Franklin Antonio Montilla Ruiz nunca más volverá a correr como lo hacía antes del 16 de agosto del 2009. Ahora se hace acompañar de un par de muletas y la última opinión médica le notifica que tendrán que amputarle la pierna izquierda antes de que los gusanos se multipliquen, y apenas hace dos meses cumplió sus 23 años.
La razón que hace brotar pus de su rodilla izquierda, fue que el 16 de agosto del año pasado un teniente de la Policía Nacional le disparó “a quemarropa” por la espalda, mientras un cabo lo sostenía para que no se moviera.
Franklin narra que ese día, alrededor de las 11:00 de la noche, compartía con unos amigos frente a su casa, ubicada en la calle José Perdomo de Piedra Linda, en Villa Hermosa, La Romana, y el teniente conocido como Ramírez Jiménez y el cabo “Wilson” llegaron sin invitación a la fiesta en busca de un supuesto delincuente.
“Cuando llegaron el dueño de la casa le dijo a los policías que buscaran hasta debajo de la cama y si encontraban un maleante se lo llevaran. Buscaron dos veces y no encontraron a nadie. Pensé que se irían, pero no conforme con revisar, decidieron agredir el dueño de la casa”, contó.
Prosiguió el relato: “La gente comenzó a protestar y soltaron al hombre, pero agarraron a mi hermano por el cuello acusándolo de delincuente y yo intervine para defenderlo. Ahí fue que el teniente me dijo que no debí hablar, el cabo me agarró por la espalda, me pasearon frente a mi casa y el de mayor rango me pegó un tiro en la rodilla, por detrás”.
Después de herirlo, los agentes se marcharon y lo dejaron tirado en el suelo, desangrándose, según la versión del agredido.
Montilla Ruiz visitó El Gobierno de la Tarde para denunciar el abuso que lleva más de un año impune y que, pese a una orden de arresto emitida por la Oficina de Atención Permanente de la Instrucción del Distrito Judicial de La Romana, no se ha cumplido.
Además del herido, el activista social José Rafael Ureña, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en La Romana, llegó a la Z101 para precisar que los agentes alegaron que Montilla tenía antecedentes criminales, pero al depurarlo en la Policía Nacional y la Procuraduría de la República no encontraron ninguna anomalía en la hoja de vida de éste.
“Al día de hoy, más de un año de espera, ni el teniente ni el cabo han sido apresados, lo que demuestra la impunidad que hay en las instituciones llamadas a proteger a los ciudadanos”, afirmó.
Rafael Ureña, en representación de los Derechos Humanos, exige la suspensión de los agresores, además de ponerlos a la disposición de la justicia lo más pronto posible, con la intención de que no se repita un incidente parecido con otra persona inocente.
Agrega que la noche del martes el teniente Ramírez Jiménez hirió de un balazo en el costado izquierdo otro joven de la localidad, quien viajaba en una motocicleta, por lo que califica al agente como una amenaza pública para La Romana.
El caso cruzó la frontera
La encargada de Asuntos Internacionales de los Derechos Humanos en La Romana, Melnadri Annalisa, de nacionalidad italiana, aseguró que hay varias organizaciones internacionales interesadas en este caso, “porque es evidente la impunidad respecto a la violación de los derechos por la Policía”.
Señala que esas organizaciones, dentro de las cuales destaca a Amnistia Internacional, harán todo lo posible para que la justicia dominicana tome cartas en el asunto y no permitan que estos dos agentes sumen más lisiados a su lista negra.
“Ya preparan las denuncias que se harán en las embajadas dominicanas del exterior. Está confirmado que éste no es el único caso donde miembros de la Policía disparan abusivamente contra jóvenes”, apuntó la extranjera.
Concluyó su participación en El Gobierno de la Tarde con la advertencia a las autoridades dominicanas de que se prepara un informe completo de todos los abusos que cometen agentes del orden, para que frenen los abusos o que no les sorprenda las consecuencias internacionales.
Cambio de vida
“Desde ese día mi vida ha sido muy triste. Tengo una hija de dos años que no puedo alimentar, además de que vivo con mi mamá que también cuenta conmigo para comer”, contó acongojado Montilla Ruiz, mientras espantaba las moscas que pululaban sobre su rodilla herida.
Entristecido dice que a sus 23 años ya no podrá trabajar construcción con una pierna -sabe que le amputarán la izquierda en unos días-, porque su pena no se resigna unicamente en quedar cojo, sino que su familia no tendrá qué comer.
Afirma que ha visitado el cuartel de La Romana en busca de respuestas, pero que lo único que recibe son amenazas de muerte de parte de sus agresores, quienes le advierten dejar eso así o atenerse a las consecuencias...
“Me disparó sin ningún motivo, sin motivo”, expresó impotente el joven herido, quien después de 15 meses aún se pregunta “¿por qué me desgraciaron la vida?”.
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