El Ministro de Interior y Policía realiza un levantamiento de las armerías en el país para ver las que no son ilegales y proceder contra ellas en especial a aquellas que proveen al público uniformes similares a los de los cuerpos de seguridad y la Policía.
“Los pertrechos militares sólo deben venderse a las instituciones públicas y en cuanto a lo que la ley permite, a los civiles se puede vender armerías como herramientas de casería, pero no se pueden proveer de pertrechos que tengan la misma descripción de los cuerpos armados” dijo el Ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul.
Las autoridades buscan controlar el grado de similitud entre los uniformes e insignias que van a manos de civiles y los que utilizan las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Fadul se refirió a la práctica de que individuos civiles ejecutan atracos haciéndose pasar por militares, policías o miembros de agencias como la Dirección Nacional de Control de Drogas, sin que las víctimas puedan detectar el engaño. Sin embargo, ejecutivos de tiendas aseguran que ellos venden a militares y policías que se presentan con autorizaciones de sus organismos.
En cuanto a la alternativa del desarme o control de importaciones, el ministro expuso dudas sobre su efectividad, pues aseguró que a veces cuanto más controles se establecen más crece el contrabando de armas de fuego.
Fadul habló luego de la firma de un acuerdo interinstitucional para reforzar la vigilancia en la Zona Colonial de Santo Domingo.
El jefe de la Policía Nacional, José Armando Polanco Gómez, aseguró en la actividad que en el país se hace necesaria una “reingeniería” legal para que exista una legislatura que sancione de forma directa a quienes se hagan pasar por soldados o policías.
Puso como ejemplo a Estados Unidos, donde según reseñó ha habido sentencias de hasta 10 años de prisión y deportación de los infractores.
Dijo que ahora que se trabaja en la modificación del Código Penal sería oportuna la introducción de penas para esta práctica. Sin embargo, hizo hincapié en que ni la Policía ni la prensa hacen leyes, sino los legisladores.
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