miércoles, 27 de abril de 2011

Doña Renée Klang abre el baúl de la memoria

SANTIAGO.- La llamada “Eterna Primera Dama”, doña Renée Klang de Guzmán, nació el 30 de noviembre del 1916 en Venezuela, de padre francés y madre brasileña. A los 14 años llegó con su familia a residir a este país, específicamente a Santiago de los Caballeros, donde ha vivido casi toda su vida, excepto los años de estudios en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y los años como Primera Dama del país.

En 1939 casó con el extinto presidente Antonio Guzmán Fernández, adquiriendo así la nacionalidad dominicana. Con él procreó sus dos hijos: Iván y Sonia. A decir de sus palabras, “escogió otra profesión”, pues dejó la carrera de Odontología, a un año de terminar, para dedicarse a su familia.

Cuando Antonio Guzmán Fernández ganó la Presidencia de la República, a doña Renée se le presentó la oportunidad de hacer realidad uno de sus sueños: realizar obras de bien social en beneficio de los más necesitados.

Fue fundadora en el 1978 del Consejo Nacional para la Niñez, (Conani) y en el 1979 logró que se materializara un acuerdo con la Organización Internacional S.O.S Kinderdorf, para la creación de lo que luego se llamaría Aldeas Infantiles S.O.S., que se dedican a brindar atención a niños huérfanos.

La fundación de CONANI

Fue la realización de un sueño
‘‘Fue un momento inolvidable para mí, porque fue un sueño que tuve siempre, y que fue posible estando dentro del gobierno. Fue un momento muy agradable, porque pude lograr hacer mi sueño realidad. Los recuerdos son un conjunto de hechos dentro de una vida como yo la he vivido, ya yo voy para 95 años, y aunque es preferible rememorar los buenos momentos, los malos llegan siempre’’.

1. La juventud
Haber vivido la juventud junto a mi familia y amistades que uno no puede olvidar, son momentos imperecederos para una persona que ha llegado a mi edad. Yo llegué al país a los 14 años, y realmente la acogida que tuve en esta ciudad, de las personas que hasta hoy son mis amistades, fue muy buena. Nunca olvidaré el día de mi llegada.

2. Mis años de estudio
Me inscribí en la UASD porque quería ser odontóloga. Allá viví dos años, donde una tía que vivía con sus hijos, y para mí, más que primos, eran verdaderos hermanos. Ser odontóloga era una meta que quería alcanzar, pero mi matrimonio me lo impidió. Sólo me faltaba un año para graduarme. Es decir, que escogí otra profesión: La de madre y esposa.

3. Mi matrimonio
Mi casamiento con Antonio para mí fue un momento inolvidable, porque el matrimonio es una cosa muy seria, además de que no fue un matrimonio obligado, sino por amor. Desde el día que nos conocimos, el día de nuestras bodas y todos los momentos que pasados juntos, forman parte de cada uno de los momentos inolvidables de mi vida.

4. Nacimiento de mis hijos
El nacimiento de mis dos hijos, Iván y Sonia, son momentos inolvidables, cada uno hermoso, cada uno importante e indescriptible para mí. Cada uno fue una alegría inmensa. Ambos me dieron mucha satisfacción. Tengo muchos momentos inolvidables de ellos, desde que nacieron hasta verlos crecer, regañarlos por sus travesuras y sus ocurrencias.

5. La infancia de mis hijos
Antes, el hombre mantenía la casa y la mujer cuidada los hijos. Ahora trabajan los dos. Eso era bueno porque había mayor arraigo dentro de la familia. Recuerdo cuando mis hijos llegaban de la escuela, que yo los recibía con meriendas. Son momentos añorados que no tienen los niños hoy día, porque llegan a la casa y no encuentran a los padres.

6. Vendavales de la vida
También son inolvidables para mí los momentos desagradables, muchas penurias que pasamos, los vendavales de la vida, como pérdidas de cosechas o la pérdida de ganado, ya que mi esposo, después que salió del comercio, trabajó en su finca. Esos son momentos también inolvidables, aunque muy desagradables.

7. El matrimonio de mi hija
El matrimonio de mi hija con un muchacho que verdaderamente para mí fue un hijo, ya que vivimos tiempos muy lindos y siempre fuimos muy unidos. Vivimos momentos familiares muy estrechos que para mí son inolvidables. Al esposo de mi hija lo quería como a un hijo. Desde que llegó a nuetras vidas se convirtió en un hijo, un miembro más de nuestra familia.

8. Como primera dama
Los momentos de alegría durante el gobierno de mi esposo, cuando fui Primera Dama, son momentos que no se olvidan. Durante ese tiempo vivimos juntos, en la misma casa, mi hija y su esposo y fue una época única para mí, porque no solamente era ser Primera Dama y tener mis ocupaciones y haber creado el Conani, sino compartir con mi familia. Fue una época de alegría.

9. Mis nietos y biznietos
El nacimiento de mis nietos es algo inolvidable. Dos nacieron en Santiago y los otros dos en la capital, cuando vivíamos todos juntos, durante el gobierno de mi esposo. Ayer, por ejemplo, yo estaba en misa y de repente veo a mis tres biznietos, que cuando me alcanzaron a ver corrieron a saludarme. Tengo cuatro y viene un quinto de camino.

10. PérdidaS irreparables
Las penas son momentos inolvidables, que no se pueden asimilar, como son la muerte de mi hijo y de mi esposo. Fueron momentos duros, sobre todo por la forma trágica que murieron, si hubiera sido una muerte natural, hubiese sido más aceptable. Iván murió en un accidente automovilístico y hasta hoy no lo asimilo, y pasó en el 1970.


No hay comentarios:

Publicar un comentario