Ambas averías han provocado no sólo una postergación de la entrega de la obra, sino que para su reparación el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) tendrá que hacer acopio de más recursos. La obra, antes de su estructura ser embestida por la creciente del río, fue presupuestada en 145 millones de pesos.
Esa cantidad fue la que dio a conocer el director del Indrhi, Frank Rodríguez, el 26 de abril pasado, cuando en un acto realizado en Neiba con la participación de los representantes de las asociaciones de ganaderos y agricultores, destacó “el pronto final de las penurias de la región”. (Ver periódicos Hoy, pág.4; Diario Libre, pág. 8 y el digital Jaquimeyes en la Red; del 26 de abril de 2011).
Pero la alegría de los agricultores del valle de Neiba duró lo que dura una cucaracha en un gallinero. Otra vez, no se sabe ahora cuándo, la reclamada obra tendrá que esperar.
Las aguas del río Yaque del Sur, en la primera crecida después de anunciada la inminente entrega del Canal Trujillo, echaron por la borda la esperanza de los labriegos.
El muro de contención o muro de gaviones del extremo derecho de la estructura fue impactado por la creciente del río el 12 de mayo pasado, situación que ha provocado sensibles grietas en la plataforma de concreto y en los muros de gaviones del extremo derecho de la estructura.
Esa avería, a su vez, permite que el agua se filtre por debajo del muro de cemento y, ahora, en lugar de controlar la corriente y dividir el río en dos, se ha creado otro “brazo” o caño que corre desbordado hacia Mena, Fundación, Cristóbal y Salinas, donde se crean meandros y humedales que para muchos contribuyen a inundar más al desbordado lago Enriquillo.
Pero esa no es la única falla detectada después de la crecida del río: Una de las cuatro compuertas circulares de 36 pulgadas de hierro galvanizado, supuestas a controlar un caudal de 30 metros cúbicos por segundo como máximo, fue averiada por un manejo inadecuado de uno de los dos serenos de la obra. Después de las grietas en la superficie del hormigón armado y de la detectada en el extremo derecho del muro de gaviones, el Indrhi ha procedido a realizar estudios topográficos con miras a la reparación de los daños.
Onéximo González, agricultor de Uvilla, “vio a Dios” cuando notó la presencia de los periodistas de El Caribe. El, como decenas de agricultores de la zona, otra vez tiene el temor de que sus plantaciones de plátanos vuelvan a ser arrasadas por las crecientes del río. “Yo me puse muy contento cuando anunciaron que pronto inaugurarían los trabajos de construcción del caño.
Pensé que mis cultivos de plátanos no iban a estar a merced de las crecidas del río, porque las aguas estarían controladas después que rehabilitaran el caño; pero ahora no puedo contar con que tengo agricultura o que puedo contar con ella”, comentó desesperanzado.
Utilidad y objetivo del canal
El caño o canal Trujillo (su nombre lo debe al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina) fue construido en 1954. La obra tenía doble finalidad y, pese al tiempo que ha transcurrido, fue concebido con una visión desarrollista, porque al tiempo que quitaba presión al río Yaque del Sur en su ruta hacia el mar Caribe, en las inmediaciones de Barahona, se aprovechaba para la agricultura y la ganadería de las provincias Bahoruco de Independencia, pues el caño o canal desviaba las aguas hacia ambas demarcaciones.
El curso original del río traza su ruta hacia la parte baja de Canoa, evitando que en un desbordamiento se inunde la zona, como acontece actualmente cada vez que hay temporadas de lluvias.
El distrito municipal de Los Jaquimeyes, ubicado en un lugar más bajo, es el que corre la peor suerte cuando se producen esos eventos. Mientras, las aguas del caño o canal Trujillo corren hacia una geografía contraria de gran beneficio en la irrigación de los cultivos agrícolas y en la fertilidad de los pastos ganaderos.
Estructura de la obra
El canal Trujillo, además de una obra de toma en hormigón armado con cuatro compuertas circulares de 36 pulgadas, consta de un muro principal en gaviones con una longitud aproximada de 300 metros, en forma piramidal, revestido de hormigón simple para su reforzamiento, así como de 194 metros lineales, aguas arriba y aguas abajo de la estructua, y de otro muro adicional de 30 metros lineales en gaviones para evitar la socavación o filtración de las aguas hacia las parcelas aledañas, a fin de garantizar el riego y controlar las crecidas del río Yaque del Sur.
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