Mae Sot (Tailandia). - Al menos siete personas murieron este lunes y otras 10,000 cruzaron la frontera con Tailandia a causa del enfrentamiento entre rebeldes Karen y soldados birmanos, al día siguiente de las elecciones en Birmania (Myanmar).
El fuego cruzado continuaba comenzada la noche local, aunque con menos intensidad que por la mañana, según escuchó Efe desde Mae Sot, la población tailandesa que sirve de paso fronterizo con la de Myawady, en el lado birmano y objeto del enfrentamiento entre un facción escindida del Ejército Budista para la Democracia Karen (EBDK) y el Ejército de ese país.
El gobernador provincial, Samart Loyfa, ha cerrado el paso fronterizo y ha ordenado evacuar a los residentes tailandeses de la zona.
El coronel Supachoke Thawatpeerachai, jefe del 15 Regimiento de Infantería de Tailandia, señaló a los periodistas que han reforzado las tropas de la frontera y que están preparados para utilizar armamento pesado si la situación escapa del control y afecta a nacionales tailandeses.
Unos treinta guerrilleros del EBDK comandados por el comandante Saw Htee tomaron el control de Myawady el domingo sin hallar resistencia, pero hoy las hostilidades empezaron sobre las nueve de la mañana y se prolongaron todo el día.
"Esta mañana, temprano, los militares nos han dicho que nos fuésemos del pueblo si no queríamos morir", relató el joven birmano Maung Maung, uno de los 10,000 refugiados.
Sobre las nueve estallaron dos cohetes, uno en la casa del padre del candidato local del Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión, la formación del primer ministro Thein Sei y la favorita a ganar las elecciones del lunes.
El padre del candidato murió en el ataque, según fuentes del exilio birmano en Mae Sot.
El otro artefacto se desvió, entró unos 300 metros en territorio tailandés y alcanzó un vehículo aparcado, causando un muerto y dos heridos.
Las demás víctimas mortales pertenecen a Myawady, así como más de una veintena de heridos.
Las demás víctimas mortales pertenecen a Myawady, así como más de una veintena de heridos.
Por la tarde, los combates se han concentrado en una caseta del Ejército birmano ocupada por los rebeldes, después de que las tropas gubernamentales hubiesen recuperado el control en varias partes de la población.
Según pudo constatar Efe desde unos 200 metros, al otro lado del río Moi que fija la frontera común, se escuchan los tiroteos con armas automáticas y las explosiones.
A escasos metros de la disputa, una familia birmana permanecía en su casa, ubicada en el margen del río, aparentemente ajena a los disparos.
"Yo he cruzado el río con una barcaza pero he visto a otros que lo hacían montados en neumáticos o nadando", señaló Maung Maung, quien con tres familiares encontró refugio en el patio del cuartel militar en Mae Sot habilitado por las autoridades locales.
Otros miles de refugiados se hacinaban en césped del patio, más grande que un campo de fútbol, y bajo unas carpas montadas por los soldados, mientras el gobierno y la Cruz Roja locales repartían comida y agua.
Varias vecinas tailandesas, voluntarias de la Cruz Roja, prepararon fideos y arroz frito en grandes cazuelas que luego otros voluntarios y los soldados repartieron entre los desplazados para comer.
"Hemos preparado comida para unas 3,000 personas", comentó una de las voluntarias mientras continuaban llegando birmanos al lugar caminando o en vehículos de la Policía y servicios de emergencia. La cifra de refugiados se elevaba a unos 10,000 al atardecer.
Entre los birmanos había un monje, que no quiso dar su nombre, preocupado por su compañeros.
"He hablado con otros monjes en Myawady y me han dicho que están encerrados en el monasterio sin poder salir", indicó el bonzo, quien había acudido por la mañana a un templo de Mae Sot y ya no pudo regresar.
El normalmente bullicioso mercado de Mae Sot ha quedado en vuelto en un silencio roto por los disparos provenientes del otro lado de la frontera.
Tampoco hoy se vio el mercadillo de verduras birmano ni los vendedores de productos de contrabando que acuden a diario a la zona.
La casi treintena de guerrillas étnicas que controlan zonas del este, oeste y del norte del país, incluidas las 17 que durante las últimas dos décadas acordaron colaborar con el Gobierno central sin deponer las armas, tienen en alerta a sus efectivos ante el riesgo de que tras los comicios el Ejército acometa una ofensiva.
Por un lado están las guerrillas tribales que temen que la manipulación del resultado de los comicios del 7 de noviembre robe a sus brazos políticos la representación en las asambleas regionales y en el Parlamento federal.
Y por otra, se encuentran aquellas organizaciones de minorías que aguardan represalias por haber boicoteado el proceso electoral.
Unos 150,000 birmanos viven desde hace años en campamentos de refugiados en Tailandia, a causa de la violencia en su país, que está gobernado por una dictadura militar desde 1962
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