Ahí la recibió el staff fundamental de la tortura con Johnny Abbes, con Candito Torres con Luis José León Estevez, con Clodobeo Ortiz, y con un capitán que era el ejecutivo del centro, Américo Dante Minervino Matías, que era de Tenares y la conocía bien a ella. Y le dijeron a Minerva muy brutalmente, creo que fue Candito o Abbes: pero mira muchacha de mier... ¿qué era lo que tú pretendías, meter a Suiza en la República Dominicana? Y ella les dijo sonriendo: nunca he pretendido meter a Suiza en República Dominicana lo que yo lucho es porque aquí haya un gobierno que respete la gente?
Esta respuesta y actitud de Minerva Mirabal impactó a los torturadores de la 40, que una mujer, en medio de compañeros de lucha desnudos y torturados, fuera capaz de dar una respuesta de esa naturaleza, así lo describió en El Gobierno de la Mañana Fafa Taveras, quien escuchó de la propia voz de Minerva Mirabal estos relatos.
Tras la tortura a Minerva Mirabal, vino la de Tomasina Cabral, quien fue completamente desnudada por José León Estévez y torturada con el bastón eléctrico en los senos. Tomasina (Sina) resistió callada, mientras se retorcía y sus torturadores le decían: mira cómo se mueve este cuero.
Al igual que Minerva y Tomasina, habían en ese momento unas cinco mujeres más del 1J4 presas en la 40: María Teresa Mirabal, Violeta Ortega, Asela Morel, Miriam Morales y Dulce Tejada. “La gente hoy no tiene idea de la brutalidad con la que se enfrentó a los opositores del régimen”, explicó Fafa Taveras.
“Las Mirabal no eran solas, eran parte de un gran movimiento nacional, el más grande movimiento que se desarrolló en contra de la tiranía de Trujillo”, que incluía a miembros de la iglesia, entre los cuales estaba el mismo Fafa Taveras.
Tras la liberación de las mujeres del 1J4 por la presión internacional, los hombres del movimiento presos pensaron que éstas estarían atemorizadas y apalastradas, pero nada de eso. Ellas los visitaban con alegría y energías para seguir luchando, de hecho Fafa cuenta que las visitas en las cárceles se convirtió en una nueva reactivación del movimiento porque los antitrujillistas se contraban en esos momentos y se comunicaban discretamente.
“Ella fue indoblegable”. Es la manera como el luchador antitrujillista describe a Minerva Mirabal, quien fue advertida de la intención de asesinarla del régimen de Trujillo, pero nunca tuvo miedo, ni siquiera por la posibilidad de dejar en la orfandad a sus hijos: Manolo y Minou.
Minerva siguió coordinando y aglutinando el movimiento en contra de la dictadura a todo nivel nacional, al punto que Rafael Leonidas Trujillo reconoció que él solo tenía dos problemas: la iglesia y las Mirabal.
La orden para matar a las hermanas en el trayecto a Puerto Plata, donde estaban presos los esposos de Patria, Minerva y María Teresa, fue dada a finales de octubre, y sus verdugos lo intentaron los días 4 y 11 de noviembre, pero en esas ocasiones ellas viajaron a Puerto Plata acompañada de varios familiares y amigos.
Pero la orden del día 25 era de que si iban menos de 5 personas en el vehículo ejecutaran el plan. Las matarían a garrotazos y las tirarían por un barranco para simular un accidente de tránsito.
Así fue. Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Ramón Emilio Rojas Lora y Emilio Estrada Malleta (Cubano) ejecutaron la orden en la zona llamada La Cumbre de la autopista Duarte.
Minerva, Patria, María Teresa Mirabal y Rufino de la Cruz murieron a manos de los verdugos y saqueadores que hoy quieren reivindicarse social, moral y políticamente.
“Ellas fueron el símbolo de la resistencia patriótica”, y su crimen, que tuvo un motivo esencialmente político, pues Minerva Mirabal se había convertido en una dirigente política de avanzada, “determinó la acción de los complotadores de Trujillo”.
“Las Mirabal cayeron para volverse eternas”.
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