miércoles, 30 de mayo de 2012

Calderón, pionero de la bachata



JOSÉ MANUEL CALDERÓN, CONSIDERADO EL PADRE DE LA BACHATA, CUENTA SU HISTORIA MUSICALSanto Domingo
Luis María Calderón Peña era un comerciante oriundo de Las Charcas de Azua. Aunque solía cantar décimas nunca se imaginó que el tercer hijo de su matrimonio con Hilda Fe Carbuccia se convertiría, años más tarde, en el pionero de un género que emergía del corazón de un pueblo lleno de sentimientos encontrados y, sobre todo, mucho romanticismo.
Una guitarra empezó la historia. Fue el regalo de Luis a su esposa Hilda. Aficionada a la música, ésta no tarda en repetir el gesto con su hijo José Manuel Calderón.
Sin embargo, el regalo tenía un carácter secreto, ya que el padre no podía enterarse. Los nueve hermanos de José Manuel fueron cómplices incondicionales y el joven José comenzó a aprender y a soñar.
Nace el géneroJosé Manuel nació en El Seybo durante un viaje de sus padres, el 9 de agosto de 1941. En el 1951 llega a Santo Domingo y fija residencia en la calle Moca 41 de Villa Juana. La escuela República Dominicana sería su casa de estudio, pero sus inclinaciones musicales y la camaradería con los jóvenes amigos de Villa Consuelo, motivados por “las enamoraditas y las serenatas que se hacían en es época” le llevaría a formar el Trío Los Juveniles.
Los tríos eran famosos en esa época y José Luis recuerda que él y su compañeros “no veían el punto comercial” en lo que hacían. “Era una época muy romántica y lo hacíamos para impactar a las muchachas y a los amigos”, rememora.
Así fue como el trío de inexpertos pero decididos y soñadores jóvenes deciden hacer una grabación, a título de aficionados y con la ayuda de Fabio Inoa, en un pequeño estudio de “La Voz del Trópico”, con unas guitarras y una maraca. Era el 30 de mayo de 1962. “Condena”, de Bienvenido Fabián, y el anónimo “Borracho de amor” fueron los temas que versionaron y marcarían el inicio de la bachata, aunque no sabían lo que hacían.
“Nosotros inventamos algo que resultó, eso fue un sueño”, narra Calderón. De allí José se dirigiría a los estudios de Radio Televisión Dominicana y grabaría los primeros temas de su autoría (“Lágrimas de sangre”, “Muchachita linda”), a 15 pesos la hora. “Ahí nada más habían dos micrófonos”.
Gu¨iras por maracasMuy singular era la precariedad de José Manuel y sus improvisados músicos al punto que debido a la ausencia de una maraca emplearon una gu¨ira como sustituta.
“Ahí entra la gu¨ira que se ha quedado para siempre y el que le saca a la bachata la gu¨ira sabe que no es bachata”, enfatiza Calderón.
Se usó para el tema “Quema esa carta”. Además, se hizo acompañar de un contrabajo, un bongó y la tumbadora para efectos más profundos.
La cinta de la grabación fue enviada a California con la ayuda de Atalah Blandino para poder convertirla a LP. Sus canciones empezarían a sonar en la radio y a ser respaldadas por el pueblo que José Manuel describe como un “ejército”.
Esa sería la única forma en que la bachata sobreviviría atacada por críticos de época que fueron los que se encargaron de darle este nombre despectivo.
El emergente ritmo se separaba del bolero y se distinguía por la diferencia que había entre los compases. La caída del régimen de Trujillo favoreció al surgimiento del género porque “la gente comienza una nueva época, una nueva vida, estas canciones llegan para alivianar un poquito esa carga”.
Sus canciones se volvieron tan populares que rápidamente fue firmado por la Kubaney Récord y de ahí en adelante emprendería toda una carrera musical hasta hoy. Él tiene una frase para describir la bachata: “Es amor”.
Además de cantarla quiere que su testimonio ampliado quede grabado para la historia.
La periodista y escritora Marivell Contreras está en la fase de edición de su libro “Lo que no se ha dicho de la bachata”, que pondrá a circular este año.

EN ESCENARIOS EXTRANJEROS
DESDE EL 1962 

Cuando graba su disco en de una forma avezada y prematura, José Manuel se dirige a Puerto Rico, recomendado por el locutor Jesús Torres Tejeda, de la emisora “Onda Musical”, a la estrella del momento (y una de sus mayores influencias): el cantante de boleros Felipe Rodríguez. Ese mismo día llegó a la emisora KBM y su música se convirtió en todo un éxito comercial y musical en Borinquen.
A finales del 1963 firma con la Kubaney Records. Este contrato impulsa su música automáticamente a escenarios norteamericanos que frecuentaría de forma asidua. Vivió en Manhattan por 5 años (del 1969 al 1972), actuando siempre en múltiples presentaciones.

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