sábado, 12 de marzo de 2011

Cerca de 14 adolescentes dan a luz diario en La Altagracia

DICEN QUE IMPACTO DEL EMBARAZO EN ADOLESCENCIA ES MÁS SICOSOCIAL QUE BIOLÓGICO Santo Domingo
Tan pronto se percata del flash de la cámara fotográfica se afana por arreglar su alborotado peinado. El arete sobre su nariz y alargar su pequeño vestido. Con una sonrisa tenue que simula serenidad, a Elizabeth (nombre ficticio para proteger su identidad) no le inquieta su vientre abultado por cinco meses de embarazo. Ya tiene experiencia, pues es madre de una pequeña de tres años. Ella solo tiene 17 primaveras.

La joven va de prisa. Se dirige a una sala de consulta de la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia a un chequeo de rutina. Acompañada de su hija y una amiga también embarazada de 16 años de edad, se detuvo un momento a platicar lo normal que es para ella estar nuevamente en un proceso de gestación.

“Mi madre me dijo que no me saque esta criatura, porque tengo problemas con la presión alta y con el primer embarazo me vi a punto de morir”, expresa Elizabeth, para justificar por qué no intentó abortar. De inmediato exclama: “Ya ta‘ ahí, me queda parirlo, eso no es tan difícil”. Ella ignora la más mínima responsabilidad de ser madre.

La realidad de María, una joven de 15 años de edad es más desdichada. Tiene siete meses de embarazo, su madre falleció y su padre la rechaza.

“Me casé por la forma de actuar de mi padre, nunca me daba nada, ni ropa ni dinero, solo comida. Vivía muy triste por lo que decidí irme con mi novio de 20 años, luego fue que me embaracé por error”, agregó.

La joven se lamenta que no ha podido continuar el séptimo grado que cursó el año pasado y la lejanía de su familia la hacen pensar que la vida tiene poco sentido.Dijo que su progenitor no le perdonó que mantuviera una relación de noviazgo y la echó de la casa, además no le gustaba que saliera de la casa y cuando iba al colmado enviaba a alguien a vigilarla, ya que éste argumentaba que la “juntiña daña”.

Programa de orientación
Esther Portes, gineco-obstetra encargada del Programa de Atención Integral de Menores Embarazadas de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, explicó a LISTÍN DIARIO que el centro de salud ofrece toda la asistencia que necesitan las adolescentes durante su período de gestación y el puerperio (después del parto).

En el programa se ofrecen charlas sobre la formación del bebé, la alimentación de la madre, lactancia, enfermedades de transmisión sexual y la planificación familiar.

“Si buscamos deficiencias en las adolescentes las vamos a encontrar, ya que son como popularmente se les llama, muchachas, especialmente pobres que arrastran diversas carencias, tanto de orientación, alimentación y cognitivamente” expresó.

Portes cuenta que lo más difícil en sus más de 15 años de experiencia es que las menores de edad asimilen lo que se les ofrece, a fin de que puedan llegar al término de un embarazo con un parto que resguarde la salud de ella y su criatura.

Las edades más frecuentes de menores que asisten al centro son 16 y 17 años.

Ante la duda de si los órganos de una menor de edad están maduros para el embarazo, la especialista refiere que no es lo más relevante para tratar el parto. No obstante, dijo que si una niña no se atiende de rutina pueden venir las complicaciones, como la anemia, la hipertensión arterial e infección urinaria, aunque estas no son exclusivas de las menores de edad, pero sí se agravan por su condición de adolescente.

“El impacto del embarazo en la adolescencia es más sicosocial que biológico”, precisó, tras argumentar que una adolescente no está preparada sicológicamente para tener un hijo, pero si ella acoge las orientaciones que les brindan puede llegar al término de un embarazo sin complicaciones.

En el centro asistencial actualmente se está tratando una niña de 11 años de edad.Portes refirió que otro elemento que agrava la situación es que regularmente las menores se embarazaban de adultos jóvenes, pero desde el 2008 estamos viendo que también se embarazan de adolescentes, quienes tampoco están preparados para mantener una familia y otros están bajo la sombra de sus padres.

En el año 2009, en esta maternidad se realizaron 5,837 partos a adolescentes, lo que representa 31 por ciento. En tanto en el 2010 se registraron 5,066 partos.

Estadísticas alarmantes
Según un artículo publicado en la página http://www.unicef.org/republicadominicana plantea que en República Dominicana conforme a la Endesa 2002 en el país hubo un incremento de la fecundidad y maternidad en adolescentes, debido a un aumento en la proporción de mujeres entre 15 a 19 años que iniciaron el proceso de procreación, datos corroborados por la encuesta ENHOGAR 2006, la cual revela que al llegar a los 19 años alrededor del 42% de las adolescentes había salido embarazada, y 34% (33.9%) ya era madre.

El 35.1% de las más pobres se había embarazado alguna vez y el 30.1% ya era madre; mientras que de las pertenecientes al grupo económico más alto, los casos se situaban entre 10.5% y 6.2%, respectivamente.

Según el Estado Mundial de la Infancia 2007, las niñas menores de 15 años tienen cinco veces más probabilidades de morir durante el embarazo que las mujeres mayores de 20 años. Si una madre tiene menos de 18 años la probabilidad de que su bebé muera durante el primer año de vida es 60%; incluso en caso de que sobreviva existe una mayor probabilidad de que sufra de bajo peso al nacer, de desnutrición o de retraso en el desarrollo físico y cognitivo.

Especialista
El sociólogo Ramón Tejada Holguín considera que el embarazo en la adolescencia tiene consecuencias sociales y económicas significativas, tanto para la madre como para las familias.

Refiere que los embarazos a temprana edad están muy asociados a la posibilidad que tiene la mujer de visualizarse en el futuro, las expectativas de ser profesional, “las que tienen esta visión de vida tienen menores probabilidades de salir embarazadas”. Tejada Holguín manifestó que esta problemática incide esencialmente en los sectores más pobres, precisamente porque tienen menor educación sexual y un futuro próspero indefinido, lo que sin dudas, es un factor que amplía el círculo de la pobreza.

Expulsión en las escuelas
Las escuelas no aceptan a las niñas embarazadas y las expulsan, acción que deploró el sociólogo Tejada Holguín. “En la estructura educativa del país del sector público no hay una visión de ayuda a esas muchachas, en vez de ayudar para que se mantengan dentro del sistema educativo y tratar de que asuman una visión distinta de su entorno, el sistema educativo las expulsa, porque según ellos se convierte en un mal ejemplo”, agregó.

Esta situación implica que tengan un pobre desempeño en el mercado de trabajo, y tener que laborar en sectores menos remunerables.

PROFAMILIA: EDUCACIÓN SEXUAL
Myrna Flores Chang, gerente del Programa Género y Derechos de Profamilia, considera que la educación sexual es muy importante para la toma de decisiones del embarazo en la adolescencia. “No basta decir es un problema, hay que profundizar los factores que inciden”, añadió.

“Tenemos servicios de salud en las diferentes clínicas de Profamilia destinados a la población de adolescentes, desde hace más de 10 años”, puntualizó.
Flores Chang manifestó que Profamilia promueve los derechos sexuales en las comunidades, escuelas e iglesias, lo cual persigue que los adolescentes sepan las consecuencias de un embarazo en esta etapa, incluyendo a los varones.
Dijo que hay estudios en otros países que demuestran que un adolescente que está educado y que tiene acceso a métodos anticonceptivos tiene menos probabilidades de caer en esta problemática.

“No hay facilidad de acceso a estos métodos ya que se preasume que va a ver una promiscuidad temprana”.

Añadió que el desarrollo de los Objetivos del Milenio, especialmente, el número cinco que contempla la salud materna, está muy rezagado, por lo que es importante que las instituciones del país asuman esta problemática aunque sea para reducir las estadísticas.

“El empoderamiento de la mujer tal vez es lo más relevante, que decida sobre su cuerpo, porque a veces la familia entiende que un embarazo es la salida a su pobreza”, agregó.

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