jueves, 24 de noviembre de 2011

Investigador español busca ahorrar 20 por ciento de consumo eléctrico mundial


El español Tomás Palacios Gutiérrez, un joven científico que busca reducir al mínimo el consumo de energía a nivel mundial. Foto externa.
Washington, (EFE).- Un equipo de investigadores, liderado por el español Tomás Palacios Gutiérrez, premiado por el presidente de EE.UU., Barack Obama, por su carrera en la investigación, busca ahorrar el 20 por ciento del consumo eléctrico mundial con el uso de nuevos materiales más eficientes aplicados a la electrónica.
"Actualmente el 99 por ciento de la electrónica está basada en silicio, pero en mi grupo buscamos nuevos materiales que puedan mejorar las prestaciones de la electrónica, hacer que los ordenadores sean más rápidos, que los teléfonos móviles tengan mayor funcionalidad, y que muy pronto todos los objetos cotidianos estén conectados a internet", dijo en una entrevista con Efe.
En un futuro no muy lejano, Palacios asegura que la electrónica estará integrada en hojas de papel, en plástico transparente que dé información sobre las noticias del día y en materiales flexibles que permitan, por ejemplo, que se pueda "doblar un móvil y guardarlo en el bolsillo, como si fuera un folio".
Nacido en Jaén, Palacios estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en Madrid, donde ya despuntó como estudiante y obtuvo numerosos premios. Para el doctorado en ingeniería electrónica optó por la Universidad de California y cuando terminó obtuvo una plaza de profesor en el departamento de electrónica del MIT en Boston, donde realiza su investigación.
El joven científico, de 33 años, está al frente de un grupo de 20 estudiantes y doctores que intenta definir el futuro de la electrónica y facilitar su integración en todos los objetos de la vida cotidiana mediante el uso de nuevos materiales. Su equipo trabaja en concreto con nitruro de galio y grafeno para dos aplicaciones distintas. El nitruro de galio lo aplican en la mejora de la electrónica de potencia, que se centra en transformar la energía eléctrica para alimentar los equipos electrónicos.
"Nosotros generamos la energía en las centrales térmicas o en grandes instalaciones fotovoltaicas y luego tenemos que transmitirla hasta las ciudades, lo cual se realiza a tensiones de cientos de miles de voltios para minimizar pérdidas. Antes de que llegue a nuestras casas, tenemos que convertirla a 220 V mediante el uso de electrónica de potencia", explica. Palacios pone como ejemplo el adaptador de corriente que tienen los ordenadores portátiles. "Ese bloque de electrónica, si lo tocas, está caliente.
Esto quiere decir que está disipando energía. Con el uso de nuevos semiconductores como el nitruro de galio, más eficientes, podríamos eliminar casi totalmente esa energía que se está desperdiciando. En total, se podría ahorrar más del 20 % de la electricidad que se usa anualmente en el mundo".
En este proyecto trabaja el cincuenta por ciento de su equipo, la otra mitad está especializada en grafeno, una lámina de una sola capa de átomos de carbono dispuestos en forma de panel de abeja, que a pesar de ser el material más delgado que se conoce es muy resistente "cinco veces más que el acero e idóneo para electrónica".
"Al tener un espesor de un átomo, se puede utilizar para hacer circuitos electrónicos transparentes y flexibles" y además de su uso en teléfonos móviles, servirá en el futuro para integrar electrónica en cualquier objeto. Permitirá, lo que Palacios denomina, "electrónica ubicua". "
Al mirar a través de la ventana recibirás información sobre la climatología o cuando te sirvan el café en un vaso de plástico, la electrónica integrada en el vaso te dará las últimas noticias o te mostrará publicidad". Otra de sus aplicaciones y sobre las que dijo ya se están haciendo pruebas con algunas compañías, es utilizar el grafeno en el área de seguridad alimentaria. El pasado verano Europa sufrió un brote de E.coli que causó decenas de muertos y las autoridades tuvieron dificultades para detectar de dónde provino.
 "El problema está en que con la tecnología actual es casi imposible el identificar de dónde salieron las bacterias. Es muy difícil y costoso". Para solucionar este problema, están desarrollando, en colaboración con el Laboratorio Ibérico de Nanotecnología, un sensor de bacterias de E.coli, que gracias al grafeno se puede integrar en el plástico que se utiliza en el empaquetado de verduras y carnes. Cuando el grafeno entra en contacto con la bacteria genera una señal de radiofrecuencia que se podrá detectar directamente a través del teléfono móvil y así los principios del brote.
Ante el temor de que esta nueva tecnología pueda encarecer los costes de producción y de venta al cliente, Palacios asegura que "una vez que se resuelvan las dificultades técnicas, no espera que encarezca el producto porque el grafeno es un material que se puede fabricar en grandes cantidades de manera muy barata".
Por el conjunto de sus resultados con ambos materiales, Palacios obtuvo este año junto con 93 científicos destacados en otras áreas el premio "Presidencial Early Career Award for Scientists and Engineers", que concede el mandatario de EE.UU. anualmente a los científicos jóvenes que despuntan como investigadores. Para Palacios recibir este premio fue un "gran honor y una gran alegría, no sólo personal sino también por mis estudiantes".
Ahora disfruta de su labor en Boston y no se plantea, de momento, regresar a España, donde cuenta con numerosos colaboradores y donde señala que "hay grupos de trabajo que están haciendo una labor muy importante, aunque quizá falte una red empresarial que pueda utilizar estos resultados de manera comercial". EFE

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