Hasta el tabaco tiene su propio día, pero no precisamente para glorificarlo: el próximo 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco, con el que se persigue estimular a todos aquellos que quieran sumarse a la "ola de desintoxicación" de uno de los males del siglo XXI.
El doctor Miquel Masgrau, exfumador, parece haber encontrado la receta para erradicar la epidemia, y la proporciona en su libro "El placer de dejar de fumar".
El tabaco sigue siendo la primera causa mundial de muertes prevenibles. Así comienza el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que celebra cada 31 de mayo el Día sin Tabaco con el fin de poner de relieve los riesgos que supone su consumo para la salud.
Las cifras, desde luego, no son nada halagüeñas para los actuales fumadores. Cada año el tabaco mata a cerca de 6 millones de personas. Y, si se mantiene la tendencia actual, en 2030 perecerán más de 8 millones. Pero los más adictos pueden estar de suerte.
Dejar de fumar sí puede ser un placer
El doctor Miquel Masgrau, fumador empedernido durante más de un cuarto de siglo, ha escrito el libro "El placer de dejar de fumar", con el que quiere enseñar el camino a dejar el cigarrillo de la mejor manera posible: sin la sensación de un placer perdido.
"Lo más destacable del libro es que es reversible" afirma el autor, que ha escrito tanto para fumadores como para aquellos que no comprenden su consumo. "Los detractores pueden leer las distintas partes de atrás adelante, es decir, empezando por conocer la que fue la hierba sagrada de los indios para terminar por darse cuenta de que se ha exagerado su papel de chivo expiatorio en una materia en la que abunda el integrismo".
"Desde el descubrimiento de América, el tabaco ha influido en gran manera en nuestra cultura y nuestra mentalidad, tanto de los fumadores como de los no fumadores", continua Masgrau. Y es que, desde que la televisión caltapultara al personaje de Colombo y el cine nos obligara a recordar a Humphrey Bogart con inseparable cigarrillo en películas como "Casablanca", el tabaco ha estado presente en los medios audiovisuales.
En "El placer de dejar de fumar", el autor espera que los lectores reflexionen sobre la historia del tabaco para hacer posible el abandono de éste sin que ello signifique "un lavado de cerebro o un acto desesperado de la voluntad" y el paso se dé como "un acto plenamente consciente y relajado".
Sin embargo, los gobiernos ya no son tan simpatizantes de este "arte" de fumar y, desde que en 1987 la Asamblea de la Salud de la OMS instituyera el Día Mundial sin Tabaco, se ha iniciado una cruzada para llamar la atención hacia la epidemia del tabaquismo y sus efectos letales. Y, cuanto antes se erradique, mejor que mejor.
"Antes los días se dedicaban al santoral. Ahora, la nueva versión laica ha creído importante dedicar uno a la reflexión sobre el hábito de fumar -que no a estigmatizar aún más a los fumadores- y, en este sentido, puede resultar enriquecedor", opina el doctor catalán. Lo cierto es que los gobiernos han seguido su propio camino.
Los gobiernos contraatacan
Cerca de 3.800 millones de personas se benefician ya de alguna medida eficaz de control del tabaco. México, Perú y EEUU, por ejemplo, son los últimos países que han comenzado a exigir el uso de advertencias sanitarias gráficas de gran tamaño en los productos de tabaco.
Sin embargo, para el doctor Miquel Masgrau, "los gobiernos viven una gran contradicción en relación con el tabaco, ya que éste contribuye a engrosar las arcas del Estado".
Por contra, la propia OMS sí considera que el aumento del precio del tabaco a través de los impuestos es una de las medidas más eficaces para reducir el consumo, y pone como ejemplo a Sudáfrica, un país donde el incremento de tasas ha hecho que jóvenes y adultos se alejen del cigarrillo.
En este sentido, también la publicidad ha ganado terreno en la campaña antitabaco, y las cajetillas representan un claro ejemplo. Las imágenes de pulmones con cáncer son ahora el recurso "fácil" para desintoxicarse, y advertencias como "el fumar puede matar" se han visto sobrepasadas por el aluvión gráfico de muestras de lo que el tabaco puede llegar a hacer.
El espejo del cine y la televisión
"Es bien sabido que la prohibición incita a la rebelión, por lo que las campañas institucionales suelen reprimir y estimular al mismo tiempo", afirma Masgrau, quien considera que, en cuestión de publicidad, el cine y la televisión han tenido un papel fundamental para la propagación de uno de los denominados "males del siglo XXI".
Pero no solo ha favorecido su difusión, sino, ahora, también su fin. El autor de "El placer de dejar de fumar" considera que "las imágenes de la publicidad, y especialmente del cine, han formado deliberadamente la imagen del fumador glamuroso que tan hondo ha calado en nuestra cultura", y lo cierto es que la cultura de la imagen se ha hecho con la realidad de todos aquellos que pretenden dejar el tabaco.
Ahora el tabaco es sinónimo de cáncer. Y, como tal, el cine y la televisión han dejado de propagar imágenes de actores con cigarrillos, lo que el doctor Masgrau considera "un gran paso para desintoxicar a la sociedad". ¿Cuál será el próximo?
El doctor Miquel Masgrau, exfumador, parece haber encontrado la receta para erradicar la epidemia, y la proporciona en su libro "El placer de dejar de fumar".
El tabaco sigue siendo la primera causa mundial de muertes prevenibles. Así comienza el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que celebra cada 31 de mayo el Día sin Tabaco con el fin de poner de relieve los riesgos que supone su consumo para la salud.
Las cifras, desde luego, no son nada halagüeñas para los actuales fumadores. Cada año el tabaco mata a cerca de 6 millones de personas. Y, si se mantiene la tendencia actual, en 2030 perecerán más de 8 millones. Pero los más adictos pueden estar de suerte.
Dejar de fumar sí puede ser un placer
El doctor Miquel Masgrau, fumador empedernido durante más de un cuarto de siglo, ha escrito el libro "El placer de dejar de fumar", con el que quiere enseñar el camino a dejar el cigarrillo de la mejor manera posible: sin la sensación de un placer perdido.
"Lo más destacable del libro es que es reversible" afirma el autor, que ha escrito tanto para fumadores como para aquellos que no comprenden su consumo. "Los detractores pueden leer las distintas partes de atrás adelante, es decir, empezando por conocer la que fue la hierba sagrada de los indios para terminar por darse cuenta de que se ha exagerado su papel de chivo expiatorio en una materia en la que abunda el integrismo".
"Desde el descubrimiento de América, el tabaco ha influido en gran manera en nuestra cultura y nuestra mentalidad, tanto de los fumadores como de los no fumadores", continua Masgrau. Y es que, desde que la televisión caltapultara al personaje de Colombo y el cine nos obligara a recordar a Humphrey Bogart con inseparable cigarrillo en películas como "Casablanca", el tabaco ha estado presente en los medios audiovisuales.
En "El placer de dejar de fumar", el autor espera que los lectores reflexionen sobre la historia del tabaco para hacer posible el abandono de éste sin que ello signifique "un lavado de cerebro o un acto desesperado de la voluntad" y el paso se dé como "un acto plenamente consciente y relajado".
Sin embargo, los gobiernos ya no son tan simpatizantes de este "arte" de fumar y, desde que en 1987 la Asamblea de la Salud de la OMS instituyera el Día Mundial sin Tabaco, se ha iniciado una cruzada para llamar la atención hacia la epidemia del tabaquismo y sus efectos letales. Y, cuanto antes se erradique, mejor que mejor.
"Antes los días se dedicaban al santoral. Ahora, la nueva versión laica ha creído importante dedicar uno a la reflexión sobre el hábito de fumar -que no a estigmatizar aún más a los fumadores- y, en este sentido, puede resultar enriquecedor", opina el doctor catalán. Lo cierto es que los gobiernos han seguido su propio camino.
Los gobiernos contraatacan
Cerca de 3.800 millones de personas se benefician ya de alguna medida eficaz de control del tabaco. México, Perú y EEUU, por ejemplo, son los últimos países que han comenzado a exigir el uso de advertencias sanitarias gráficas de gran tamaño en los productos de tabaco.
Sin embargo, para el doctor Miquel Masgrau, "los gobiernos viven una gran contradicción en relación con el tabaco, ya que éste contribuye a engrosar las arcas del Estado".
Por contra, la propia OMS sí considera que el aumento del precio del tabaco a través de los impuestos es una de las medidas más eficaces para reducir el consumo, y pone como ejemplo a Sudáfrica, un país donde el incremento de tasas ha hecho que jóvenes y adultos se alejen del cigarrillo.
En este sentido, también la publicidad ha ganado terreno en la campaña antitabaco, y las cajetillas representan un claro ejemplo. Las imágenes de pulmones con cáncer son ahora el recurso "fácil" para desintoxicarse, y advertencias como "el fumar puede matar" se han visto sobrepasadas por el aluvión gráfico de muestras de lo que el tabaco puede llegar a hacer.
El espejo del cine y la televisión
"Es bien sabido que la prohibición incita a la rebelión, por lo que las campañas institucionales suelen reprimir y estimular al mismo tiempo", afirma Masgrau, quien considera que, en cuestión de publicidad, el cine y la televisión han tenido un papel fundamental para la propagación de uno de los denominados "males del siglo XXI".
Pero no solo ha favorecido su difusión, sino, ahora, también su fin. El autor de "El placer de dejar de fumar" considera que "las imágenes de la publicidad, y especialmente del cine, han formado deliberadamente la imagen del fumador glamuroso que tan hondo ha calado en nuestra cultura", y lo cierto es que la cultura de la imagen se ha hecho con la realidad de todos aquellos que pretenden dejar el tabaco.
Ahora el tabaco es sinónimo de cáncer. Y, como tal, el cine y la televisión han dejado de propagar imágenes de actores con cigarrillos, lo que el doctor Masgrau considera "un gran paso para desintoxicar a la sociedad". ¿Cuál será el próximo?
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