En Santiago, la delincuencia no respetó el año pasado ni a los templos católicos, lugares sagrados dedicados a oír misas y adorar a Dios. Un total de 23 templos de la provincia fueron saqueados el año pasado en la provincia norteña por delincuentes que sustrajeron diversos objetos, entre estos plantas eléctricas, equipos de sonido y otras pertenencias consideradas valiosas por el arzobispo y varios sacerdotes entrevistados. También robaron guitarras, hostias y otros artículos. La feligresía católica se siente lastimada.
SANTIAGO. Un total de 23 templos de la Iglesia Católica fueron saqueados durante el año pasado en esta provincia por delincuentes, que sustrajeron diversos objetos, que incluyen plantas eléctricas, equipos de sonido y otras pertenencias consideradas valiosas por el arzobispo y varios sacerdotes de la arquidiócesis de aquí.
Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio hizo un llamado público a los delincuentes que han cometido esos robos, que calificó de vergonzosos, a que hagan retornar el cuerpo de Cristo al templo católico más cercano.
Asimismo, De la Rosa y Carpio invitó a todos los fieles católicos a ofrecer oración y sacrificios, “en desagravio a esta vergonzosa ofensa cometida contra Jesús Sacramentado”, y señaló que las hostias sustraídas en esas iglesias no han aparecido aún.
Además de los equipos señalados, en los templos fueron robadas guitarras, hostias y otros artículos.
El sacerdote Fabio Fernández, de las parroquias San Juan Bautista, de Las Antillas y Asunción de la Virgen, de Camboya, dijo que los ladrones buscan siempre objetos que sean fáciles de empeñar, porque así obtienen dinero cómodo y rápido.
“Estos hechos son indescriptibles. Es que no se le está haciendo daño a la iglesia o a un sacerdote; se le está haciendo daño a toda la comunidad. Estos ladroncitos roban regularmente artículos que luego puedan empeñar y hacer dinero rápido”, explicó.
Señaló que una de las medidas que se han adoptado, por sugerencia del señor arzobispo, es poner cámaras de seguridad y vigilantes privados, porque los daños han sido muchos.
Fernández, con 30 años en el sacerdocio, manifestó que el incremento de los robos se debe a la poca seguridad conque cuentan las iglesias, en su mayoría sencillas y viejas.
La última iglesia víctima de robos fue la de la comunidad de Los Cocos, cuyo sacerdote, Elías Severino, tuvo que poner una querella ante la Policía, porque le sustrajeron una guitarra y una planta eléctrica.
“Ya tendremos que ponernos un poco más estrictos, porque están acabando con nuestras iglesias. Y yo ya también anuncié que voy a poner mucha vigilancia”, dijo Severino.
Un hecho considerado sin precedente, según el sacerdote, ocurrió en la parroquia Santa Ana, del sector Nibaje, donde los delincuentes sustrajeron de la Eucaristía hostias a dos ministras de la comunión para los enfermos.
“La comunidad creyente se encuentra en estado de indignación, puesto que todo acto de sustracción violenta o falta de respeto a lo que se considera sagrado entra en la esfera de la profanación y el sacrilegio”, expresó el sacerdote.
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