La Habana - Los equipos de rescate que operan en la región del accidente aéreo ocurrido el jueves en una zona rural del centro de Cuba encontraron las cajas negra y de voz de la aeronave, dieron a conocer fuentes a los medios de información locales.
El Fiscal Jefe Provincial, Rolando Díaz, reveló a los periodistas que la caja negra fue encontrada, lo que contribuirá para el esclarecimiento de las causas del siniestro con el avión de la compañía Aerocaribbean S.A., que causó la muerte a 68 personas.
La aeronave cubría la ruta entre Santiago de Cuba y La Habana y explotó en un área rural de la provincia de Sancti Spíritus después de reportar una situación de emergencia, luego de perder el contacto con los servicios de control aéreo.
No hubo sobrevivientes entre las 68 personas a bordo, de ellas 40 eran cubanas y 28 extranjeras.
Según Díaz, los cuerpos están carbonizados y los rescatados se están transfiriendo para el Instituto de Medicina legal de La Habana para su reconocimiento.
El accidente ocurrido el jueves en Cuba fue el peor desastre aéreo registrado en la isla en las dos últimas décadas.
Todos quedaron en sus asientos
Todos los pasajeros del avión que cayó a tierra el jueves quedaron en sus asientos, la mayoría de los cadáveres están calcinados, según reportes de prensa de la provincia de Sancti Spíritus, en el centro de Cuba.
“Al parecer a los pasajeros no les dio tiempo a nada porque los cadáveres se quemaron sobre los propios asientos y ese hecho puede ayudar a la identificación de los cuerpos”, conjeturó el fiscal jefe provincial, Rolando Díaz Vergel, en declaraciones al sitio informativo regional Escambray.
Precisó que todos los cuerpos quedaron calcinados, menos dos que iban en la parte trasera, y que también se localizaron muchos equipajes y algunos restos humanos diseminados en la maleza. Versiones diversas
Vecinos de la zona relataron a la prensa regional diversas versiones, pero coinciden en que vieron a la nave volando bajo y luego precipitarse a tierra, provocando una bola de fuego y gran estruendo.
“Empezó a dar tumbos, como borracho, y a bajar rápidamente y se fue pegando al suelo hasta que sentí la explosión”, dijo José Marín, vecino de La Vanguardia, un asentamiento agrícola a dos kilómetros de donde cayó el aparato. “Todo estaba en calma, no había viento, ni el molino se movía”.
Otro habitante del lugar, Lisvanys Pérez, le contó a Escambray que las llamas eran de color “amarillo fuerte y después todo se ponía blanco, como si fuera de día; se sentía el olor de la carne quemada, pero no vi ningún cadáver, sólo una maleta, con el carné del pasajero y su perfume”.
La explicación de Díaz Vergel es que hubo primero una gran combustión y luego pequeñas explosiones. El fiscal narró que los vecinos reaccionaron rápidamente, avisaron a las autoridades y se desplazaron a la zona del desastre para intentar auxiliar en algo.
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