domingo, 27 de febrero de 2011

Presidente Fernández llama sectores a una convivencia civilizada

Se refiere a reclamos populares en África y Medio Oriente SANTO DOMINGO.- El presidente Leonel Fernández inició su discurso de rendición de cuentas de su gestión de gobierno, con los avances económicos, políticos y sociales alcanzados por la República Dominicana tras la caída de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. No obstante, el mandatario reconoce que el país tiene carencias, deficiencias y limitaciones, para alcanzar las metas de un verdadero desarrollo incluyente, que reduzca la pobreza, fomente el empleo y garantice la satisfacción de las necesidades básicas de todo ser humano, “aún es mucho lo que nos queda por hacer”.


“Pero los logros y avances obtenidos por nuestro pueblo a lo largo de estas últimas cinco décadas, debe ser motivo de gran orgullo y regocijo para todos los dominicanos, pues además de ser la obra de todos, constituye la mejor prueba de lo que puede una nación cuando se propone entre sus objetivos, el trabajo, el progreso, la prosperidad y el bienestar”, indicó el mandatario.


Asimismo, el gobernante definió que la democracia dominicana aún es embrionaria e imperfecta, afectada de debilidades e inconsistencias, “pero nos ha costado como pueblo tanta sangre, tanto dolor, tantas lágrimas y tanto sacrificio, que lo único que podemos hacer es comprometernos todos, sin distinción de ningún género, a hacer de ella la fuente de la paz, la justicia, la armonía y la convivencia civilizada del pueblo dominicano, como lo soñaron Duarte, Sánchez y Mella, así como otros grandes patriotas y héroes nacionales”.


Refirió a que en estos momentos, civilizaciones milenarias del Norte de África y Medio Oriente se ven estremecidas por el reclamo popular de alcanzar lo que en la República Dominicana hemos venido conquistando durante el último medio siglo: paz, democracia y libertad.


En ese sentido, proclamó que “no permitamos que la dictadura y la barbarie vuelvan a enseñorearse jamás sobre el alma de nuestro pueblo, y hagamos de la Revolución Democrática dominicana en el Siglo XXI, un instrumento de poder en manos de nuestros ciudadanos y una herramienta de promoción de la justicia social, el respeto y la dignidad de la personas”.

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