viernes, 9 de noviembre de 2012

Iglesia Católica alarmada por el incremento de suicidios en el país


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SANTIAGO.- La Iglesia Católica reaccionó alarmada con el incremento de suicidios ocurridos en el país en los últimos meses, por lo que considera prudente una profunda reflexión de la sociedad, para determinar los factores que inciden en la toma de esta trágica decisión por parte de las personas. Los religiosos expresan su inquietud en la última emisión de su semanario Camino, en cuya nota editorial llaman a que es preciso saber cuáles factores están incidiendo en este fenómeno social que causa tantas heridas a los familiares de quienes optan por esta fatal determinación.
Dicen, que ante esta realidad la Sociedad Dominicana de Psiquiatría ha señalado algunas causas como, la depresión, el alcoholismo, la drogo-dependencia, desempleo, exclusión social, desesperanza, frustración y separación de parejas.
Al tratar el tema, hacen un paréntesis para abordar  el  caso de los niños que atentan contra sus vidas, indicando que posibles causas son: La falta comunicación, el desafecto, rechazo, exclusión del grupo, depresión, conflictos familiares, influencias negativas y baja autoestima.
La Iglesia Católica exhorta a la sociedad, a que “pongamos caso a este diagnóstico”, al tiempo que clama evitar las tragedias que enlutan y marchitan para siempre la alegría  de las familias que pierden a un ser querido en estas trágicas circunstancias.
Recomienda, “redoblar la solidaridad y el acompañamiento fraterno a las personas angustiadas y deprimidas, a la vez que trabajamos para ir desterrando las causas que generan tanta desesperación.
Advierte, que ”ahora que se acercan días difíciles en el plano económico, por la inminente reforma fiscal, no permitamos que a ningún dominicano le falte el pan en la mesa y que continúen deteriorándose las condiciones de pobreza en que viven tantos hermanos nuestros”.
Alientan, porque en este Mes de la Familia se multipliquen los esfuerzos para fortalecer este núcleo esencial de la sociedad, y así tengamos hogares en donde se respire amor, comprensión y alegría, en lugar de tener techos que parecen pensiones frías y desoladas.
Como todo sermón en voz alta manifiestan, “cerremos las puertas a todo intento de terminar con lo más precioso que Dios nos ha dado: La vida”.

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