
El papa Ratzinger agregó que la Iglesia es "ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser y que es origen de la genuina libertad".
El Papa se refirió asimismo a las instituciones de caridad y de promoción humana gestionada por la Iglesia católica española y exhortó a los fieles a mantenerlas, señalando que benefician a toda la sociedad y que su "eficacia se ha puesto de manifiesto de modo especial en la actual crisis económica, así como en ocasión de las graves calamidades que han afectado a varios países".
Procedente del aeropuerto y tras ser aclamado por miles de personas durante los más de diez kilómetros del recorrido, Benedicto XVI entró en la catedral compostelana, de la que se cumplirán el año próximo 800 años de su consagración, por la puerta de Azabachería, que lleva ese nombre porque en las tiendas cercanas se pulía y todavía se hace hoy, el azabache, utilizado por los joyeros en trabajos de especial tradición en Santiago.
Tras ser recibido por el Cabildo Catedralicio, se trasladó a la capilla de la Comunión, del siglo XVIII, donde rezó ante el Santísimo, y después visitó el Pórtico de la Gloria, construido en el siglo XII por el maestro Mateo.
El Papa salió unos instantes hasta la escalinata de la Plaza del Obradoiro, donde saludó a los varios miles de fieles congregados, que esperan desde primeras horas de la mañana para asistir a la misa que oficiará esta tarde.
Después volvió a entrar en el templo, que atravesó saludando a fieles y religiosos y especialmente los niños que se encontraba a su paso, para salir por la Puerta Real a la plaza de la Quintana, donde se alza la Puerta Santa.Allí, dos mujeres le ofrecieron la esclavina de peregrino, una capa con la concha de vieira y la Cruz de Santiago, que es símbolo del peregrinaje a Compostela, con la que ha iniciado de nuevo el recorrido hasta el Apóstol, como un viajero más. El Papa atravesó la Puerta Santa y, de nuevo dentro de la catedral, bajó a la cripta donde, en una urna de plata, reposan los restos de Santiago, ante los que oró.
Después subió al camarín y abrazó la imagen del Apóstol, siguiendo el ritual de la tradición, como los miles de peregrinos que en este Año Santo llegan cada día a Compostela.
Ya en el altar mayor, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, le dirigió unas palabras de bienvenida en gallego y castellano y el Papa, en alocución que fue interrumpida en varias ocasiones por los aplausos de los asistentes, le respondió que peregrinar es salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios.
Tras su discurso, Benedicto XVI introdujo el incienso en el botafumeiro y observó su funcionamiento, mientras los fieles acompañaron al coro de la catedral en el canto del Himno del Apóstol.
Al acto asistieron un millar de personas, entre ellas enfermos, niños, ancianos y miembros de vida consagrada.
Tras la visita, el Papa se trasladó al arzobispado, para almorzar con los cardenales españoles, con los miembros de la Conferencia Episcopal española y con el séquito papal.
En el mismo acto, el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, ha pedido, durante el saludo de bienvenida al Papa Benedicto XVI en la Catedral, que "en estos momentos de no pocas incertidumbres, pero de grandes esperanzas", que desde Compostela "resuene la esperanza", al tiempo que ha resaltado que "alegra el espíritu" que el pontífice "venga a venerar la tumba del protomártir entre los apóstoles".
"Bienvenido Santo Padre a esta casa del señor Santiago que, siglo tras siglo y años tras año, vino acogiendo tantos peregrinos que quieren encontrarse con Jesús de la mano del Apóstol Santiago, amigo y testigo del señor", ha afirmado, en gallego, al inicio de su intervención el arzobispo compostelano.Además, le ha agradecido "vivamente" al Papa "su solicitud pastoral, manifestada en la finura espiritual, hondura intelectual y firmeza evangélica con que está guiando la barca de Pedro". "En su persona nos ha dado el Señor el don del humilde trabajador en su viña, dispuesto día a día a beber su cáliz, gastando y desgastando la vida por la conversión, purificación y santificación de los hijos de la Iglesia. ¡Muchas gracias por su hermosa carta a los seminaristas!", ha manifestado.
Tras hacer referencia a los tres apóstoles, Pedro, Santiago y Juan, el arzobispo compostelano ha manifestado que "Santiago es el referente de la esperanza que da sentido, vigor e impulso a la fe, proyectándola día a día hacía su meta definitiva". "En estos momentos de no pocas incertidumbres pero de grandes esperanzas, pedimos con su santidad por intercesión del Apóstol Santiago y que desde aquí resuene la esperanza, sabiendo que Cristo es la nueva esperanza sobrenatural que no anula, sino que suscita nuevas esperanzas humanas y las consuma", ha destacado Julián Barrio.
En el discurso de saludo, el arzobispo ha manifestado que el Año Santo Compostelano que se celebra este año "es una llamada a la esperanza cristiana que tan vivo eco ha encontrado en su Encíclica Spe salvi". "Como Papa peregrino a Santiago llega hoy a nosotros trayendo la bandera del principio de la esperanza", ha sentenciado.
"La espera confiada de su peregrinación se convirtió en un gozo inmenso con su presencia", le ha dicho Barrio, de nuevo en gallego, al pontífice. "¡Muchas gracias, Santo Padre! Esta casa del señor Santiago es su casa, la del sucesor de Pedro. ¡Feliz estancia entre nosotros! ¡Dios nos ayuda y el Apóstol Santiago!", ha concluido.
El Papa ha llegado con cinco minutos de antelación sobre el horario previsto al aeropuerto de Lavacolla . El avión tuvo que aterrizar en medio de una espesa niebla que hizo temer por el programa de la visita, puesto que algunos vuelos regulares han tenido que ser desviados por la escasa visibilidad. El Príncipe Felipe y la princesa Letizia recibieron al Pontífice a pie de la escalerilla del avión.
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