SANTO DOMINGO. "¿Y ahora....? ¿Y ahora...? ¿Y ahora...?". Quien hacía la pregunta desde la tarima, con una güira, era Emilio Bonifacio, encabezando la animación de la patana con los jugadores.
Desde abajo, Bienvenido "Cabeza" Díaz, un ex baloncestista superior con Los Prados, con una yipeta repleta de banderas azules y un potente equipo de música, encabeza la animación con entonaciones poéticas tales como: "¡Ay Fernando Rodney! ¿dónde está la flecha?", "¡Ay Carlos Pérez!, te fuiste, y ahora no va a gozar", "¡Ay Moisés Alou! ¿Qué vas a hacer el año que viene?", "¡Ay Motorita! ¿por qué te fuiste, Motorita?".
Decenas de estudiantes de la escuela Víctor Estrella Alí "La Perito" convencieron a profesores de que les permitieran salir unos minutos antes para ir al estadio Quisqueya, y presenciar la salida del desfile de los nuevos campeones nacionales.
Son algunas de las escenas vividas en la tarde de ayer en el recorrido que hizo el Licey por varias calles del Distrito Nacional y Santo Domingo Este, para celebrar con el público su corona 21 en el béisbol dominicano.
Pero el coro que unía a los miles de simpatizantes que dieron el último respaldo a su equipo era: "¿Y dónde está papá, y dónde está papá, y dónde está papá?", en alusión al Escogido, cuyos fanáticos se atribuyeron ese adjetivo tras ganarle 10 de los 16 partidos que sostuvieron entre la serie regular y el round robin.
Este calificativo nacido del grupo de fanáticos "La Maquinaria Roja" revivió una rivalidad una vez llamada "eterna", pero que la competencia entre azules y Águilas entre 1993 y 2008 restó protagonismo.
Si los azules querían mandar un mensaje de poder de convocatoria y demostrar el posicionamiento que tienen en la simpatía nacional, entonces con la paralización del tránsito que lograron ayer, con el número de personas que movilizaron en su kilométrico dragón y con la cantidad de fotos y vídeos subidos a las redes sociales respondieron más que cualquier encuesta o estudio de mercado.
"Vine de Los Alcarrizos a celebrar con mi equipo, no podía perderme esta oportunidad, así llegue a mi casa a media noche", dijo Lorenzo Abreu, quien hizo el recorrido en su motocicleta.
Apenas pasaron cinco años sin los azules levantar la copa, pero para su afición pareció como si fueran las casi cinco décadas que llevan las Estrellas. Un enjambre de motos, pasolas, carros, yipetas y diferentes tipos de vehículos llegó al estadio Quisqueya a las 3:00 p.m., lo que obligó a la seguridad a emplearse a fondo.
A los jugadores les costaba ingresar a la oficina. Una vez la caravana tocó las avenidas Tiradentes, John F. Kennedy, V Centenario, cruzó el puente y llegó a la Venezuela, la velocidad no superaba los cinco kilómetros por hora.
Desde las plazas comerciales, en las aceras y aun en muchos autos que iban en vía contraria miles de personas utilizaban sus celulares "inteligentes" y cámaras para fotografiar y grabar las imágenes de la celebración.
El tour también tocó la avenida George Washington, y terminó en el Quisqueya.
Al camión con los jugadores no permitieron subir mujeres. Incluso, las bailarinas tuvieron que hacer el recorrido en un carro de techo convertible.
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