Viña del Mar, Chile.- El dominicano Juan Luis Guerra puso el broche de oro al Festival de Viña del Mar con una receta a base de son, merengue y bachata, que deleitó a un público que se quedó con ganas de más, pues fue un concierto breve aunque intenso.
Guerra fue el encargado de poner fin a una edición que contó con estrellas de la talla de Luis Miguel, Marc Anthony y Morrissey.
Porque Guerra demostró que sus éxitos son suficiente aval para triunfar noche tras noche, como demostró en su espectáculo, de apenas una hora y veinte minutos, pero su calidad es de tal nivel que con su receta básica logró hacer las delicias del público.
El dominicano comenzó fuerte, con “Como tú no hay ninguna”, “La bilirrubina”, “La llave de mi corazón” o la bachata “Te regalo una rosa”, que pusieron en pie al anfiteatro de la Quinta Vergara.
La faceta más religiosa del artista llegó a ritmo de son, con “Son al rey”, y de merengue, con el tema “Para ti”.
Pero Guerra se acordó también de su mujer Nora, para la que interpretó la bachata “Mi bendición”, y de su país, que este lunes celebró un nuevo aniversario de su independencia y al que dedicó “Como yo”.
La fiesta alcanzó sus cotas más elevadas con los compases de “Niágara en bicicleta”, “Visa para un sueño” y “Las avispas”, que el auditorio le agradeció con una antorcha de plata y otra oro, los premios que se conceden por petición popular.
Pero además de recurrir a sus solicitados éxitos, Juan Luis Guerra presentó “En el cielo no hay hospital”, un merengue del nuevo disco que sale este martes a la venta.
Comenzaron las prisas entonces y, con apenas una hora sobre el escenario, empezó a advertir que no podría quedarse mucho más.
Ante el clamor popular, se le concedió también una antorcha de plata y otra de oro, y los presentadores le insistían en que recompensara al público con alguna canción más, aunque él argumentaba que estaba apurado porque tenía que tomar un avión.
Sin más remedio que el de alargar un poco la velada, el dominicano se puso romántico con “Frío, frío”, “Burbujas de amor” y el clásico “Ojalá que llueva café”, y se despidió sin mayor ritual.
Dejó al público con ganas de más, y a los organizadores con un anfiteatro molesto y en pie de guerra, que pifió a los presentadores cuando estos cerraron la velada, y con ello el festival, dando paso a la actuación de los ganadores de la competencia folclórica e internacional.
Pero la actuación de Juan Luis Guerra estuvo en línea con lo que había sido su presencia en Viña del Mar, adonde llegó el sábado y decidió cancelar una rueda de prensa cuando había ya un centenar de periodistas esperándolo.
La organización dijo entonces que la conferencia se había suspendido porque tenía que ensayar en el auditorio, pero después se supo que había ido a almorzar a la ciudad vecina de Valparaíso.
Así como llegó y estuvo, se fue, con prisas y con el paso de su estela fugaz en la noche chilena.
Una noche que comenzó con el humor de Bombo Fica, que durante más de una hora hizo reír a carcajadas a todo el auditorio, y siguió con la entrega de premios a las competencias folclórica e internacional, que fueron para Chile e Italia, respectivamente.
Después llegó el turno del español José Luis Perales, que ha estado presente en todas las noches del festival en su calidad de presidente del jurado de los dos concursos del certamen.
El veterano artista, de 67 años, encontró a un público a su medida que le acompañó en sus temas más conocidos, desde “Me llamas” y “Un velero llamado libertad” a “Y tú te vas”, “Amada mía” y “Sí”.
Perales también aprovechó para presentar “Morir por ti”, una canción dedicada a su nieta Manuela y que es el primer sencillo de su nuevo disco, “Calle Soledad”, que saldrá a la venta en abril.
Con entrega y emoción, el español conquistó dos antorchas y dos gaviotas, que celebró cantando “Te quiero”, mientras el resto del jurado bailaba con él en el escenario.DE EFE
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