MADRID, España.- Ocho de cada diez españoles creen que Cuba no respeta los derechos humanos, un porcentaje algo mayor que en el caso de China y Venezuela, según una encuesta de opinión publicada este jueves en Madrid.
De acuerdo con el barómetro sobre política exterior publicado por el centro de análisis español Real Instituto Elcano, Marruecos es el país que peor opinión suscita cuando se pregunta por el respeto de los derechos humanos, puesto que el 82,4% cree que los incumple, frente al 8% que cree que no se vulneran.
Por detrás del reino alauí, aparecen Cuba (81,7 por ciento), China (77), Venezuela (71,7) y Rusia (67,3), según el sondeo, hecho entre el 28 de octubre y el 10 de noviembre pasados.
España es el país que más respeta los derechos humanos, según responden siete de cada diez consultados, por delante de Francia (67 por ciento) y Estados Unidos (56 por ciento).
Respecto a Cuba, los encuestadores preguntan por la opinión acerca de la excarcelación de medio centenar de presos políticos acogidos este año en España.
Para la mitad de los ciudadanos, la decisión del régimen castrista de sacar de la cárcel a estos disidentes no justifica un cambio de la política de la Unión Europea (UE) para aumentar las relaciones políticas y comerciales.
Un tercio de los consultados (el 31%), en cambio, sí ve motivos para suprimir la actual posición común de los Veintisiete hacia la isla, como defiende el Gobierno español del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
El 80 por ciento considera “insuficiente” la presión de la comunidad internacional para que Cuba respete los derechos humanos, en contra del 10 por ciento que sí la ve bien.
Otro de los asuntos que aborda el sondeo cuatrimestral del Real Instituto Elcano es el de la cooperación del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la lucha contra el grupo terrorista ETA.
Para tres de cada cuatro españoles (76%), Chávez colabora “poco o nada” con España, mientras que el 13% sí que cree que está ayudando.
Actualmente, el juez de la Audiencia Nacional española Eloy Velasco investiga los supuestos nexos entre ETA y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el supuesto entrenamiento de terroristas en Venezuela, así como la supuesta cooperación del Gobierno de Chávez en la alianza de ambos grupos
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