EFE
Teherán
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, aseguró hoy que no habrá espacio ni para Israel ni para Estados Unidos en el nuevo Oriente Medio que ha comenzado a gestarse en la región.En un discurso con motivo de la celebración este viernes del 32 aniversario del triunfo del alzamiento iraní contra la dinastía Phaleví, el mandatario subrayó, asimismo, que su país seguirá hacia delante "sólo" con su polémico programa nuclear ya que "no necesita a las potencias extranjeras".
Asimismo, exigió a Occidente que no se inmiscuya en los asuntos internos de Egipto y Túnez y señaló que los alzamientos en ambos países son una muestra del declive de la influencia de Estados Unidos en la zona.
"Si desean modificar su conducta y conseguir que otros países confíen en ellos, primero deben dejar de interferir en los asuntos de otras naciones, incluidas Egipto y Túnez, y permitir que adopten sus propias decisiones", afirmó.
"Es su derecho ser libres, es su derecho expresar sus opiniones y elegir el tipo de gobierno y gobernantes que quieren tener", afirmó el mandatario.
Hace apenas un año y medio, el régimen iraní reprimió con gran violencia una movilización popular similar de su pueblo en contra de la polémica reelección del propio Ahmadineyad, que la oposición calificó de fraudulenta.
En su argumentación, el mandatario iraní subrayó que las grandes potencias mundiales solo albergan "aviesas intenciones. Intentan mostrarse como amigos de los países del norte de África, pero sus esperanzas son malignas".
"A pesar de todos sus diabólicos planes, con la ayuda de dios y la resistencia del pueblo, la región se transformará en un nuevo Oriente Medio en el que no existirán ni Estados Unidos ni el régimen sionista", recalcó.
"Los regímenes arrogantes no tendrán cabida en este Oriente Medio. Muy pronto, todo el planeta experimentara el agradable sabor de un mundo sin los sionistas y sus matones", concluyó.
Sus palabras fueron vitoreadas por las miles de iraníes reunidos hoy, pese al frío y la nieve, en la emblemática plaza de Azadi, uno de los escenarios de la revolución de 1979 que destronó al último Sha de Persia, el pro occidental, Mohamad reza Phaleví.Allí, los congregados gritaron las tradicionales consignas "muerte a Estados Unidos", "muerte a Israel" y expresaron su apoyo "al alzamiento justo de los pueblos egipcio y tunecino".
A este respecto, Ahmadineyad insistió en que las revueltas en ambos países son un eco de aquella revolución que permitió la creación de la República Islámica.
"Sois testigos de que tras 32 años, la revolución islámica no se ha desviado de su verdadero camino. Al contrario, hoy incluso es más gloriosa", destacó.
"De la misma manera, vemos que la influencia de la Revolución Islámica y de (su instigador, el ayatolá Rujolá) Jomeini continua ayudando a vigilar el mundo y a restaurar los valores humanos", agregó.
"Algo que se debe a la resistencia de la nación iraní. Es un movimiento que va a las profundidades de la humanidad y que con la ayuda de Dios va acabar con todas las injusticias del mundo y traer la justicia y la unidad de los pueblos", apostilló.
Como es habitual, Ahmadineyad también reservó parte de su alocución para el pulso nuclear que su país mantiene desde hace años con la comunidad internacional, que le acusa de ocultar, bajo su programa atómico civil, otro de ambiciones bélicas cuyo objetivo sería la adquisición de armamento.
"La nación iraní es la más digna e independiente. Por ello, no necesita de las grandes potencias para completar su programa nuclear", añadió ante miles de hombres, mujeres y niños llegados de todos los rincones de la nación.
El discurso fue retransmitido en directo a toda el país, en el que se celebraron manifestaciones similares.
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