lunes, 12 de diciembre de 2011

Hallan restos de taínos de entre 500 y mil años


TAMBIÉN HAN ENCONTRADO CERÁMICAS PERTENECIENTES A TRES GRUPOS DIFERENTES                                                      Río San Juan
Al parecer, Playa Grande no ha sido sólo del disfrute de los dominicanos, sino que también los antiguos ancestros de la Hispaniola aprovecharon su belleza natural, que todavía mantiene, para asentarse allí.
Así lo evidencian los restos óseos de dos posibles taínos que fueron encontrados enterrados en las orillas de la playa por un equipo de arqueólogos nacionales e internacionales, gracias a una excavación de gran magnitud que se ha implementado en el área.
Además de un esqueleto, que todavía se presenta en buen estado de conservación, también fueron hallados restos de otro posible taíno, pero en peores condiciones.
El hallazgo incluye montones agrícolas, lugares que utilizaban los taínos para sembrar sus frutos (algo relativamente nuevo), así como miles de piezas arqueológicas, entre ellas vasijas, cerámicas y amuletos, entre otras, que no sólo pudieron pertenecer a los aborígenes de la isla, pues podrían ser de Mayas y de españoles.
Investigaciones 
La excavación se encuentra justo en el centro de la playa ubicada entre los poblados de Río San Juan y Cabrera, en la costa norte del país. Las investigaciones son lideradas por el arqueólogo español Adolfo López, investigador asociado del Museo del Hombre Dominicano.
Son parte del equipo de investigación los arqueólogos Cristóbal Burkhatter, Alicia Galarraga, Sara Gálvez, Alejandro Selmi, Jorge Ulloa, el geólogo Enríquez Burkhatter, el antropólogo Abelardo Jiménez Lambertus y José Guerrero, director del Instituto Dominicano de investigaciones Antropológicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), junto a un equipo de diez ayudantes.
Enterramientos 
Los dos esqueletos hallados podrían tener entre 500 a 1,000 años, según explicó Adolfo López, director de la excavación.
De acuerdo a los estudios sobre mitología taína, López señaló que los aborígenes tenían la costumbre de enterrar a sus muertos debajo de sus bohíos (casas) o en cementerios.
En este caso, no se trata de un cementerio.
Uno de los restos, el cual podría ser de un niño, apareció en un lugar que pudo haber sido una bohío. Los huesos están prácticamente pulverizados, aunque se conserva su dentadura. Mientras que el otro, en mejor condición, está cerca de los montones agrícolas y los expertos dijeron desconocer hasta el momento la razón de su entierro en ese lugar.
Una de las pistas que evidencia el origen taíno de los restos, según los arqueólogos, es que el esqueleto que está en mejor condición se encuentra en posición fetal. Sobre esto la arqueóloga venezolana Alicia Galarraga indica que se debió a rituales culturales.
“El individuo joven-adulto posiblemente de edad entre 25 a 30 años está en posición fetal. Ellos los amarraban para que quedaran en esa misma posición”, reseñó la también antropóloga. “Posiblemente se debe a que como nacemos nosotros lo querían reguardar como en el vientre de la madre”, agregó.
Galarraga apuntó que los restos se someterán a pruebas de Carbono 14. Éstos se mandarán a un laboratorio fuera del país, para confi rmar la edad, sexo, período y la alimentación que llevaban.
Choque cultural 
Para los investigadores, uno de los aspectos más interesantes de la excavación ha sido encontrar cerámicas de diferentes tipos de taínos que habitaron en la isla, como son los Ostionoides, Mellacoides y Chicoides, fechados entre los años 100 hasta el 800 DC.
Según los arqueólogos Adolfo López y Jorge Ulloa hasta ahora no se habían encontrado cerámicas de estos tres grupos en el mismo nivel de excavación, lo que trae por efecto que pudieron estar juntos en ese lugar al mismo tiempo. Los fragmentos de cerámica europea, posiblemente española y amuletos mayas, tienen una explicación.
El arqueólogo submarinista Alejandro Selmi reveló que en los alrededores de Playa Grande hay un barco hundido del año 1553 con 36 cañones y una fl otilla de naufragios franceses del siglo XVIII.
El director de arqueología de la empresa de rescate de naufragio Deep Blue Marine, cuenta la historia de que una noche del 1798 quince barcos se hundieron en la cercanía de Playa Grande. Hasta ahora la compañía ha podido localizar ocho.
Selmi maneja la hipótesis de que si ese poblado existía para el año 1553, los taínos tuvieron un contacto directo con los posibles sobrevivientes de aquel naufragio.
Las piezas y artefactos encontrados serán depositados en el departamento de investigaciones del Museo del Hombre Dominicano.
Tan pronto las excavaciones terminen se liberará el área, pero hasta tanto los inversionistas no pueden desarrollar el proyecto.
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LOS ANTECEDENTES Y EL FINANCIAMIENTO 

El subdirector del Museo del Hombre Dominicano, Abelardo Jiménez Lambertus, dijo que en sus inicios la propiedad donde ahora se lleva a cabo la excavación pertenecía al Banco Central en los años 80 del siglo pasado. Manifestó que los arqueólogos del Museo ya sabían que esa zona podría ser un yacimiento arqueológico.
Jiménez Lambertus explicó que en una ocasión pudieron notar fragmentos de cerámica taína en la superficie, lo que los “indujo a pensar que se podría hacer un trabajo importante e interesante porque vieron fragmentos de otros grupos culturales taínos”.
Sin embargo, indicó que “tuvieron que detenerse por los altos costos y falta de fondos que demandaba la excavación en ese entonces”.
Ahora, los inversionistas del Proyecto Playa Grande que se realizará en la zona decidieron concluir las investigaciones antes de comenzar los trabajos, “para documentar mejor la herencia cultural dominicana”.
Éstos financian la excavación y designaron al arqueólogo López como su director, quien tiene junto a su equipo alrededor de un mes de trabajo.

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