miércoles, 30 de enero de 2013

“Casi no hay tiburones, no es como antes que se cogía uno casi todos los días” PORFIRIO LÓPEZ RELATA CÓMO PESCÓ UN TIBURÓN DE MÁS DE MIL LIBRAS Y 14 PIES DE LARGO EN AGUAS DEL MAR CARIBE


Porfirio López (a la derecha) muestra junto a su ayudante, Santo, el tiburón cazado. Foto cortesía de Jorge Casado                                                                                                                                                                    Santo Domingo
La mañana del 22 de enero, cuando Porfirio Augusto López Guillermo, de 58 años de edad, fue a revisar la trampa que había dejado desde la noche anterior en aguas del Mar Caribe, a la altura del kilómetro 13 de la Autopista Las Américas, nunca imaginó la sorpresa que le esperaba.
López, buzo y pescador de profesión, tenía ocho meses sin atrapar un tiburón debido a que “casi no hay tiburones, no es como antes que se cogía uno casi todos los días”, pero este no era un ejemplar tradicional. Era una mole de 14 pies de largo y más de mil libras de peso.
Porfirio forma parte desde 1969 del grupo autodenominado  “Los Chupa Fondo”. Conformado inicialmente por sus hermanos mayores, en la actualidad se hace acompañar por Nelson López, su sobrino Junior López, Santo Ortiz, Mario Méndez y Rafael Hazoury.  Para él la caza de tiburones ha sido siempre su modo de vida, pues creció desarrollando este tipo de actividad.
Según relata López en una entrevista telefónica para Listindiario.com, la trampa se coloca de noche, y se deja amanecer “de un día para otro”, a veces pueden pasar semanas sin atrapar nada, otras como en este caso, da resultados inmediatos.
Cuando cerca de las 7 de la mañana los pescadores se acercaron, vieron que el tamaño de la presa no era habitual. Fueron al río Ozama y allí buscaron una yola, ya que el pez se llevaba la trampa cada vez más lejos, mar adentro y según López, su modo de pesca es “cavernícola”, ya que normalmente no utilizan embarcaciones, sino la simple colocación de la trampa y captura de los animales con arpón.
Tras una larga lucha, aproximadamente a las cuatro de la tarde, los Chupa Fondo lograron llevar al tiburón hasta la orilla, donde lo inmovilizaron y finalmente le asestaron el golpe mortal.
Una vez en tierra firme, el tiburón fue descuartizado. “Íbamos a regalar más de lo que vendimos”, añade López, denotando en su voz cierta satisfacción por haber compartido las partes del pez con sus vecinos. Generalmente, los Chupa Fondo venden la carne de tiburón a RD$80.00 la libra. Del gran animal atrapado la pasada semana todavía quedan las aletas y la mandíbula a la espera de un comprador.
De todas las partes aprovechables del tiburón, para los pescadores lo más valioso es el aceite. “Le sacamos como quince galones de aceite…Detallado, en un pote de ron lo vendemos a RD$500.00; el galón lo vendemos a RD$2,500.00 o RD$3,000.00”, especificó López.
La captura del tiburón atrajo la atención de decenas de curiosos y fue necesaria la intervención de agentes policiales y la Autoridad Metropolitana de Trasporte (Amet) para mantener el orden y viabilizar el tránsito.
Construcción de la trampa
La trampa consiste en una soga que flota gracias a tres galones, a esta le amarran un anzuelo dentro de una carnada. La utilizada esta vez fue un pollo, pero a lo largo de los años, Porfirio ha probado con guineas, conejo, mondongo, hígado de vaca, carne de cerdo e incluso peces pequeños. Asegura que el pollo y la guinea son las más efectivas.
Debido a la escasez de tiburones en nuestro litoral, el buzo reconoce que el tiempo de espera es largo. A veces dura hasta un año para atrapar a uno de estos peces que han coronado las aguas del planeta por más de 400 millones de años.
A pesar de que esta última presa fue un animal de gran tamaño, Porfirio recuerda que aunque él no participó en esa pesca, en agosto del año 2005, sus hermanos ya habían atrapado a un tiburón de casi dos mil libras. “Era hembra, tenía tiburoncitos dentro”, apunta López.
Al preguntarle sobre el tipo de animales que suelen atrapar, Porfirio cuenta que pescan pargos, meros, peces loros y cangrejos. “Tó lo que esté volando ahí, nosotros lo agarramos tó”, comentó. Sobre los criterios, López afirma que los peces pequeños no son de su interés, siempre van hacia el pez de mayor tamaño, preferiblemente si es un tiburón.
Precisa que mientras más lejos se vaya, mejor será la pesca. Sus puntos favoritos para adentrarse al mar son Cumayasa, Ubero Alto, Macao y en la pista de Las Américas, ya que es el lugar más próximo a residencia, donde los Chupa Fondo son conocidos como “Los tiburoneros”.
El pescador cuenta que solo le da miedo entrar al agua cuando está sucia, ya que si hay un tiburón en la trampa, el animal está asustado y trata de morder todo lo que está a su alrededor y con la poca visibilidad, el ambiente se torna peligroso. “A mí nunca me ha pasado nada, gracias a Dios, pero a un hermano mío una vez un tiburón le mochó una chapaleta”, relata.
López también se dedica en sus labores de buzo a limpiar litorales costeros y es contratado en caso de hundimiento de embarcaciones para sacarlas de nuevo a la superficie. “Conocemos el fondo del mar por todas partes así como conocemos la calle”, explica.
De acuerdo a la experiencia de don Porfirio, el tiburón no ataca a los humanos. “Cuando nosotros estamos pescando, él lo que quiere es comerse los pescados que están guindados botando sangre… cuando se los come, a veces lo hemos matado con el arpón. Solo se comen a la gente cuando está podrida, a ellos les gusta la carne podrida”.
Controversia por protección del medio ambiente
El pasado día 11 de enero se daba a conocer la información de que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales no daba la autorización para un torneo de captura de tiburones que se pretendía celebrar en el mes de febrero en el litoral sur de la ciudad de Santo Domingo, tras advertir que el mismo afectaría la vida silvestre.
El ministro Bautista Rojas Gómez dijo en ese entonces que corresponde a la institución bajo su cargo velar por la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, por lo que resultaba improcedente avalar una actividad de ese tipo. 
Sostuvo que tampoco existen estudios que indiquen cuál es la población de las especies de tiburones reportadas en los litorales costeros de República Dominicana. 
Algunos estimados arrojan que en los últimos 30 años la población de tiburones a nivel mundial ha disminuido en un 70 por ciento. 
De acuerdo a datos suministrados por la ONG Grupo Jaragua, sólo Hong Kong importa cada año 10 millones de kilos de aletas, equivalentes a 73 millones de tiburones provenientes de unos 87 países, que incluyen a República Dominicana.
Un lector de LISTÍN DIARIO, bajo el seudónimo de “Descubridor”, compartió su opinión sobre el tema en un mensaje que reza lo siguiente: “Es verdad, las especies de tiburones son muchas, pero la única que puede ser una amenaza para el ser humano es la especie de tiburones blancos, pero en ocasiones especiales, por ejemplo si usted está en alta mar y su embarcación zozobra, el movimiento de los pies puede atraerlos y ellos por curiosidad lo tocan y si por accidente ellos los rasguñan y usted sangra, el olor a de la sangre los atrae, pero de esa única forma, el tiburón puede atacar a los seres humanos. Es una distorsión y una mentira que el tiburón ataca inmediatamente como los pintan en las películas, son más de 200 especies de tiburones que existen y solo una puede en ocasiones excepcionales atacar a las personas”.
Ya sea que la caza de tiburones sea utilizada como modo de vida, tal es el caso de Porfirio López y su familia, o como torneo deportivo, es evidente que la población de estos escualos se ha visto afectada con el paso de los años, fruto de la sobreexplotación pesquera y la mano indiscriminada del hombre.

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