miércoles, 18 de enero de 2012

Benedicto XVI dice que la división de los cristianos les hace menos creíbles


Ciudad del Vaticano.- El papa Benedicto hizo hoy un nuevo llamamiento para la unidad de los cristianos y denunció que esa separación impide un anuncio más eficaz del Evangelio, “porque destruye o pone en peligro nuestra credibilidad”.
Ante unas nueve mil personas que asistieron en el Aula Pablo VI del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, el Pontífice se preguntó: “¿cómo podemos dar los cristianos un testimonio convincente si estamos separados? y animó a todos los fieles de Cristo a orar en la Semana de Rezos para la Unidad de los Cristianos, que comienza hoy.
“Desde que nació el movimiento ecuménico moderno, hace un siglo, siempre hemos sido conscientes de que la falta de unidad entre los cristianos impide un anuncio más eficaz del Evangelio, porque destruye o pone en peligro nuestra credibilidad. ¿Cómo podemos ser creíbles si estamos divididos?”, dijo el Pontífice, que el próximo 25 de enero clausurará la Semana por la Unidad de los cristianos en la basílica de San Pablo Extramuros de Roma.
El papa Ratzinger agregó que en lo referente a la verdad fundamental de la fe “nos une más de cuanto nos divide”, pero precisó que las divisiones “permanecen” y suscitan “confusión y desconfianza, debilitando nuestra capacidad para transmitir la Palabra salvadora de Dios”.
Benedicto XVI, que ha convocado el Año de la Fe para la nueva evangelización (que comenzará el 11 de octubre 2012, fecha del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y que terminará el 24 de noviembre 2013) manifestó que trabajar por la unidad es muy importante para la nueva evangelización.
“La nueva evangelización puede ser más fructuosa si todos los cristianos anunciamos juntos la verdad del Evangelio de Jesucristo y damos una respuesta común a la sed espiritual de nuestro tiempo”, aseguró.
El Pontífice reiteró su invitación a los fieles para que recen por la unidad, “sabedores de que la unidad a la que aspiramos no puede ser sólo el resultado de nuestros esfuerzos, sino que será un don recibido desde arriba, que hay que invocar siempre”.
El Obispo de Roma subrayó que la plena y visible unidad a la que anhelan los cristianos exige que se transformen de manera cada vez más perfecta a la imagen de Cristo.
“La unidad por la que rezamos exige una conversión interior tanto común como personal. No se trata simplemente de cordialidad o de cooperación, exige reforzar nuestra fe en Dios. Es necesario abrirse los unos a los otros, tomando todos los elementos de unidad, es necesario sentir la urgencia de testimoniar al hombre de nuestro tiempo al Dios vivo, que se ha dado a conocer en Jesucristo”, añadió.
Oriente y Occidente se separaron con el cisma de 1054, con las excomuniones del papa León IX y del patriarca Miguel Celurario.
Les separan razones teológicas, como el rechazo de los ortodoxos al primado de la Iglesia de Roma y la negativa de la infalibilidad del Papa.
Los ortodoxos no reconocen la validez de los sacramentos católicos, al contrario que la Iglesia católica que sí admite, desde el Vaticano II, los de la Iglesia ortodoxa.
Además, los ortodoxos culpan a Roma de proselitismo y de intentar expandirse en territorios hasta ahora bajo su control.
Antes del gran cisma se produjo otra escisión, la de los cristianos armenios, que vivieron en comunión con Roma hasta el año 491, cuando abrazaron las tesis del monofisismo, según la cual Cristo sólo tenía una naturaleza, la divina, y era hombre sólo en apariencia.
El Concilio de Calcedonia de 451 condenó el monofisismo y definió la doble naturaleza de Cristo, humana y divina, unidas sustancialmente en una sola persona divina.
Los armenios no lo reconocieron y así nació la Iglesia Armenia, a la que no se puede llamar ortodoxa porque es anterior al cisma de 1054.
Concluida la audiencia, el Papa saludó a los numerosos grupos presentes en el Aula Pablo VI, entre ellos a una amplia representación del Colegio de Abogados de Roma, a los exhortó a desarrollar la profesión “manteniéndose siempre fieles a la verdad, presupuesto fundamental para la actuación de la justicia”.

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