domingo, 22 de diciembre de 2013

Las grandes potencias son tan agresivas como antes de 1914, según Stevenson

Londres, 22 dic (EFE).- El historiador británico David Stevenson, una de las máximas autoridades académicas sobre la Primera Guerra Mundial, cree que el mundo no es esencialmente distinto a como era antes de 1914, pues las grandes potencias se continúan relacionando con la misma agresividad.
"Que Francia y Alemania vuelvan a entrar en guerra es inimaginable", afirmó en una entrevista con Efe Stevenson, que sin embargo considera que el actual conflicto entre China y Japón es una situación más "peligrosa" y similar a la que desencadenó la primera Gran Guerra.
El historiador británico, profesor de la London School of Economics, es autor de "Historia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)", una de las obras de referencia sobre el conflicto, que acaba de publicar Debate por primera vez en castellano.
A pocos meses de alcanzar el centenario del comienzo uno de los episodios bélicos más violentos que ha vivido la humanidad, Stevenson considera que una nueva guerra que involucre a las primeras economías mundiales "no es inconcebible".
Para el historiador, la disputa entre China y Japón por la soberanía marítima de las islas Senkaku "se parece más a 1914 que Irak o Afganistán, o incluso que Bosnia, en los años 90. Nunca hubo posibilidad de que esos conflictos escalaran hasta implicar a las grandes potencias".
"Parece que, si se iniciara una guerra por una agresión de China sobre Japón, los estadounidenses entrarían. Eso significaría tres países en guerra. Es una situación peligrosa. Me sorprende que los medios europeos no le hayan dado mayor cobertura", analizó Stevenson.
En su libro, el académico británico hace hincapié, entre otros factores, en la importancia de los aspectos económicos de la Primera Guerra Mundial, una contienda que los países costearon con bonos de deuda dirigidos a sus propias clases medias y con préstamos en el extranjero.
Tras el armisticio de noviembre de 1918, todos los países emergieron con un gran déficit, y eso hizo que durante la posguerra, en los años 20 y 30, se produjera un periodo de reajuste económico.
"Hubo recortes, subió el desempleo. Fue un periodo de ajustes como el que vivimos en Europa ahora mismo", explicó Stevenson.
La guerra acabó con parte del sistema monetario que había dado estabilidad a las divisas europeas hasta entonces, debido a la necesidad de los países de imprimir grandes cantidades de papel moneda para costear el alto gasto que debían asumir.
Los gobiernos dejaron de obedecer a la correspondencia entre la cantidad de moneda en circulación y sus reservas de oro, y la inflación se disparó.
Los precios se doblaron en el Reino Unido y en Alemania, se multiplicaron por diez en Austria y por treinta en Rusia.
La guerra fue un desastre para las economías de gran parte de los estados involucrados, si bien fue al mismo tiempo una oportunidad para que floreciera la industria en algunos países emergentes.
Latinoamérica, junto con la India, fue una de las zonas que registró un mayor crecimiento económico entre 1914 y 1918.
Países como Brasil y Argentina habían importado gran cantidad de material textil desde Europa hasta entonces, pero con la guerra se vieron obligados a crear una base industrial inexistente hasta entonces, que les aseguró cierta riqueza.
También España, que se mantuvo neutral, se benefició económicamente de su toma de posición política, gracias a sus exportaciones a Europa durante aquellos años y por el incremento de sus reservas de divisas, que se triplicaron durante la guerra.
La economía es uno más de los aspectos de la guerra que Stevenson analiza en su libro, que concibió como un "volumen introductorio" a la Primera Guerra Mundial, en el que desglosa con claridad las causas y consecuencias del conflicto para el público general, pero pretende satisfacer también a aquellos que busquen "algo más que un conocimiento superficial".
El historiador explica cómo el expresidente de los Estados Unidos John F. Kennedy había estado leyendo un libro sobre las relaciones internacionales en 1914, justo antes de que se iniciara la crisis de los misiles en Cuba, y eso "parece que influyó en el modo en el que dirigió el asunto, quizás con más precaución".
A Stevenson le gustaría pensar que su libro, de 900 páginas entre texto, mapas y notas, "puede hacer más prudente a algún político", si bien admite que "probablemente es demasiado largo. Necesitan algo más manejable para leer en el avión", afirmó. EFE

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