Entre lágrimas y dolor de amigos, familiares y personalidades de la clase artística y social del país le dieron ayer el último adiós a Susana Morillo, la dama de las crónicas sociales en República Dominicana, quien murió el sábado a los 94 años afectada de diversos problemas de salud.
Los restos mortales de la dama fueron sepultados en el Cementerio Nacional de la Máximo Gómez, donde se dieron cita personalidades, cronistas de sociales, amigos y familiares que acompañaron a Sussy, como le decían sus allegados.
Héctor Báez, único hijo de doña Susana Morillo, agradeció a los presentes por el apoyo brindado a toda su familia en tan difícil momento, así como el cariño que hasta el último día recibio su madre, no sólo de sus colegas y los artistas dominicanos, también de la clase social dominicana, quienes han calificado la pérdida de “Vesta”, un pseudónimo que utilizaba, como algo irreparable y un vacío difícil de llenar.
El panegírico fue leído con voz entrecortada y llantos por su amiga entrañable y cronista social, Cándida Ortega, mientras que el músico y compositor, Yuly Mateo, (Rasputín) cantó “Oye, abre tus ojos”, merengue que le gustaba a la decana de las cronistas sociales, pues según expresaron algunos amigos, era similar a doña Susana, quien transmitía paz y alegría a todos con su voz calmada y dulce sonriza.
La reina de las crónicas sociales siempre pidió que le cantarán esa canción cuando ya no estuviera físicamente con sus seres queridos.
Decana
“La decana de la crónica social y la figura más emblemática de la crónica social se nos fue, se nos fue sin avisarnos, la reina de la crónica social, emprendió un vuelo sin regreso, el que todos emprenderemos en algún momento”, apuntó entristecida Cándida Ortega.
La también cronista social destacó las cualidades humanas y profesionales de Morillo, quien dejó su profesión de pianista por el periodismo; que adoptó más que una carrera, como un sacerdocio que ejerció hasta los últimos momentos de su vida.
“Su orgullo era su edad, la que pregonaba a los cuatros vientos. Y es por eso que a sus 94 años Susana despertaba sentimientos de solidaridad, demostrando una energía y vitalidad sorprendente”, manifestó Ortega.
Dijo que Sussy quería ser recordada como una persona pulcra, que nunca vendió su pluma, y aunque ganaba poco siempre tuvo para darle a los demás.
“Pero te recordaremos como una madre, abuela y bisabuela ejemplar, como una gran amiga, honesta, sincera y leal. Te recordaremos como una mujer de una fe incondicional y de un espíritu inigualable”, con esas palabras despidió Ortega a Morillo, en nombre de las cronistas sociales, quienes vieron a la Vesta como un norte a seguir dentro del periodismo.
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