jueves, 10 de noviembre de 2011

Áreas vírgenes en el Mirador Sur


ROCOSAS DEL PARQUE SERÁN DEJADAS INTACTAS PARARECUPERAR EL HÁBITAT DE REPTILES COMO EL HURÓN Y LA CULEBRA
Resultados. En los últimos años se han sembrado muchos árboles que atraen a las aves, como avellano criollo, penda, níspero, guayaba y mango. En los meses de junio y julio, el parque se llena de rolones.Santo Domingo
Si en los próximos meses nota que algunos puntos del parque Mirador Sur se llenan de maleza o se ven poco cuidados, no piense que se trata de algún descuido. Es a propósito.
Varias zonas rocosas del parque urbano serán en lo adelante territorios vírgenes.
“Dejaremos espacios intactos, sin cortar maleza ni chapear. Estamos eliminando el hábitat natural de los reptiles, de los hurones y las culebras, y queremos recuperarlos, porque son beneficiosos para el ecosistema”, explica el encargado de ornato y siembra del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), Rafael Pérez.
Uno de los primeros espacios que dejarán de recibir mantenimiento es el área ubicada detrás de la estación de bomberos del Mirador Sur, frente a la avenida Anacaona, próximo al quiosco número 11.
“Dondequiera que haya un ecosistema rocoso le vamos a ir dejando la cobertura, y lo decimos porque queremos que la gente no piense que se ha dejado el Mirador Sur perdido”.
En esta iniciativa colaborarán LISTÍN DIARIO, Pinturas Popular, la Fundación AES Dominicana y Coca- Cola, empresas que el pasado 24 de octubre firmaron una alianza para colaborar junto al ADN en el rescate del mayor parque urbano de la ciudad.
SEÑALIZACIÓN Y RESTRICCIONES 
Con el apoyo de las instituciones patrocinadoras, los espacios a recuperar serán señalizados con vallas que indicarán que se trata de zonas de reservas y, por lo tanto, estará prohibido entrar en ellas.
“Ahí sólo vamos a entrar a eliminar las plantas invasoras. Tenemos que tener un control biológico natural. Nos dimos cuenta de que las culebras están desapareciendo, y si desaparecen los hurones y las culebras ahorita llega una plaga de ratones, porque no habrá quién se los coma”, informa Pérez.
Ejemplo de una exitosa jornada forestal 
La verdadera reforestación del espacio baldío que en 1970 se convirtió en el parque Mirador Sur comenzó en 1986, cuando la Dirección General de Foresta inició jornadas en la ciudad. Para entonces, el 90% de las plantas sembradas no era nativa o endémica y en el país se había introducido uno de los árboles que más abundan en este bosque urbano: la acacia amarilla.
“Fue en la sindicatura de Francisco Peña Gómez, uno de los arborizadores más grandes que ha tenido la ciudad. Se hizo un buen trabajo para la época pero antes no se sabía que en 25 años la acacia amarilla parece un árbol viejo mientras que la caoba, a los 200 años, sigue viva”, explica Rafael Pérez, encargado de ornato del ADN.
Uno de los principales trabajos de reforestación en el Mirador Sur lo inició en 2000 el exvicepresidente de la República y responsable del plan Quisqueya Verde, Jaime David Fernández Mirabal.
Con un grupo de caminantes y amigos, Jaime comenzó a desplazar plantas invasoras y a plantar endémicas y nativas.
“En lugar de sudar corriendo sudaban con un pico, sembrando”, cuenta Pérez.
En 2005, con el programa Santo Domingo Verde, se incorpora a las jornadas de reforestación una brigada formada por 42 estudiantes universitarios que se ganaban, sembrando árboles en la ciudad, el dinero para pagar la universidad.
Yanet Pérez Paulino, psicóloga industrial egresada de la UASD, participó en estas jornadas y hoy labora para el Centro de Información Ambiental del Mirador Sur.
UN CICLO DE VIDA A CONSERVAR   
Aún está pendiente contabilizar y categorizar los árboles de los ocho kilómetros de largo que ocupa el parque Mirador Sur al suroeste del Distrito Nacional. Del 2005 para acá, dice Pérez, se han cortado alrededor de 1,500 plantas invasoras y se han sembrado entre 15,000 a 20,000.
“El corte se hace despacio porque la población, que muchas veces desconoce de esto, piensa que se está depredando. Sembramos los árboles y en un año y medio cortamos las plantas que no benefician”. Con las plantas invasoras se hace un trabajo permanente. Básicamente se ha intensificado la siembra de caoba, mara, penda, guayaba, avellano, níspero y mango, por ser árboles que atraen a las aves. Los resultados son notorios, expresa Pérez.
“Si vienes en junio y julio te sorprendes: no caminas 500 metros sin ver rolones echados, cosa que no se veía antes. Pero resulta que los roles traen también sus alimentos, semillitas que se riegan y hacen crecer yerba de rápido crecimiento, y en lugares se ve el parque lleno de yerba con florecitas de colores, y la gente cree que el parque está perdido. Es un ciclo de vida que nada más lo ve el que se detiene a verlo.
Cinco años atrás no veías una ‘mata de leche’. Ahora es un lleno, desde que llega la primavera”.

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