martes, 29 de mayo de 2012

Tras 51 años de su muerte, obras que sirvieron de refugio a Trujillo siguen abandonadas ALGUNAS SON UTILIZADAS COMO SEDE DE ENTIDADES DEL ESTADO


San Cristóbal
Tras 51 años de su ajusticiamiento, las principales obras que sirvieron de refugio al dictador Rafael Leonidas Trujillo se encuentran, en su mayoría, abandonadas y saqueadas.
La Casa de Caoba está ubicada en la carretea que conduce a la Toma, en una  colina a donde se llega atravesando una loma de más de 500 metros de altura, por una estrecha carretera cubierta por árboles en su mayoría de caoba. El estado de este lugar no puede ser más deplorable, a pesar de todo lo que significó para el dictador.
Allí aún se pueden observar la tina y los baños que sirvieron para el aseo de las más altas figuras que representaron al país durante 31 años, así como los garajes en donde eran colocados los vehículos más despampanantes de la era Trujillista, entre otros lujos del dictador.
A su vez, el castillo del Cerro sirve como local donde funciona la Escuela Nacional Penitenciaria, donde son formados los vigilantes del sistema penitenciario.
Esta obra, considerada por muchos como una gran joya de la arquitectura, fue diseñada en un principio, según versiones históricas, para alimentar el ego del dictador, que para esos tiempos aspiraba a convertirse en un rey, y como se sabe, los reyes viven en castillos.
Indican esas mismas versiones, que a Trujillo no le gustó, por lo que no vivió en ella. Sin embargo, estaba rodeada de simbolismos que reseñaban la grandeza de quien sería su dueño.
Hacia el sur de San Cristóbal y en una hermosa colina, a unos 13 kilómetros de la ciudad, el dictador se hizo construir su casa de playa; bordeada por las aguas del Mar Caribe y, más hacia la izquierda, construyó un hermoso rompeolas, que, no obstante, la cantidad de años de ser construido aún sigue mostrando su  infraestructura, esta es playa Najayo, en San Cristóbal.
La casa de playa sirve de refugio a una dotación de la Marina de Guerra, un lugar que luce totalmente abandonado.
Trujillo también tenía una casa de playa en el municipio de Nigua, en lo que para entonces se llamó la Hacienda María, lugar que aún después de su muerte está salpicado por la sangre, pues allí, su hijo Ranfi llevó los prisioneros que estaban acusados de la muerte del dictador.
Cuentan los lugareños, que los hizo amarrar de unos cocotales próximos a la casa de playa y entre whiskys y celebraciones, los prisioneros sirvieron de señuelo para los mejores franco tiradores.
En este lugar, aunque luce abandonado, fue construido por el ayuntamiento de Nigua un monumento a los que allí fueron asesinados por el pintor César Mella.

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