MADRID. EFE. Jorge el Terrible', el mote con que es conocido el dominicano Jorge Luis P.P., por su carácter, y su esposa, eran los jefes de un grupo que blanqueó millones de euros en locutorios de Madrid y que ha sido desarticulado por la Policía.
Desde estos locales era enviado a América dinero obtenido de forma ilegal, utilizando datos de ciudadanos para hacer transferencias legales, explicaron ayer fuentes policiales.
La Policía detuvo a 28 personas -la mayoría dominicanos sin antecedentes policiales y con edades que oscilan entre los 20 y los 40 años- que utilizaban una empresa de envío de dinero con la que habían "lavado" más de cien millones de euros (138 millones de dólares) de origen ilícito, procedentes principalmente del narcotráfico.
'Jorge el Terrible', de 35 años y su pareja, Minerva, de edad similar y también ciudadana dominicana, vivían en el distrito madrileño de Tetuán, cerca de la sede de la empresa La Real de Envíos, que era la firma con que encubrían sus delitos. Ambos hacían una vida normal, sin grandes dispendios.
Varios de los quince locutorios intervenidos estaban en esa misma zona de Madrid, aunque la banda también tenía locales en las zonas madrileñas de Majadahonda y Alcobendas.
Los dos cabecillas solían ir diariamente a uno de los locutorios para controlar "el negocio", que era familiar e incluía a hermanos, sobrinos y primos, además de varios empleados.
En los locutorios implicados, una parte de los clientes hacía envíos legales a sus países de origen, y los miembros de la banda intercalaban envíos de dinero de procedencia ilegal.
El jefe del grupo especializado en blanqueo de capitales de la Policía de Madrid explicó a la prensa que, según la normativa actual, cada ciudadano puede enviar 3.000 euros (4.140 dólares) cada trimestre al extranjero, pero normalmente los inmigrantes envían entre 200 y 400 euros (276 y 552 dólares) al mes, un margen que la banda utilizaba para hacer los envíos de dinero ilegales.
La gran cantidad de dinero que manejaba el grupo facilitaba que pudieran cobrar comisiones muy bajas, lo que hizo "reventar" el mercado de los locales de envío de dinero.
Esta circunstancia unida al gran volumen de dinero que movían hizo sospechar a la Policía, que hace un año comprobó que el dueño de la empresa se dedicaba al blanqueo de capitales.
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