Bruselas, 7 mar (EFE).- La OTAN aseguró hoy que la comunidad internacional actuará si el régimen de Muamar el Gadafi continúa haciendo uso de la violencia contra la población civil de Libia, aunque dejó claro que la Alianza no iniciará ninguna acción sin el aval de las Naciones Unidas.
"Si Gadafi y sus fuerzas continúan atacando sistemáticamente a la población, la comunidad internacional simplemente no puede sentarse y mirar", advirtió en una rueda de prensa el secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, que consideró que la actuación de las autoridades libias puede incurrir en "crímenes contra la humanidad".
Los responsables militares aliados elaboran desde hace días planes sobre posibles escenarios de actuación, aunque no ha habido por ahora ninguna sugerencia de que se vaya a reclamar a la Alianza que actúe, dijo Rasmussen.
"La OTAN no tiene intención de intervenir, pero como organización de seguridad nuestra obligación es hacer una planificación prudente para cualquier eventualidad", explicó.
Según fuentes diplomáticas, por ahora se "se barajan varias posibilidades" de actuación, entre las que podrían figurar una zona de exclusión aérea sobre Libia o el bloqueo naval para impedir la entrada de armas y mercenarios en el país, aunque no se han querido dar detalles.
El objetivo de la Alianza es estar lista para actuar "rápidamente" si se le solicita y si esa petición se acompaña de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que la respalde, señaló Rasmussen.
Un mandato de Naciones Unidas resultaría imprescindible para, entre otras cosas, evitar objeciones por parte de los países árabes, explicaron hoy fuentes diplomáticas.
"Es un dilema para la comunidad internacional. Por un lado está la voluntad de acabar con el baño de sangre, pero por otro lado hay que tener cuidado con la sensibilidad en la región en lo que concierne a una operación que sería percibida como una intervención externa", admitió el secretario general en una entrevista con el canal France 24.
Con esa situación en mente, Rasmussen ha mantenido contactos en los últimos días con el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Jean Ping, y con el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa.
Esta organización, según anunció hoy Francia, se ha pronunciado a favor de la creación de una zona de exclusión aérea en Libia, con la que impedir los bombardeos de las fuerzas de Gadafi sobre los rebeldes y la población civil.
Rasmussen advirtió, de todos modos, que esa acción requiere de un "amplio abanico de recursos militares" y recordó que la resolución sobre Libia aprobada por el momento por el Consejo de Seguridad de la ONU no prevé el uso de la fuerza.
La OTAN ya realizó dos misiones de exclusión aérea en la década de los años 90, una durante la guerra de Bosnia-Herzegovina y otra en el conflicto de Kosovo.
En el caso de Libia, Rasmussen advirtió hoy de que la operación sería "compleja y muy vasta", dado el tamaño del país.
La postura de los aliados ante el conflicto en Libia será analizada el jueves y el viernes por los ministros de Defensa de la organización en un encuentro que se celebrará en Bruselas y al que también ha sido invitada la Alta Representante de la Unión Europea, Catherine Ashton.
La intención de Rasmussen es que los países estudien las fórmulas con las que pueden apoyar los movimientos democráticos en toda la región mediterránea y Oriente Medio.
En el caso concreto de Libia, el secretario general de la OTAN exigió hoy a Trípoli que escuche las "demandas legítimas" de la población e inicie una "transición pacífica hacia la democracia".
Rasmussen calificó de "escandalosa" la respuesta de Gadafi al levantamiento de la población en su contra.
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