- SANTO DOMINGO.-La República Dominicana tiene que cumplir con los acuerdos internacionales que ha firmado en materia de respeto a los derechos humanos, por lo que todo migrante haitiano que llegue a su territorio su caso debe ser analizado y si no se acoge como refugiado político o económico, las autoridades tienen la obligación de facilitar su salida sin vulnerar su dignidad, expresó la representante residente del PNUD. Valery Julliard descartó que pueda producirse una entrada masiva de haitianos a República Dominicana, porque con el terremoto las condiciones de vida empeoraron en Haití y no se incrementó el flujo migratorio. Entrevistada en el matutino “El Bulevar con Pablo McKinney”, la diplomática apuntó que por pedido de Naciones Unidas, el gobierno dejó abierta la frontera para el paso libre de haitianos y dominicanos, sin embargo no salieron hacia acá millones de ilegales como se propaga.
“El gobierno se portó en forma admirable con el terremoto. Yo pedí abrir la frontera y no vinieron seis millones de haitianos”, sentenció.
Frente a las afirmaciones de que en República Dominicana vive más de un millón de haitianos en forma ilegal, Julliard dijo que “hay una población alta de haitianos, pero no llega a un millón”.
Deploró que haya personas que vivan prediciendo que el país se llenará de haitianos porque con las condiciones prevalecientes en Haití después del terremoto del 12 de enero pasado, no ha habido migración masiva.
No hay que hacer un escenario apocalíptico diciendo que vienen seis millones de haitianos”, afirmó la diplomática, quien agregó que por su experiencia en África “nadie sale feliz de su país, sino con el alma destrozada”.
Explicó que en África las personas que se desplazan de un país a otro a causa de la guerra suman millones, y sus vecinos los acogen como un acto humanitario elemental de solidaridad.
Descartó que por la pobreza o por la guerra se vayan millones de haitianos de su país, porque si fuera así ya no quedara nadie en Afganistán, Irak o Senegal.
Admitió que “los dominicanos con el terremoto de Haití tuvieron un involucramiento muy grande”, a tal grado que ella misma fue testigo de que los haitianos están sorprendidos porque no sabían que los dominicanos eran tan simpáticos.
Asimismo, la representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo dijo que República Dominicana es “muy generosa” con la tragedia haitiana, pues las autoridades acogen en las escuelas y en los centros de salud a las personas que llegan en busca de servicios.
Reconoció que el sistema de Naciones Unidas presta mucha atención a lo que ocurre en República Dominicana en materia de respeto a los derechos humanos, pero eso también se hace con los demás países porque se trata de un compromiso mundial.
Frente a la pregunta de si República Dominicana tendrá problemas si saca masivamente a los haitianos ilegales, Julliard dijo que “sí le va a traer problemas” de la misma manera que le trajo a Francia, que fue condenada por la Unión Europea por sacar a los gitanos.
“Un país tiene derecho de decidir cuál es su política migratoria”, manifestó la representante del PNUD, pero no debe volver la espalda a la solidaridad, por lo que “en La Hispaniola lo normal debe ser que los dos pueblos sean solidarios”.
Consideró que en República Dominicana “hay racismo. No hay una política racista del Estado, pero decir que no hay personas racistas sería una fantasía”.
Llamó la atención para que las personas asuman como un principio que es necesario dar lo que se exige, por lo que los dominicanos deben dar a los haitianos el mismo trato que reclaman para los suyos en Estados Unidos o en Europa.
Con relación a los niños que piden monedas en los semáforos de Santo Domingo y Santiago, Julliard afirmó que no son migrantes, sino “víctimas de un tráfico” por parte de redes de traficantes haitianos y dominicanos para explotar la pobreza de esa gente
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