Muchos capitaleños se congregaron anoche en la avenida George Washington con el fin de observar la “superluna” que iluminó la tierra. El satélite natural pasó a 24,600 kilómetros más cerca del planeta de lo que suele hacerlo. Las lluvias espantaron a buena parte de los “observadores”, pero no por ello la luna dejó de mostrarse más grande y presumida.
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