martes, 9 de octubre de 2012

Feminicidios dejan 800 niños huérfanos NARRAN EL DRAMA DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR


Santo Domingo
La niña Jonaymi Minaya Martínez, de apenas 3 años, sale cada tarde a la puerta de su casa a esperar a su madre. Ella siempre le traía dulces y galleticas, pero hace cuatro días que la madre no viene. La niña le pregunta a su abuela por qué su mami no llega, y ésta se traga las lágrimas y se le cortan las palabras. La abuela sabe que la madre no volverá.
La pequeña Jonaymi es un número más de los casi cuatrocientos niños que han quedado huérfanos en los primeros nueve meses del año 2012, como consecuencia de los feminicidios que han cobrado la vida de 141 mujeres, desde el primer día hasta el 5 de este octubre.
La mayoría de las víctimas eran madres de dos y tres hijos, y muchas de ellas padecieron una terrible secuela de maltratos, amenazas, agresiones físicas y morales por parte de sus parejas, que finalmente las mataron.
En el caso de Jahanmy y sus tres hermanos, también han sufrido en carne viva los maltratos y la violencia que por varios años y de manera inmisericorde ejerció el padre contra su madre, Miguelina Rodríguez, a quien la semana pasada asesinó a puñaladas mientras la mujer trabajaba en un pequeño salón de belleza de su propiedad.
El día de la tragedia, sosteniendo la foto de los quince años de Miguelina, Damaris Montesinos, su madre, narró que Jonathan de Jesús Minaya, golpeaba asiduamente a su esposa Miguelina y estuvo preso en Mao hace más de un año por apuñalarla varias veces en un brazo.
 Más de 480 niños, niñas y adolescentes han quedado sin madre como consecuencia de la elevada cifra de feminicidios ocurridos en lo que va de año en el país, y en muchos casos huérfanos de ambos progenitores, cuando el padre se suicida luego de matar a la madre; pero en realidad, las víctimas colaterales de los feminicidios quedan solos por completo, ya que casi siempre la madre va a la tumba y a la cárcel el padre. Sólo en algunos casos de madres asesinadas por su segunda o tercera pareja, los hijos del matrimonio anterior han sido recogidos por el padre divorciado.
Durante todo el año 2012 los feminicidios han sido constantes en el país, principalmente los fines de semana, cuando se han reportado hasta cinco y seis muertes de mujeres por su pareja o ex pareja. Se proyecta que la cifra esta vez supere las 230 víctimas del año 2011, y que el promedio de 800 víctimas colaterales por año se dispare hasta el número 1,000.
Cada año alrededor de 800 niños y adolescentes son víctimas colaterales de los feminicidios en la República Dominicana, cuyo número y la crueldad que ejercen los asesinos al cometer estos crímenes vienen en aumento desde el año 2005.
“La amenazaba de boca y también le metía el puño. Una vez le encajó la cabeza en un inodoro. Su padre metió dinero, lo soltó y se hizo responsable de que se llevaría a su hijo a Estados Unidos”, refiere entre llantos la madre de la víctima.
La dama se refiere a Agly Minaya, padre de Jonathan de Jesús, señalado por la vecindad como asesino de su hija. Además, informó que Miguelina se había refugiado en varios lugares huyendo de las amenazas y golpes de Jonathan. “Ese hombre le vendió y empeñó todas las cosas de la casa; no tenía nada, ni siquiera una cama”, expresó.
Protección
Akemis Marte, amiga de Miguelina, informó que la acompañó en 18 ocasiones a la Fiscalía de Santiago en busca de una orden de alejamiento. “Jonathan la asediaba a todas horas, la perseguía. En la Fiscalía siempre nos decían regresen mañana, vengan mañana y mira”, narró sin parar de llorar.
A pesar de su juventud, Miguelina Altagracia Martínez era viuda del padre de sus hijos mayores. Su madre relató a LISTÍN DIARIO que luego se casó con Jonathan, con quien procreó dos hijos de cuatro y tres años.
“Los problemas comenzaron porque él quería que ella abandonara sus otros hijos y se quedara solo con él y los chiquitos y ella no aceptó”, asegura Damaris Montesinos.
Por el asesinato de Miguelina Martínez, de 31 años, quedan huérfanos niños y niñas de diez, siete, cuatro y tres años.  El hombre que la agredía y amenazaba constantemente la acuchilló delante de la persona a quien le arreglaba el pelo.
La tragedia ocurrió en el salón de belleza Jonaymi, ubicado en la calle Juan Isidro Pérez, número 56, del sector Pueblo Nuevo, de Santiago. Luego de cometer el hecho, Jonathan fue alcanzado y golpeado por un grupo de personas, hasta que miembros de la Policía lo llevaron al hospital José María Cabral y Báez.
Otra adolescente de 13 años no sale del shock que le causó ver a su madre en el suelo, bañada en sangre, luego de que su ex marido la matara de dos puñaladas en el pecho. Se mantiene nerviosa y se asusta con cualquier ruido de día o de noche.
Belkis de Jesús Reynoso, de 39 años, dejó cuatro hijos hambrientos, sin hogar y sin una muda de ropa, porque el victimario, Amado Pina, después de herirla de muerte incendió con gasolina la vivienda. Este es uno de los 18 expedientes de mujeres que murieron de forma violenta en apenas 38 días del 2011, sin que ninguna autoridad se haya preocupado por los hijos.
La mató mi papá
“A mi mamá la mataron”, contó con normalidad una niña de seis años, hija de Altagracia Magnolia Soto, de 26 años, quien fue asesinada de siete balazos por su ex esposo en una repostería de la San Vicente de Paúl, de Los Mina. El crimen ocurrió el 29 de enero de este año, frente al negocio donde trabajaba la víctima.
El padre de Magnolia dijo que su hija sufrió por años maltratos físicos y psicológicos de su ex marido, que antes de matarla la asediaba por todas partes. Liliana Ortega, una vecina, de Katanga, en Los Mina, contó que el otro hijo de Magnolia, de 9 años, se niega a veces ir a la escuela y ante la insistencia del abuelo responde: “Es que mi papá mató a mi mamá”.
Ninguno de los niños de madres asesinadas encontrados por este diario ha recibido atención psicológica. Ni siquiera un pequeño que tenía cuatro años cuando fue encontrado embarrado de la sangre de su madre, asesinada por su padre.
El niño se acostó al lado del cadáver de su madre, como lo hacía cuando ella estaba viva. Ahora tiene 13 años y sus abuelos no permiten que se le hable de ese tema.

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