Fernando Ramón Nova y Adela Matos, Alcalde municipal y gerente Acción Mundial de Jimaní respectivamente, expresaron que tanto la agricultura, la ganadería, como el transporte son afectados por las inundaciones, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria de los moradores de la línea fronteriza.
“En Jimaní con todo sus municipios se está viviendo una situación desastrosa, nosotros tenemos miedo desde que cae una gota de agua porque tuvimos una riada el 2004 y ahora se suma el problema del Lago Enriquillo y Azuei. Los campesinos están desesperados porque esto le ha afectado en todas sus actividades provocando sú reacción y más que las autoridades no les dan respuestas” expresaron.
Dicen que a falta de respuestas de las autoridades los campesinos han tenido que recurrir a realizar actividades ilícitas para poder sobrevivir.
Señalan que la tala de árboles para hacer carbón es frecuente, lo que empeora aun más el problema.
También indicaron que muchos han tomado el motoconcho, la erosión de los suelos, las actividades criminales, el narcotráfico y decenas se han ido a vivir para zonas como el Este en busca de mejor vida.
En un reportaje que realizó un periodista de este portal los moradores expresaron que están llorando lágrimas de sangre debido a la indolencia que han mostrado las autoridades competentes.
Entienden que el Gobierno debe declarar esa zona en estado de emergencia y venir en su auxilio por la insalubridad que se refleja en esas comunidades, así cómo también el hambre que están pasando, la forma que el agua está arropando la vía de comunicación y porque cada día las aguas de los Lagos Enriquillo y Azuei cobran más terreno.
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