viernes, 21 de enero de 2011

CARTA PASTORAL CON MOTIVO DÍA DE LA ALTAGRACIA Iglesia destaca aportes a la nación desde hace 500 años

CITA LOS APORTES A LA EDUCACIÓN, LA SALUD, LA LIBERTAD Y EL SERVICIO A LOS NECESITADOS Santo Domingo
La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) destacó ayer la misión y las contribuciones al bien común que ha realizado la Iglesia Católica a través de la historia del pueblo dominicano, y señaló que desde que llegaron los primeros misioneros a la isla, hace más de 500 años, los aportes a la educación, la salud, la libertad y el servicio a los más necesitados han ayudado con el desarrollo y progreso de la nación.

Al referirse a la independencia de la Iglesia y a su servicio para todos, sin importar posiciones ni banderías políticas, los obispos señalan que “la Iglesia siempre ha sido libre, pues, no obstante vinculaciones y controles políticos, ha logrado niveles de libertad que le han permitido disentir y profetizar”.

El Episcopado dio a conocer ayer su primera Carta Pastoral del año 2011, con motivo del día 21 de enero, fiesta de la Virgen de la Altagracia, y en la misma recuerdan que ante la precariedad constante del sistema educativo y de salud, siempre han trabajado para remediar necesidades sociales, en particular en las áreas antes citadas.

Afirman que en la celebración del Jubileo del Quinto Centenario de la creación de la Arquidiócesis de Santo Domingo, primada de América, y de la Diócesis de La Vega, les ha parecido justo presentar un rendido homenaje a cuantos les precedieron y a los actuales agentes de pastoral, describiendo a grandes rasgos lo que ha representado la presencia y la acción de la Iglesia en el país.

“No nos impulsa a ello pregonar nuestros éxitos, porque no hemos hecho otra cosa que cumplir con nuestra obligación”, expresa la carta, y añade que “ni el que siembra ni el que riega es algo, sino el que hace crecer todo: Dios”.Durante su acción, los obispos confiesan que la iglesia pudo haber cometido errores y no siempre haber estado a la altura de su fe católica, su vocación y responsabilidades, y por ello piden el perdón, la comprensión e indulgencia de todos los dominicanos.

Tras destacar la presencia de la iglesia en la educación, recordaron que empezaron esa labor desde los mismos inicios, con las escuelas conventuales, en particular la de los franciscanos en La Vega, donde estudió el rebelde Enriquillo; las tres universidades del período colonial y el Seminario del período republicano que abrió sus puertas a toda clase de estudiantes.

Billini
Citaron que en la segunda mitad del siglo XIX, período de grandes convulsiones políticas y sociales, el P. Francisco Javier Billini desarrolló diversas obras educativas y de salud, y destacan el Colegio San Luis Gonzaga, centro de estudios de la intelectualidad y cantera de vocaciones sacerdotales.

Los obispos citaron al politólogo americano Howard J. WIarda, quien afirmó que “la Iglesia fue la única institución que el gobierno de Trujillo no pudo controlar del todo”, y que su sentido de libertad y su vinculación a la sociedad dominicana le permitió apoyar y, en cierta manera, encarnar la oposición al régimen de Trujillo en los años definitivos de 1959-1961.

Proclamaron que la fe fue recurso de fortaleza y esperanza, y que el sacerdote fue persona de consejo y confianza, y las Pastorales de la Altagracia y de Cuaresma de 1960, expresan los deseos de los sectores conscientes y sufrientes de la sociedad dominicana de entonces.

Consagración
Los obispos destacan que la nación tiene una Iglesia apuntalada por miembros que, en la consagración a Dios y en la entrega al servicio de los más necesitados, han encontrado el camino de la santidad.

“Sacerdotes (algunos con debilidades, pero dedicados a la construcción de la Iglesia y al servicio del pueblo) administraron los sacramentos y repartieron el pan en medio de grandes dificultades, no obstante, la pobreza de las parroquias, su delicado estado de salud, las dificultades de los caminos y la inestabilidad política.En el siglo XX, a partir de la década de los 30, las congregaciones religiosas masculinas y femeninas fundaron colegios privados, casi uno por provincia.

Poco después, cuando la opción preferencial por los pobres, las energías educativas de la Iglesia se pusieron a disposición de los sectores excluidos, convirtiendo sus colegios privados en oficializados y asumiendo escuelas y politécnicos públicos en barrios y pueblos.

(+)
SALUD Y EDUCACIÓN DESDE LA COLONIA
Sobre la atención de la salud, los obispos señalan que siempre ha sido una preocupación de la Iglesia, desde los tiempos coloniales en el Hospital de San Nicolás, de San Andrés y de San Lázaro. Citó las obras de salud creadas por el Padre Billini y recuerdan que más adelante, con la llegada de las Hermanas del Cardenal Sancha, Mercedarias e Hijas de la Caridad, se fueron asumiendo hogares de huérfanas y de ancianos abandonados hasta que amparados por el Concordato de 1954 congregaciones religiosas femeninas asumieron la administración de hospitales (farmacia, despensa, sala de cirugía, atención directa al enfermo).

“Ante los celos y críticas de algunos, las hermanas pusieron orden en el manejo de los hospitales, proporcionaron el sentido del ahorro, limpieza, higiene, atención y cariño al enfermo”.

La Iglesia ha asumido también una función civil profética y mediadora en una sociedad que no encuentra su institucionalidad y vive expuesta permanentemente a la inestabilidad.

Desde el Sermón de Montesinos y la figura de Fray Bartolomé de las Casas hasta nuestros días, la asunción de la responsabilidad y peso del gobierno civil y la de la mediación social y política ha sido labor difícil y poco grata, en orden a garantizar el buen gobierno y la justicia.

Fue el caso de los frailes Jerónimos y el de los Obispos Fray Luis de Figueroa y de Don Sebastián Ramírez de Fuenleal. De la lucha por la justicia, el episcopado dice que viene de lejos, y recuerdan que el Sermón de Montesinos estimuló el genio de Victoria en Salamanca y a través de él dio inicio al Derecho Internacional, y en él se inspiraron posteriores frailes y obispos dominicos.

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