Este año muchas personas en los barrios del Distrito Nacional decidieron adelantar la fiesta de fin de año y amanecer en las calles, lo que se tradujo en basura acumulada en algunos sectores y que 21 de 22 fallecidos hayan sido por accidente de tránsito.
Decenas de colmadones y tiendas de bebidas alcohólicas aprovecharon la gracia en el horario dispuesta por el Ministerio Interior y Policía para mantener en Nochebuena sus puertas abiertas llenos de clientes que se mantuvieron ingiriendo bebidas alcohólicas hasta pasadas las 10 de la mañana del día de Navidad, como un grupo de jóvenes que disfrutaban en la calle Benito Monción y Abreu del sector San Carlos.
La juerga fue tan pronunciada en el centro de la capital que la imprudencia de un conductor cercenó el poste del semáforo situado en la intersección de las avenidas Lope de Vega y Roberto Pastoriza, tras un accidente de tránsito.
Carreras en avenidas
En las avenidas Abraham Lincoln y Lope de Vega nuevamente se produjeron las exhibiciones de velocidad y “ceritos” que dejaron los neumáticos marcados en el pavimento, acciones que acostumbran a realizar algunos jóvenes de clase media y alta para llamar la atención y exhibir las marcas de sus vehículos.
En las avenidas Abraham Lincoln y Lope de Vega nuevamente se produjeron las exhibiciones de velocidad y “ceritos” que dejaron los neumáticos marcados en el pavimento, acciones que acostumbran a realizar algunos jóvenes de clase media y alta para llamar la atención y exhibir las marcas de sus vehículos.
“Ya se han perdido las tradiciones familiares de recogimiento y respeto a la Navidad y la gente ahora sale como loca a tomar alcohol, a hacer desórdenes y a amanecer en la calle sin importarle la tranquilidad de los demás”, se quejó la señora Cristina Filpo, residente en San Carlos, donde el 31 de diciembre se cierra una calle para celebrar el “Rally del borracho”. En barrios como Villa Juana, San Carlos y Villa Consuelo era notoria la presencia de personas “desayunando” en los carritos de “chimis” y las frituras amanecieron trabajando vendiendo cenas y desayunos después de las 12 de la noche del 24 de diciembre. Vasos y fundas ocupaban la periferia de túneles y elevados de la avenida 27 de Febrero, denotando la imprudencia de los conductores que lanzaron sus desperdicios en la vía pública en la Nochebuena.
La alegría se palpaba como si apenas estuviera empezando la rumba en “USA Drink” del sector San Carlos, donde sus concurrentes aseguraron que cerrarían el negocio a las 3:00 de la tarde y volverían a abrirlo a las cinco para amanecer de nuevo.
En los sectores populares no faltó el juego de dominó en colmadones y esquinas, el baile a ritmo de música en los vehículos, y los “borrachines” tradicionales de los barrios que ignoraban la luz del sol y continuaban ingiriendo alcohol y bromeando con los “tígueres” en las esquinas.
El área del Malecón de Santo Domingo estaba limpia a media mañana, al igual que la Zona Colonial.
Muchas personas aprovecharon el poco flujo de tránsito en la mañana para ejercitarse y quemar las calorías de la cena de Nochebuena, caminado y montando bicicletas en las aceras de la avenida George Washington.
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GRAN MOVIMIENTO DE CLIENTES Y VENDEDORES
Los dominicanos, principalmente la gente de los barrios de las grandes ciudades, echaron a un lado las dificultades económicas y los problemas sociales para celebrar la Nochebuena, en medio de una gran algarabía que en muchos sectores se prolongó hasta la mañana del día 25.
GRAN MOVIMIENTO DE CLIENTES Y VENDEDORES
Los dominicanos, principalmente la gente de los barrios de las grandes ciudades, echaron a un lado las dificultades económicas y los problemas sociales para celebrar la Nochebuena, en medio de una gran algarabía que en muchos sectores se prolongó hasta la mañana del día 25.
Más de 200 mil cerdos y 500 mil pollos fueron sacrificados en todo el país, según cifras de la Asociación de Productores de Moca, para abastecer la demanda de la población, principalmente cocidos al carbón o en puya como se conoce al lechón asado en la región del Cibao.
Desde primeras horas en el municipio de Santo Domingo Este y Villa Mella cientos de vendedores de asados colocaron sus mesas en largas hileras, y otros improvisaron puestos de ventas en las salidas de las grandes autopistas, las avenidas principales y el sector de Herrera para atraer a los miles de viajeros que abandonaban la ciudad.
La libra de cerdo asado sobrepasó en algunos lugares los 200 pesos y en otros algunas personas pudieron comprarlo a 180. “Hay mucha gente comprando, hemos vendido tres cerdos antes de las 11:00 de la mañana”, dijo Anselmo Ramírez, un vendedor de la avenida Charles de Gaulle.
Las principales avenidas, especialmente las más populares, como la Duarte, José Martí, París y otras cercanas, se convirtieron en un verdadero caos por la cantidad de vendedores y transeúntes.
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