jueves, 8 de marzo de 2012

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER Defensoras de la mujer EL MAYOR AVANCE QUE HA TENIDO RD EN MATERIA DE DERECHOS FEMENINOS SE HA DADO EN EL PLANO LEGAL


Santo Domingo
En una cultura eminentemente machista, dedicar toda una vida a defender los derechos de las mujeres es una lucha a contracorriente. Por lo que cuentan la socióloga Magaly Pineda y la abogada Susi Pola, ambas activistas de los derechos de la mujer, en el trayecto se pierden algunas amistades, pero se ganan otras; se presentan obstáculos y se logran importantes conquistas.
Pineda y Pola coinciden en señalar que el mayor avance que el país ha experimentado en el tema se ha dado en el marco legal, y todo gracias al aporte de mujeres de diferentes épocas.
Pineda cita en primer lugar a las sufragistas. Con ellas, dice, la sociedad tiene la deuda histórica de recordar y visibilizar su legado.
Menciona, asimismo, a las mujeres del Consejo Consultivo Honorífico del Senado, creado por Milagros Ortiz Bosch y que impulsó avances en el ámbito legislativo; la Federación de Mujeres Dominicanas, que aunque no era una organización feminista agrupó a mujeres en torno a diferentes causas sociales en la década de 1960; las gestoras del Centro de Estudios de Género del Intec y las lideresas de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (Conamuca).
Para Pola, en tanto, las heroínas de la causa femenina son todas las mujeres que trabajan día a día, muchas veces de forma anónima: madres solteras, mantenedoras y criadoras, además de paridoras, de sus hijos e hijas; políticas que pelean contra la estrechez de sus partidos; trabajadoras de casas de familia, zonas francas y pequeñas empresas; dominicanas que amanecen temprano a desafiar a la vida para darle de comer a sus familias. “No hay nombres -dice- porque son muchas, son todas las mujeres de este país”.  
MAGALY PINEDA
Cambio

“El feminismo obliga a quienes lo asumen a repensarse en el plano personal, en todos sus roles”.  
SUSI POLA
Estigma

“En una sociedad patriarcal como la nuestra, las feministas somos poco menos que ‘anormales’ porque vamos contra la corriente”.
 Voces en favor de la mujer
Involucrarse en una causa social, cualquiera que ésta sea, exige compromiso. Sin duda alguna, es mucho más cómodo quedarse en casa y dejarle “eso” a las demás personas.
En el caso de las reivindicaciones femeninas, el compromiso parece mayor, pues la doctrina que las sustenta demanda de quienes la adoptan un cambio de conducta tanto en el ámbito público como en el privado.
A propósito de conmemorarse hoy el Día Internacional de la Mujer, una celebración que nació entre los movimientos obreros y de izquierda como Día de la Mujer Trabajadora, la socióloga Magaly Pineda y la abogada Susi Pola hablan de su experiencia como activistas de los derechos de la mujer en República Dominicana.
Magaly Pineda: ‘El feminismo es un estilo de vida’   
En julio de 1970, Magaly Pineda recibió un regalo que cambiaría el curso de su vida. Con 27 años y una activa participación como dirigente estudiantil y de izquierda, esta licenciada en Ciencias Sociales y catedrática universitaria acababa de renunciar de la organización política en la que había militado, cuando llegó a sus manos el libro “Las mujeres”, de la estadounidense Margaret Randall, que hacía un repaso por las diferentes manifestaciones del movimiento de liberación de la mujer, como era conocido entonces el movimiento feminista.
Aunque había formado parte de la Federación de Mujeres Dominicanas, que existió entre 1961 y 1969, aquella lectura le hizo cambiar de enfoque. Si antes suponía que crear una sociedad más justa aseguraría un trato no discriminatorio hacia la mujer, ahora entendía que el cambio debía darse a la inversa.
“La consecuencia de eso fue una gran soledad”, recuerda Pineda. “Yo recibí mucho rechazo de los compañeros con los que había militado en la política, en parte porque asociaron mi renuncia con haberme encontrado con el feminismo, y en parte porque el feminismo se asociaba con Estados Unidos, con el imperialismo”.
Etapa de “francotiradora”
Sin una organización detrás ni grupos de mujeres organizados, Pineda se convirtió en una de las pioneras de la segunda oleada feminista en el país (tras la conquista de derechos como el voto y la educación universitaria, el movimiento había entrado en una etapa de silencio). En la que ella define como su “etapa de francotiradora”, se dedicó a “desmontar la cultura patriarcal” mediante análisis de textos y canciones populares, y la publicación de artículos en el periódico Última Hora.
Que Naciones Unidas declarara el 1975 como Año Internacional de la Mujer no sólo visibilizó las problemáticas de ésta, sino también la labor de personas que, como Pineda, luchaban por las reivindicaciones femeninas.
Para el mismo año, la ONU organizó la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en México, otro acontecimiento que marcaría a Pineda y que, rememora, coincidió con la salida de la cárcel de su esposo, Rafael ñFafañ Taveras, quien estuvo cinco años preso por razones políticas.
Si bien le llamó la atención la escasa participación de verdaderas feministas latinoamericanas, el evento le hizo reafirmarse en la idea de que el feminismo era una propuesta revolucionaria.
Altibajos
Fundadora del Centro de Investigación para la Acción Femenina (Cipaf), Pineda señala que los prejuicios negativos que existían y siguen existiendo en torno al feminismo son los mayores obstáculos que ha tenido que enfrentar a lo largo de su activismo.
Las ronchas que levanta el feminismo, opina, se deben a que, a diferencia de las ideologías políticas, esta doctrina obliga a quien la asume a repensarse y asumir cambios en el plano personal.
“El feminismo es una propuesta política ñdiceñ, pero también un estilo de vida”.
Tras casi 42 años de activismo a favor de los derechos de la mujer, entiende que los avances más importantes se han logrado en el marco legal.
Menos satisfecha se muestra al hablar de la corresponsabilidad del hombre y la mujer en las tareas domésticas, de un mercado de trabajo que sigue relegando a las mujeres al sector de servicios aunque estén mejor preparadas, y a un sistema educativo que “no asume su rol de órgano transmisor de ideologías”, sino que “sigue reproduciendo el sexismo”.
Para Pineda, madre de dos hijas y un hijo, es una satisfacción haber contribuido a visibilizar la discriminación de la mujer en la sociedad dominicana y haber logrado que las demandas de ésta formen parte de la agenda pública. “El feminismo para mí ha significado una fuente de crecimiento personal”.
 Influencia
“Las mujeres”, ensayo de Margaret Randall, se convirtió en libro de cabecera para Magaly Pineda. Randall (Nueva York, 1936) es una poetisa, fotógrafa y activista social que residió en México, Cuba y Nicaragua. 
Susi Pola: ‘Los casos de violencia son todos impactantes’
No es raro que María Jesús Pola (Susi) sea una firme defensora de los derechos humanos y, más específicamente, de los derechos de las mujeres.
Nacida en Asturias, España, y criada en la Patagonia argentina, Pola estudió cinco años en Canadá y desde 1970 reside en República Dominicana.
Ese periplo, que contribuyó a forjar en ella un sentido de “pertenencia universal”, y una familia en la cual las “mujeres fuertes” eran mayoría la hicieron llegar a la adultez con una buena autoestima.
“Probablemente, el haber constatado las diferencias de género en todos estos lugares en los que viví, favoreció mi activismo”, dice Pola, quien en 1969 se casó con el cirujano ortopeda Pedro Luis Veras Nicasio, con quien procreó tres hijos y una hija.
Fue esta unión lo que la trajo al país en 1970 y fue aquí donde se darían las condiciones para que desarrollara su activismo, a pesar de que, ya desde la escuela primaria se identificó con las causas justas y los reclamos libertarios.
“República Dominicana ha sido el país, de los que he vivido, en el que las brechas de género son más patéticas a partir de la violencia contra las mujeres”, comenta.
Enfermera graduada de la Université de Montreal, Canadá, Pola se hizo abogada en la PUCMM de Santiago y cursó una Maestría en Género y Desarrollo en el Intec. La violencia de género ha concentrado su atención y sobre este tema ha publicado varias investigaciones.
En su lucha, ha debido enfrentar las dificultades propias del sistema patriarcal. Ha perdido amistades queridas (“sobre todo de amigos que temen ‘mi influencia’ sobre ‘sus’ mujeres”, señala), pero ha ganado otras.
Prejuicios
“Formo parte de un colectivo ‘subtitulado’, porque pertenecemos a una cultura a la que le gusta encasillar, pero convertimos estas dificultades en retos y avanzamos”, expresa la fundadora del Núcleo de Apoyo a la Mujer.
Y es que las feministas también son víctimas de estereotipos y prejuicios; sin embargo, a Pola parece no preocuparle: “Quienes tienen que lidiar con su propia maledicencia son quienes nos estereotipan, que además parten el alma por su poca visión y entendimiento”.
Avances en la defensa por las reivindicaciones femeninas hay varios, dice. “No es lo mismo ser mujer en este país hoy que cuando llegué, en 1970”.
La lista incluye la creación en la década de 1980 de la Dirección General de Promoción de la Mujer, hoy Ministerio de la Mujer, como institución rectora de las políticas públicas estatales de género, y la promulgación en enero de 1997 de la ley 24-97 (según ella, “el documento más importante del siglo pasado para las dominicanas”) que visibilizó y tipificó penalmente la violencia de género, contra la mujer y la intrafamiliar.
“A partir de ahí ñseñalañ, hemos podido avanzar, aunque a veces subimos tres escalones y bajamos dos, pero no hemos dejado de subir”.
Impacto
Lidiar constantemente con los casos de violencia machista no parece haberla desensibilizado. Todos le parecen igualmente impactantes. En su opinión, no puede haber diferencia en el efecto de conocer la historia de Evelyn, “una muchachita preciosa” de 12 años, a quien desde que tenía 9, un hombre entonces de 27 años empezó a acosarla y “enamorarla”, se la llevó entre amenazas de matar a todo el mundo, la torturó, embarazó y mató en el lapso de 6 meses, “un feminicidio cruel de más de 27 puñaladas en el rostro y en su anatomía femenina”; y en el del intento de feminicidio de Miguelina Llaverías por el padre de sus hijas e hijos, Adriano Román, quien contrató a sicarios para eso.
“Las historias de las mujeres que he conocido, todas me han impactado de manera particular. ¡Y son muchas en estos más de 25 años! Cada día, cuando leo una reseña de muerte por género, mi corazón se sigue estremeciendo como entonces”, asegura.
Si bien nunca estará satisfecha, “porque falta mucho aún por alcanzar”, la condena de Román, quien después de 28 años de impunidad fue sentenciado por el intento de feminicidio, marcó para ella un antes y un después. Aunque a un costo muy grande ñcasi se lleva la vida de su sobrino Jordi Veras y puso en peligro la vida de otrosñ, mostró una nueva cara de la justicia dominicana.
 Experiencia
“Digamos que haber sido ‘nacional’ de tantos sitios, por aquello de que ‘patria es la tierra donde se vive’, crea una personalidad particular donde la pertenencia se hace universal”, opina Susi Pola sobre la forma en que la marcó su paso por diferentes países.  

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