Santo Domingo
La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) expresó ayer su preocupación por los que llamó "estado de incertidumbre, desigualdad social y pobreza" en que, según entiende, viven las grandes mayorias del pueblo dominicano.
Al mismo tiempo, los obispos católicos advirtieron que debido a "la actual situación de atracos, sicariato, narcotráfico, participación de autoridades en actos delictivos, corrupción administrativa, impunidad y politiquería clientelista, la nación está en riesgo de perder su identidad y la convivencia humana digna.
En medio de tan sombrio panorama, según lo describen los prelados, "no se puede construir un país libre, soberano e independiente, tal y como lo soñara el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte", expresaron.
En su tradicional mensaje con motivo de la celebración el 27 de Febrero del año 167 de la Independencia Nacional, la CED cita entre otros males, la violencia, la delincuencia, la deficiencia educativa, la destrucción y contaminación del ambiente y inseguridad ciudadana.
En su mensaje, refieren la celebración de los 500 años de la creación de la Arquidíócesis de Santo Domingo y al acontecimiento del Sermón de Montesinos,"el primer grito de defensa del mundo indígena ante la opresión y el maltrato de los colonizadores".
Como Montesinos preguntó a los gobernantes españoles de hace 500 años, los obispos le preguntan a los gobernantes de hoy que "¿Con qué justicia se mantiene en la insalubridad a poblaciones enteras que con un poco de ayuda y asistencia técnica harían ellos mismos sus propios acueductos?"
"¿Con qué justicia permitimos a una inmensa población que viva sin condiciones sanitarias en sus viviendas, que sólo en el suroeste equivale a más de un 20% de las familias, lo que propicia la falta de dignidad de la persona, la contaminación de enfermedades y la propagación del cólera?"."¿Con qué derecho se mantiene a una población, que se estima más de 20% sin declarar, y que no tiene derecho a un nombre y a su propia nacionalidad, y este dato ni siquiera se coloca en el Censo Nacional para no sufrir la crueldad de verlos oficialmente con nuestros propios ojos".
"¿Con qué derecho, tanto nosotros como las autoridades, que disfrutamos del privilegio de una profesión, de un trabajo digno y de cierto bienestar, podemos permitir que hayan personas analfabetas, sin el derecho a saber leer ni escribir?"
"¿Con qué justicia se consiente que nuestros hermanos vivan en casas indignas, construidas en las riveras de ríos y cañadas? ¿Dónde está la autoridad que regule las construcciones de las viviendas? ¿Dónde están los programas de ayudas para que los más pobres puedan ellos mismos construir sus propias casas?"
"¿Con qué derecho se priva a nuestro pueblo de una enseñanza moral y cívica, integral, humana y religiosa que nos deja como consecuencia ciudadanos corruptos, y funcionarios que exigen prebendas para nombramientos y proyectos de inversiones?".
Educación
"¿Con qué justicia se tolera que jóvenes no tengan oportunidad de educación, y si la tienen se cansan en las escuelas porque no ven rendimiento, y abandonan sus estudios en los primeros grados, por causa de un sistema de educación vicioso, y un Ministerio de Educación con insuficientes recursos y sin control para mejorar el sistema educativo?"
"¿Con qué derecho se permite que niños y niñas deambulen por las calles, sin ningún tipo de protección, a consecuencia de padres irresponsables que los han engendrados?".
"¿Con qué justicia se permite que mujeres, niñas y niños sean abusados, maltratados y explotados, ante lo cual callamos y en componendas silenciamos?".
"¿Con qué derecho permitimos que empresas foráneas realicen sus acciones comerciales sin que se respeten nuestras leyes que protegen la naturaleza, y se lleven además, el beneficio de nuestros recursos naturales y al pueblo dominicano le dejen sólo migajas y destrozos ambientales?".
Juegos y salarios
"¿Con qué autoridad el Estado propicia que se siga llenando el país de bancas y todo juego de azar, que explotan a los más pobres y los mantienen en la miseria, imposibilitando salir de ella, con el pretexto de que se les cobran unos impuestos, para luego devolvérselos a los más pobres e infelices como dádivas?
"¿Con qué autoridad se permite que se asignen sueldos de lujo, cuando hay tantos salarios de miseria y una gran mayoría de jóvenes que no tiene acceso a un trabajo remunerativo, favoreciendo así puestos privilegiados en detrimento de los que no han podido estudiar o han estudiado en escuelas infuncionales?".
"¿Con qué autoridad hemos permitido que se pierda el sentido social que tienen los bienes, tanto los materiales como los humanos, que no son una propiedad privada absoluta y que deben ser compartidos, dejando de lado los egoísmos? ¿Qué hemos hecho del mandato de la Iglesia Católica, que enseña que los bienes tienen una "hipoteca social" respaldando así el principio de solidaridad?".
"¿Con qué autoridad quitamos el derecho a nuestros hijos de vivir en un país limpio y ordenado, por no corregir los daños ecológicos y a la vez no educarlos seriamente en una cultura ambiental y en armonía con la naturaleza?
"¿Con qué autoridad se aprueban salarios injustos con los cuales los trabajadores, no pueden cubrir sus necesidades de alimentación, de vestido y vivienda, que son las mínimas para poder sobrevivir?
¿Con qué autoridad se excarcelan criminales ricos, narcotraficantes y poderosos, mientras que, por aplicar simples procedimientos, víctimas inocentes se quedan sin que se les haga justicia, y pobres e inocentes se encarcelan fácilmente.
"En este estado de cosas no podemos salvarnos. La sociedad necesita un cambio de mentalidad, ser más solidaria, afianzarnos en los valores humanos y cristianos; que trabajemos en conjunto para erradicar los grandes males que afectan a los dominicanos. Hoy más que nunca se necesita la unificación de criterios y trabajo en conjunto de todos los líderes e instituciones del País, la unidad de las familias, de los sectores y comunidades y de toda persona de buena voluntad. Necesitamos que nuestras voces proféticas se encaminen por ideales patrios, que beneficien a toda la sociedad y no tanto a particulares".
Agregan para que haya patria sana no basta que las voces clamen solas en el desierto donde nadie las escuche, se requieren voces que clamen paz y justicia en la sociedad. Se requiere que todos los dominicanos nos preocupemos para revertir el desierto de pecado e injusticia en el que hemos sumergido nuestro País, luchando y trabajando unidos con signos de esperanza, de cambio y salvación, y haciendo visible el Reino de Dios en todas las personas y en todos los acontecimientos.
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