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SANTIAGO.- Una ola de suicidios, tres en dos días, estremecen a la provincia de Santiago, afectando a todos los estratos sociales, sin que existan barreras profesionales, de actividad laboral, edad, sexo, tez piel y credo religioso. entre los suicidios se citan el de la adolescente de 13 años, Darleny Castillo Toribio en el municipio Villa Bisonó, el viernes 24 de febrero; el del ingeniero Odalís Castillo, de 30 años, en el distrito Canabacoa, municipio Puñal, el sábado 25 de febrero; y el del comerciante Juan Javier Rodríguez Taveras, 45 años, Las Charcas, Santiago de los Caballeros, domingo 26 de febrero.
Una cuarta muerte, de otra adolescente de 13 años, María Inés Acosta, supuestamente ahogada en una piscina, no deja de ser cuestionable, ocurrió en la urbanización La Moraleja, de Santiago de los Caballeros, el 19 de febrero.
El autoprovocarse la desaparición física, es un hecho, como otras reacciones del ser humano, que no deja de se materia de estudio de los profesionales de la conducta, desde la aparición misma de los primeros habitantes.
Pero no así lo aceptan en toda su extensión los vecinos de la adolescente Darleny, la cual supuestamente se disparó a la cabeza con una pistola de su padrastro.
Dos lugareños, una mujer y un hombre, aunque no quisieron ofrecer sus nombres, entendible en estos y otros casos, dijeron que las autoridades del Ministerio de Justicia y de la Policía, debieran de realizar una profunda investigación. Esto así, porque la niña no presentaba aspectos que la llevaran a matarse.
EL INGENIERO ODALIS CASTILLO
Parte de la comunidad del distrito Canabacoa, no sale del ¡asombro!, ¡qué, cómo, no me diga, ay Dios Santo, pero Señor Mío!, son tantas de las reacciones de las gestes de aquí, cuando se enteraron de que se había ahorcado uno de sus jóvenes de valía, Odalís Castillo.
Una señora que ronda algo más de 60 años expresó, “tanto que estudió y mira lo que viene a cometer, espero que el Señor lo perdone”.
Pasarán días, semanas y años, y ese acontecimiento funesto, será comentario en el callejón de Los Filpos, en donde residía.
COMERCIANTE RODRIGUEZ TAVERAS
La comunidad Las Charcas, hacia el sur suburbano del municipio de Santiago de los Caballeros, capital de la provincia Santiago, se distingue particularmente por su balneario, en la ribera sur del río Yaque del Norte, el cual hace tiempo está descuidado por los Gobiernos Local y Central.
Pero una porción considerable de sus mujeres y hombres, el domingo reciente fueron sacudidos al conocer del suicidio de un disparo a la cabeza, del señor Juan Javier Rodríguez Taveras.
Un señor entrado en los 50 años expresó, “pero el estaba bién cuando lo ví ayer sábado, lo encontré alegre, por lo que no se que le daría”.
Este redactor le preguntó, ¿y es verdad que aquel que se suicida no le vé la cara a Dios?, respondió, “ asina eh, asimimito, desde chiquitico me lo han dicho, y yo lo creo porque me lo han repetido muchos padres de la iglesia, que no le ven la cara al Señor de allá del Cielo”.
Esa determinación la han tomado, letrados, iletrados, líderes, personas poco sociables, creyentes religiosos, ateos, mujer, hombre, niño, adolescente, ricos, pobres, y una lista interminable de personas de las más variadas formaciones.
Todas las vidas son valiosas, sin reparar sus condiciones, pero no deja de ser preocupante, que profesionales que han pisado una universidad lo hagan. Lo mismo pudiera decirse de niños y adolescentes, aunque con estos, quizás por los malos tratos de sus familiares, consideran como alivio dejar de existir. ¿Usted qué dice?.
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