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En el fragor de la crisis post convención, los dos grupos enfrentados en el Partido Revolucionario Dominicano están llegando a un nivel de beligerancia tal que, en caso de llegar a un acuerdo o entendimiento, les será muy difícil recoger las acusaciones e insultos que se han proferido en el discurrir del impase político. Un bando y el otro dentro del PRD ha arreciado su actitud frente al contrario, y eso se ha dejado ver en el endurecimiento de las expresiones utilizadas para dirimir públicamente el conflicto que los mantiene distanciados a raíz de la convención en la que Hipólito Mejía resultó electo candidato presidencial, pero bajo el serio e intransigente cuestionamiento de Miguel Vargas Maldonado, quien no reconoce el triunfo del ex Presidente de la República.
Dirigentes del equipo político de Miguel Vargas han lanzado todo tipo de acusaciones contra los integrantes de la Comisión Organizadora de la Convención, a veces con epítetos insultantes, que llegan a cuestionar o a echar lodo a su moral y dignidad.
De su lado, la matrícula de dicha comisión, que dirige el aguerrido Enmanuel Esquea Guerrero, siempre dispuesto a echar el pleito, ha ripostado la andanada de sus acusadores, llegando a denunciar que Miguel Vargas y su grupo ahora intenta cometer un fraude post convención, para intentar variar los resultados del proceso interno que los perredeistas llevaron a cabo en las urnas el pasado día 6.
Hay quienes predicen que para la mejor causa del PRD hacia las elecciones presidenciales del 2012, los grupos que hoy se enfrentan en ese partido deben dirimir asperezas y conducirse por el camino del entendimiento, con un arreglo que aporte resultados satisfactorios para ambos sectores.
Sin embargo, como parte de la naturaleza misma del partido blanco, lo que se nota, a juzgar por los pronunciamientos que marcan la discusión, es que los bandos lucen irreconciliables, ya que en lugar de ir deponiendo actitudes aguerridas, lo que están haciendo es encendiendo todavía más el enfrentamiento.
Los cabezas de grupos, Hipólito Mejía y Vargas Maldonado, se han acogido a la estrategia de no hacer frecuentes apariciones públicas como parte del conflicto que mantiene al borde de la división al Partido Revolucionario Dominicano, quizás para no ser blanco directos de los reproches que generan este tipo de actitudes, tanto de perredeistas como de extraños a esa organización.
Y quien más se apega a esta línea de bajo perfil es el ex presidente Mejía, por razones varias, como la de dejar que el tiempo venza las adversidades que ha generado la crisis interna, y que como ganador que necesita la unidad en su partido debe mantenerse sereno, evitando la mínima provocación que pueda exacerbar aun más los ánimos en los contrarios.
Pero los cuadros y voceros de ambos líderes en el PRD, con obvia autorización y consentimiento de sus jefes políticos, cada vez más le aumentan la leña al fuego que no parece apagarse a la luz del horizonte.
No obstante, se desconocen los esfuerzos que pudiera o debiera estar haciendo Mejía y su grupo para arribar a un arreglo con Miguel Vargas, que ponga término a una crisis que de prolongarse declararía una derrota del PRD antes de las elecciones.
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