La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, inició el domingo su mandato con una agenda internacional que prioriza fortalecer las instituciones latinoamericanas y una "gran atención" a los países emergentes, pero también una reaproximación con Estados Unidos.
Rousseff recibió este domingo a varios líderes que concurrieron a su investidura: los primeros ministros de Corea del Sur Kim Hwang-Sik y Portugal José Sócrates; el presidente palestino Mahmud Abbas, el uruguayo José Mujica, el vicepresidente cubano José Ramón Machado y el príncipe Felipe de España.
También el domingo asumía el cargo su ministro de Exteriores, Antonio Patriota, diplomático de carrera, ex vicecanciller y ex embajador en Washington.
La flamante mandataria, que llega a la arena internacional bajo la enorme sombra de Luiz Inacio Lula da Silva, ha informado que mantendrá las grandes directrices con las que su antecesor puso a Brasil en primera línea de la arena internacional, incluído un fuerte alineamiento con las grandes economías emergentes.
"Dilma Rousseff no es tan carismática como Lula, pero es pragmática", observó el domingo a la AFP el consultor y profesor de la Universidad de Brasilia David Fleischer.
"Serán unas relaciones internacionales con otro estilo, con menos ideología y más pragmáticas, pero con resultados semejantes: Brasil debe continuar con un papel internacional importante, de hecho ya es parte del G20" que reúne a las grandes naciones industrializadas y emergentes, dijo Fleischer.Una de las principales diferencias es que Rousseff será más crítica con Irán -aproximación con la que Lula se ganó grandes críticas- y su intención anunciada de "mejorar las relaciones con Estados Unidos", expresó el especialista.
En su primer mensaje ante el congreso cuando juró el cargo el sábado, Rousseff anunció que dará "una gran atención a los países emergentes". Brasil integra con Rusia, China, India y ahora Sudáfrica el grupo BRICS.
Rousseff pondrá sus ojos en Suramérica y los países del sur, afirmó. Con ello se ha comprometido a fortalecer las instituciones del Mercosur y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), pero también las relaciones con el resto de países de América Latina y el Caribe, Africa, Oriente Medio y Asia.
Es un mensaje que fue bien recibido en la región.
"Estamos seguros que con Dilma Rousseff, esa luchadora infinita, vamos a continuar construyendo el eje Caracas-Brasilia", afirmó el presidente venezolano Hugo Chávez, que asistió a la investidura a la que también se hicieron presentes el mandatario chileno Sebastián Piñera, el colombiano Juan Manuel Santos, el paraguayo Fernando Lugo, y el uruguayo José Mujica.
Pero Rousseff no olvidará al norte: "Profundizaremos las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea", dijo al asumir el cargo. Y a quien ha puesto al frente del ministerio de Relaciones Exteriores es el ex embajador brasileño en Washington, Antonio Patriota.
Al final de su mandato, Lula criticó al presidente Barack Obama por no haberse acercado más a América Latina, y las relaciones Brasil-Estados Unidos se enfriaron. "Siempre hubo una relación de imperio con los países pobres, y esa relación tenía que cambiar", criticó Lula en declaraciones a periodistas la semana pasada.
La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton viajó a la investidura de Rousseff el sábado en Brasilia, con un mensaje de reaproximación.
"Brasil es un socio esencial en el continente y en el mundo y Estados Unidos está empeñado en profundizar nuestras relaciones (...) Estados Unidos aguarda la oportunidad de trabajar con la presidente Dilma Rousseff y su gobierno", señaló una nota del Departamento de Estado norteamericano.Con Brasil siempre empeñado en un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, Rousseff también dejó claro que su país seguirá reclamando la reforma de las grandes instituciones internacionales, principalmente ese instancia ejecutiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario