Detrás de la salida voluntaria del país del oficial Francisco Antonio Hiraldo Guerrero hay un acuerdo transaccional de archivo y devolución de bienes. Si bien es cierto que el exjefe de Operaciones de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), partió agotando el trámite simplificado (firmó su extradición), no menos es cierto es que las autoridades colaboraron.
Producto de este acuerdo y a solicitud de la parte interesada a los familiares del exoficial se les devolvió la casa familiar, un local comercial y se desbloqueó la cuenta donde este recibía su pensión, también se archivó la investigación por lavado de activos que se seguía contra su esposa Betania Rivas, y su suegra, Celeste Peña.
Los activos que no fueron entregados, fueron puestos a disposición del gobierno americano para su decomiso.
Estas dos mujeres, junto al agente poseen 24 productos bancarios por una suma aproximada de RD$6 millones. En los informes también aparece una cuenta en dólares con RD$92 mil 952, la cual está mancomunada con la señora Celeste Peña y González de Vries.
Las autoridades confiscaron a Hiraldo varios muebles e inmuebles, entre ellos, una casa y sus mejoras en Alma Rosa I, Santo Domingo Este, un local comercial donde operaba la compañía frutas Orientales Frut, un local comercial en la Sabana Larga que está arrendado, y donde funcionaba la fundación llamada “Dios es Bueno” manejada por el acusado, igual que la compañía.
También se ocupó un local comercial en B-22, del condómino Coral Mall, un edificio de cuatro apartamentos en Santo Domingo en la calle El Mango, la Hacienda Bethania en Bayaguana, entre otros. En la casa de Alma Rosa I, se ocupó además la suma de US$7 mil 453; RD$3 mil 070, y un arma de fuego sin licencia.
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