Santo Domingo
La decisión del presidente Fernández de no buscar la reelección, lamentada por sus amigos y aplaudida por sus adversarios, ofrece las señales de que podría tener un año y medio de gobierno tranquilo hasta el 2012, pero alguna incertidumbre respecto a quién lo sucedería.
La alegría que en principio sintieron los adversarios de Fernández, particularmente los más radicales, podría haber quedado congelada tras la decisión de 230 miembros del comité central del PLD que aprobaron presentar a su señora, Margarita Cedeño de Fernández, como aspirante presidencial.
Al aceptar su nominación, la doctora Cedeño de Fernández admitía no solamente el apoyo que muchos partidarios y simpatizantes del PLD y del presidente le ofrecieron para que él se postulara, sino también la posibilidad de que, de ser elegida, continuaría la obra de su esposo.
Aunque muchos esperaban que el doctor Fernández hubiese decidido aceptar su nominación, con lo cual al parecer estaba la mayoría de su partido según las encuestas, el gobernante había dado señales de que no iría, pero en sus momentos no fueron comprendidas por la oposición.
Se recordaría que una señal de que el presidente Fernández no iría la dio en Colombia cuando lamentó que su colega Álvaro Uribe, elegido en el 2002 y reelegido en el 2006, no pudiera presentarse por un tercer período por el impedimento de un fallo legal. Quizás en la ocasión (año 2010), anticipa su propia prueba.
Anteriormente el presidente Fernández hizo dos afirmaciones frente a periodistas; una fue que un tercer período consecutivo no era conveniente para la democracia y otra que no modificaría la Constitución votada el año pasado por su iniciativa, para consagrar la reelección.
Al declinar “de manera voluntaria y espontánea” su nominación, que le habría asegurado la candidatura del PLD y posiblemente el triunfo en las elecciones del 2012, dado su récord invicto, el doctor Fernández no dejó de abrir un espacio en política que ya tiene contradictores.
En los Estados Unidos la población lamentó en el 2001 que Bill Clinton no pudiera postularse para un tercer período (fue electo y reelecto en 1992 al 2001) por mandato constitucional. Al retirarse, con la aprobación del 66% y un superávit de caja de US$559,000 millones en el 2001, Clinton dejó el poder a George Busch en cuya gestión (2001-2009), se descarriló la economía y el país fue a dos guerras.
El peso de Leonel
El peso específico del presidente Fernández no estaría solamente en su obra de gobierno de más de diez años sino también en el temor que expresan muchos de sus seguidores de que una candidatura débil en el 2012 haga retornar al solio presidencial al PRD.
Semejante posibilidad es lo que atenaza el espíritu de buena parte del partido y de los que de una u otra forma siguen fieles al Presidente o lo ven como un mal menor. Las contradicciones internas en su partido por las aspiraciones a la candidatura podrían limitar las posibilidades, pero algunas pudieran ser pasajeras.
Los peledeístas y aliados que piensan que otro candidato de los siete que aprobó el domingo el comité central podría ganarle a la candidatura del PRD, cuentan con la división surgida en ese partido después de la convención, la cual ahora se encuentra en proceso de solución, según los indicios.
Hay quienes creen, mirando la política como un ejercicio práctico, que de los siete miembros del partido solamente dos, Danilo Medina y la doctora Cedeño de Fernández pudieran competir con suficiente apoyo adentro y afuera y enfrentarse a la amenaza del PRD. Las encuestas no han dejado bien parados a los demás.
El primero de los dos ha estructurado muy bien sus fuerzas desde el primer gobierno del doctor Fernández (1996-2000), cuando se manejó con aplomo y sigilo desde la secretaría de la Presidencia. La señora Cedeño de Fernández tiene el aval de su labor social y la fuerza del presidente o al menos buena parte de la misma.
Danilo a la carga
El aspirante Medina nunca ha concedido la posibilidad de su retiro en la búsqueda de la candidatura presidencial. Eso fue lo que lo llevó a dejar la secretaría de la Presidencia a los dos años del primer gobierno y, en términos indudables, a romper con el Presidente.
Su fuerza al parecer mayormente en el sector externo pero considerable en el PLD quizás ha crecido en los últimos años durante los cuales ha laborado mañana, tarde y noche para ese logro, pero una creencia muy extendida es que tendría que conseguir el apoyo del presidente.
Quizá Danilo, que es señalado por quienes lo conocen de cerca como un hombre muy lúcido, entenderá que la declinatoria del presidente deja intacto su peso en el partido del cual es líder. Medina dijo más de una vez en los últimos años que el triunfo del PLD se basaría en la obra de Leonel.
Lo que podrían hacer los estrategas de Medina es persuadir a los electores internos del partido de que él es la persona de mejores condiciones para enfrentar una candidatura del PRD en el 2012 y esperar que la señora Cedeño de Fernández pueda aceptar ir en su boleta como candidata vicepresidencial.
Medina tendría que luchar en la contienda interna que acaba de comenzar y que se definirá el 26 de junio contra una percepción muy mala de que no tiene, como le sobra al presidente, el peso y el coraje para enfrentar una candidatura del PRD, si se subsanaran realmente las desavenencias en ese partido.
Al aspirante Medina lo derrotó el ex presidente Hipólito Mejía en las elecciones del año 2000, para dar paso a un gobierno durante cuyo mandato se produjeron las quiebras bancarias y la moneda perdió valor en extremo, lo que se recuperó tras los comicios del 2008, ganados por Fernández.
La lucha por la candidatura presidencial del PLD al parecer no será fácil. Con su flema inglesa, el presidente Fernández tendrá que esperar el rechazo y las traiciones de muchos de los que han disfrutado de las mieles del poder pero que pudieran tener sus propios planes.
Otra cosa será tranquilizar a los aspirantes Rafael Alburquerque, su vicepresidente; José Tomás Pérez, Franklin Almeyda, Francisco Domínguez Brito y Radhamés Segura, todos los cuales se consideran con capacidad y militancia para ser escogidos no obstante que las encuestas le asignaron siempre porcentajes menores frente a Medina y la señora de Fernández.
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