lunes, 30 de julio de 2012

Sepultan a seis que murieron calcinados ESCENAS DE DOLOR Y LLANTO ENTRE PARIENTES Y AMIGOS


Luto. Dos vehiculos funerarios con los cadáveres de algunas de las
seis víctimas del accidente de tránsito.                                                                                                                                Santiago
Escenas desgarradoras de dolor prevalecieron ayer en el sepelio de seis personas, incluida una niña de cuatro años, que murieron calcinados al incendiarse el vehículo que ocupaban tras chocar con un poste del tendido eléctrico en la calle Hugo Eduardo Polanco, esquina José Patiño Martínez del sector de Villa Olga, de Santiago.
Los restos de la niña Mía de los Ángeles Pérez y de su abuela Romelinda Espinal, de 60, fueron velados en la funeraria Blandino de Santiago y luego sepultados en el Cementerio del Ingenio de aquí.
En tanto, que los cadáveres de los esposos Víctor y Carmen Rossi, de 72 y 74 años; y Elba Espinal, de 63, fueron velados y enterrados en el distrito municipal de Pueblo Nuevo, de Mao, y el de Doris Espinal, de 40, que trabajaba como doméstica en la casa de Romelinda, fue trasladado a Cotuí de donde era oriunda y ayer se le dio cristiana sepultura. El subdirector nacional de la Defensa Civil con asiento en Santiago, Francisco Arias, dijo que los primeros resultados de las investigaciones que han realizado los técnicos de los Bomberos, de la Policía y de ese organismo arrojan que el accidente fue provocado por un asunto mecánico del vehículo. Arias significó que el carro Honda Cura Lenger color negro placa A011891, conducido por Romelinda Espinal se le quedó acelerado y que sumado a que tenía poco freno, se estrelló.

TRAGEDIA CONSTERNA 

Arias manifestó que el carro modelo 93 no tenía sistema de gas, pero que al impactar contra el poste, al caerle encima el cable y sufrir daños el tanque de gasolina, provocó que se siniestrara.
A su entender, los bomberos llegaron a tiempo, pero que no podían hacer nada hasta que el circuito no fuera desactivado, porque el agua expande la electricidad en vez de controlarla. Armando Espinal, hermano de la mujer que conducía el auto, dijo que el grupo se dirigía a Cotuí donde residía Doris, la trabajadora de la casa.

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